El lujo gourmet es un mercado creciente, donde las fronteras no son un problema, si el dinero tampoco lo es. Casi siempre, el deseo viene alentado por la rareza del producto, más que por su sabor, y los precios se disparan, generalmente, por su escasez. Los consumidores más exigentes, entrenados (y, por supuesto, con recursos), investigan, viajan e invierten para estar al tanto de lo último y lo más caro en materia gastronómica.
La Trufa blanca de Alba (Tartufo bianco), es de formato irregular y tiene un peso que oscila entre 40 y 300 gramos, su exterior es de color ocre pálido y piel lisa como el terciopelo. Su interior muestra un tono algo más oscuro, con una fina veta ramificada que atraviesa sus lóbulos.
Originalmente crece de forma silvestre, pero sólo en algunas regiones de Italia y en Istria, Croacia. Su temporada es bastante corta; dura justo el otoño y en precio supera los 4,000 dólares el kilo. El carácter delicado de dicha Trufa obliga a consumirla de inmediato.
La Trufa blanca de Alba es una de las joyas gastronómicas que todo buen conocedor y amante de la cocina sabe apreciar. Su aroma y sabor son ideales para para aumentar la intensidad de los platillos. Una de sus grandes virtudes es la excelencia que posee para sazonar salsas, especialmente con mantequilla, perfectas para pastas y risottos. Los grandes chefs la prefieren usar cruda, rallada en finas láminas.
Es importante mencionar que la Trufa blanca de Alba acompaña a platillos donde no prevalecen fuertes aromas, ya que como hemos mencionado antes, ella es la protagonista.
Una ensalada, un buen carpaccio y e incluso mariscos como la langosta hacen, la union perfecta para un platillo excepcional. Desde el punto de vista gastronómico, su aplicación es recomendada en crudo, pues no soporta bien la cocción.
La Trufa blanca de Alba es una de las joyas gastronómicas que todo buen conocedor y amante de la cocina sabe apreciar. Su aroma y sabor son ideales para para aumentar la intensidad de los platillos. Una de sus grandes virtudes es la excelencia que posee para sazonar salsas, especialmente con mantequilla, perfectas para pastas y risottos. Los grandes chefs la prefieren usar cruda, rallada en finas láminas.
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