La incandescencia en el centro del escenario del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris causa expectación. Ésta marca el inicio de un acto descomunal que hace sentir la vigencia de la tragedia clásica de Sófocles, reformulada por David Gaitán. Con la dirección del joven dramaturgo, Adrián Ladrón ha construido un personaje que, si bien le es familiar, entraña una complejidad fascinante.

Suscríbete a nuestro newsletter semanal aquí

“Creonte sufre de ataques de pánico, es inseguro y le aterra hablar en público. Pero sabe de funciones políticas y de gobernar”, así lo describe Adrián frente al espejo donde ultima los detalles de su personificación para una de las funciones especiales de Edipo: nadie es ateo, en homenaje al escenógrafo Alejandro Luna.

Foto. Oswaldo Ramírez

Para construir un personaje, el actor se prepara física y mentalmente, investiga a profundidad sobre éste y lo habita con franqueza. Desde su formación y experiencia, tiene claro el compromiso de encarnar otra esencia, otra vida que, al final, es ficción.

La ficción, asegura, es una forma de acercarse a una realidad paralela. En ese sentido, le gusta escuchar lo que esa realidad tiene que decirle a través del propio personaje, de su historia, de la visión del director o la directora e, incluso, de la conexión con los compañeros escena. “Explorar las posibilidades de un personaje es una oportunidad que sólo el teatro puede darte”, afirma.

Foto. Oswaldo Ramírez

También te puede interesar:

Irene Azuela en cinco actos

Broadway in the Park: un espectáculo único al aire libre con lo mejor del teatro musical

OBSEQUIOS DE LA VIDA

Adrián, nominado en dos ocasiones a los Premios Metro (por su trabajo en Antígona y Edipo: nadie es ateo), estudió actuación en la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA. Fue en este periodo cuando recibió lo que llama un “regalo de bienvenida”. Así lo narra: “Uno de los momentos que más atesoro de mi vida profesional y personal fue cuando vi por primera vez Ícaro, obra creada por uno de los artistas escénicos que más admiro: Daniele Finzi. Presenciar su vínculo con el público me habló de un modo muy profundo sobre ese camino que elegí”.

En algún momento, recuerda que consideró dedicarse de lleno a la música. Comenzó a tocar guitarra a los 12 años; luego, piano y acordeón (este último se convirtió en su instrumento predilecto). Adrián ha puesto al servicio del teatro estas habilidades, particularmente en el musical para niños El canto de la rebelión. Él no sólo dirige esta obra de títeres, también escribió el guion y compuso, junto con Leonardo Soqui, la música, en una puesta en escena que derivó en un disco de 11 temas originales.

Foto. Oswaldo Ramírez

“Estoy en un momento de mi vida en el que busco aferrarme a lo que quiero decir como artista”

Adrián Ladrón

“Disfruté mucho el proceso y me gustaría seguir cultivando proyectos como éste: musicalizar teatro, cine, series…” El amor que Adrián sintió por el cine siendo adolescente, más tarde se vería plasmado en notables desempeños en filmes como La 4a compañía, por el que obtuvo el premio Mayahuel y un Ariel a Mejor Actor.

En febrero de 2022 filmó Póstumo, la cuarta película de la directora Lucía Carreras, de la cual explica: “Está en postproducción. Es una cinta muy íntima, en la que comparto créditos con mi compañera Diana Sedano. Y es significativa porque me regresó al cine después de la pandemia”.

El también protagonista de Diablo Guardián revela que su casa productora ya se encuentra trabajando en dos series, y que pronto comenzará a dirigir un cortometraje de su autoría. Esto, además de dar clases de actuación para cine.

“Estoy en un momento de mi vida en el que busco aferrarme a lo que quiero decir como artista. Más que dar respuestas, me interesa generar preguntas sobre la importancia de estar vivos. Las sociedades están en un lugar muy delicado. Es necesario poner sobre la mesa temas que nos acerquen a la verdad, al origen, a lo esencial”, dice, en tono terminante.

Síguenos en:

Instagram

Facebook

Twitter

 

Siguientes artículos

Emiliano Monje escritor mexicano
Emiliano Monge reivindica las obsesiones familiares en su nueva novela
Por

‘Justo antes del final’, el libro que regresa al relato autobiográfico al escritor mexicano, para escudriñar en los recu...