Conocida por su exquisito dominio de la mixtura de sabores y experiencias para el paladar, luego de su éxito con Dulce Patria y Filigrana, la chef Martha Ortiz ratifica, de puño y letra, la principal narrativa gastronómica de Tuch de Luna, el espacio que representa su amor por México y que abre sus puertas a una nueva temporada de visitas.
Suscríbete a nuestro newsletter semanal aquí
El restaurante ocupa el máximo peldaño del protagonismo hedonista que se ha ganado el reciente y más exclusivo hotel boutique del Grupo Xcaret, La Casa de la Playa, ubicado en Playa del Carmen, Quintana Roo.
La alquimia de sabores y colores que conforman la carta de Tuch de Luna (de “tuch”: “ombligo”, en maya) realza la esencia de México, de sus orígenes y la fuerza femenina. La única chef del colectivo gastronómico de La Casa de la Playa ha tomado como punto de partida ese hecho para consolidar el proyecto donde solamente hay mujeres involucradas.
“Lo maravilloso de Tuch de Luna es que su poesía incluye cantos de sirenas y piratas que naufragan bajo el encanto del Mar Caribe”
MARTHA ORTIZ
Al respecto, Ortiz menciona: “Es el momento de dar mentoría, de tener un lugar representado por mujeres”. Por eso las colaboradoras de Tuch de Luna provienen de distintas regiones de México y son, claramente, grandes apasionadas de la gastronomía y la hospitalidad.
Este ánimo se expresa con diversos matices. “Porque, si hay algo que podemos hacer en México, es probar el rosa, el amarillo, el blanco… y todo se convierte en una poderosa suma”, dice la chef.
Esa suma se traduce en una auténtica obra de arte. “El menú se divide en tiempos, como una puesta en escena, como una exposición multidisciplinaria, porque creo que, al final, los cocineros somos curadores de sabores”, añade magistralmente.
¡Descubre más!:
#DeNuestraRevista: Circuito Culinario en Las Vegas
Los sabores de Japón llegan a Thompson Playa del Carmen
La travesía
El primer tiempo de nuestro viaje en Tuch de Luna es protagonizado por un Tamal Frito de setas con queso de cabra, salsa roja con acento de chile guajillo, crema de rancho y queso fresco, acompañado de un maravilloso tinto Sangiovese Grosso de Paoloni Brunello, del Valle de Guadalupe, Baja California.
En el segundo acto se presenta un Ceviche Vampiro, con el esplendor del mango, sangrita y aguanieve de chamoy, servido con un Sauvignon Blanc de Dos Búhos, de San Miguel de Allende, Guanajuato, a temperatura perfecta.
Un Mole Rosado con pollo orgánico a las brasas y el icónico “jardín secreto” es el plato fuerte. La chef ha elegido como pareja de este plato un Grenache procedente del Valle de Guadalupe, Baja California.
La dulce composición titulada “María va a Xcaret”, acompañada de un Cosecha Tardía y Semillón europeo del Valle de Parras, en Coahuila, anticipa la agradable conclusión.
Síguenos en:
