El Salón de Alta Relojería de Ginebra (SIHH) acaba de cerrar su edición número 29. La del próximo año, la número 30, será totalmente diferente, ya que su directora, Fabienne Lupo, presidenta de la Fundación de la Alta Relojería que organiza el SIHH, ha anunciado que el SIHH, salón fundado en 1991 por el grupo Richemont para que sus marcas expusiesen los lanzamientos del año, y la otra gran feria de la industria, Baselworld, van a sincronizar sus fechas, de modo que en 2020, el SIHH será del 26 al 29 de abril en Ginebra, y Baselworld, del 30 de abril al 5 de mayo.

Esta ha sido pues, la última edición del salón celebrada en enero y ha estado marcada por la despedida de una casa independiente y legendaria en el mundo de la alta relojería, Audemars Piguet, que ha presentado su mayor lanzamiento en los últimos 20 años: Code 11.59, que ha provocado un aluvión de comentarios en las redes y ha levantado auténtica expectación. Se trata de una apuesta revolucionaria, que rompe con la estética del best-seller de la casa, el Royal Oak, con un diseño aparentemente sencillo que esconde detrás siete años de investigación en busca de un nuevo ícono.

Foto: SIHH 2019

Foto: SIHH 2019

La otra marca que se desmarca del SIHH para el próximo año es Richard Mille. Sin embargo, ha habido nuevas incorporaciones, como la de la veterana Bovet, fundada en 1822, y Armin Storm, que se incorpora al Carré des Horlogers, el escaparate de las relojeras independientes.

Esta edición se ha cerrado con un récord de visitantes: 23,000 y una clara tendencia conservadora: la mayor parte de las casas han presentado nuevas versiones de sus modelos más clásicos, tanto históricos como relativamente recientes, a los que incorporan nuevas complejidades o alguna variante en su diseño o material, pero en lo esencial el mensaje es una vuelta a los íconos con precios realistas para lograr captar a una nueva generación de clientes. Incluso Audemars Piguet lo ha hecho con su nueva propuesta, que ha estado inspirada en algunos de sus modelos clásicos anteriores al lanzamiento del Royal Oak en 1972.

SIHH

Foto: SIHH 2019

Si en años anteriores algunas casas, aunque no quisiesen admitirlo en voz alta, en privado admitían cierta incertidumbre frente al futuro con la aparición de los Smart watches, hoy ese temor ha quedado atrás: los más jóvenes no quieren relojes inteligentes, sino piezas atemporales. Relojes que resistan la prueba más dura y difícil de todas: la del tiempo.

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