*Por Juan Carlos Cruz Tapia

La mitología nórdica y los bestiarios medievales describían a una criatura tan grande que era capaz de hundir embarcaciones enteras, un monstruo marino que se alberga en el océano, con tal poder, que su historia sería conocida por los marineros de todo el mundo: el Kraken. La mayoría de los que afirman haber combatido con uno, poco pudieron hacer con sus herramientas para vencerlo.

Hoy los bancos centrales a nivel global enfrentan a un coloso con la fuerza suficiente para hundir el desempeño de las economías: la inflación, diversas regiones como Norteamérica, Europa o Latinoamérica enfrentan niveles inflacionarios no vistos en décadas, y no es desconocido que esto podría empujar a una recesión económica en la búsqueda de ser aliviados.

La inflación, es la variable económica que medirá el aumento sostenido y generalizado de los precios dentro de una economía, expresado de otra manera, será el encarecimiento de los productos y servicios a través del tiempo.

Este fenómeno puede disminuir nuestro poder adquisitivo si nuestros ingresos no aumentan con la misma velocidad. Cada país cuenta con su metodología y canasta de medición, basado en los patrones de consumo propios de su población, donde se intenta encontrar la representatividad de los productos y servicios de los hogares.

Cuando medimos la inflación debemos tomar en cuenta dos factores, la magnitud en el movimiento de los precios y su velocidad, recordemos que, económicamente hablando una inflación baja y estable será positiva para una nación, de tal manera que se evitará postergar el consumo, se generarán flujos monetarios, y a su vez, se tendrá un equilibrio que no deje de lado el ahorro e inversión. Suena sencillo ¿cierto? En este sentido, la inflación será una de las variables con mayor importancia dentro de una economía.

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El origen de la tormenta perfecta

La ola inflacionaria actual dio inicio con las interrupciones en las cadenas de suministro, mismas que surgieron a raíz de la coyuntura sanitaria por el Covid-19, afectando diversos sectores a nivel global en la distribución y adquisición de materias primas. Economías detenidas, incertidumbre y esfuerzos enfocados en insumos médicos detonaron una primera ola de recorte en la oferta de bienes y servicios; el cambio climático se sumó a la causa mediante sequías y heladas en regiones agrícolas, mermando la producción y aumentando el precio de materias primas como algodón, maíz, soya y café.

Por si fuera poco, una crisis en el mercado de semiconductores llevaría a los principales proveedores (Taiwán y Corea del Sur) a redoblar los esfuerzos ante una creciente demanda de chips para computadoras, tabletas y dispositivos que apoyaron a sortear la vida en el confinamiento, lo que generó escases de componentes y puso en jaque otros sectores, como el automotriz, ya que retrasó la producción y entrega de nuevos automóviles por varios meses, aumentando el precio de los vehículos usados, a tal grado que también aportaría su grano de arena a la inflación.

Por su parte, países como Estados Unidos, atravesaron crisis laborales, donde el principal problema radicaba en encontrar trabajadores, ya que con los estímulos brindados por el gobierno americano para los hogares, resultaba más redituable cobrar esos cheques, que salir a trabajar por salarios que desde su perspectiva no compensaban los recursos utilizados, lo que obligó a muchos negocios a cerrar sus puertas temporalmente, aumentar los salarios pagados y, a su vez, reflejar estos mayores costos en sus precios a los consumidores finales.

Sin embargo, esto se encontraría lejos de finalizar, en el primer trimestre del 2022 observamos el inicio de un conflicto entre Rusia y Ucrania, mismo que generó suspensiones en cadenas importantes de suministro, ya que Ucrania es uno de los mayores exportadores de granos como maíz, trigo, aceite de girasol, así como hierro y productos intermedios. Por su parte, Rusia contiene como su mayor exportación a los energéticos, petróleo crudo, refinado, gas natural y carbón, además es una de las naciones con mayor exportación de trigo a nivel global.

Estas dos naciones tienen algo en común, cerca del 40% de sus exportaciones van directamente a la Unión Europea, situación que ha puesto en aprietos a la región, desencadenando un aumento en los precios de producción y de la energía. Precisamente, en días recientes el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha actualizado sus pronósticos inflacionarios globales al alza derivado de la presión en los precios de los alimentos y energéticos, así como a los persistentes desequilibrios entre la oferta y la demanda.

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La tripulación y su ruta a puerto

Los bancos centrales son las autoridades encargadas de la política monetaria, de manera local tenemos al Banco de México, aunque también existen figuras dentro del panorama internacional como la Reserva Federal (Estados Unidos) o el Banco Central Europeo, mismos que tendrán participación de suma importancia en sus regiones.

Las acciones que de ellos deriven afectarán el comportamiento de las tasas de interés, el volumen de crédito otorgado y la oferta de dinero en la economía; factores que tienen directa influencia sobre los mercados financieros y variables económicas como la inflación, la demanda agregada y el producto interno bruto.

Como he mencionado, la principal herramienta que tendrán los bancos centrales para el control de la inflación será la política monetaria, ellos deberán realizar un exhaustivo análisis de las variables que inciden en la inflación de un país con el fin de poder anticipar su trayectoria y definir los instrumentos pertinentes en su control, al no poder influir directamente en los precios para lograr estabilidad, el principal aliado será la tasa de interés.

En este sentido, entre mayor sea la tasa de interés, los hogares optarán por frenar el consumo e invertir sus recursos en diversos instrumentos que les brinden este rendimiento, disminuyendo su liquidez. De igual manera, los actores productivos preferirán disminuir sus niveles de endeudamiento, derivado de un mayor costo del dinero, restringiendo así la demanda de bienes y servicios en la economía, aunque hoy en día el choque de precios viene primordialmente por un desequilibrio en la oferta.

El aumento en las tasas de interés no busca detener los choques de precios sino el efecto posterior, así como anclar las expectativas inflacionarias. Para darnos una idea, en promedio a nivel Latinoamérica, las principales economías han tenido un aumento de 4.3 puntos porcentuales en sus tasas de interés en lo que va de 2022, con México siendo el más mesurado, presentando una variación al alza de 2.25%, seguido de Perú, Brasil, Chile y Colombia, con 3.5%, 4.0%, 5.75% y 6.0% respectivamente.

La inflación a nivel global no se encuentra cerca de aliviarse, esto requerirá de un arduo trabajo en logística y organización dentro de las políticas internacionales. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el pico de la inflación se estará alcanzando en este 2022, para después comenzar una normalización convergente a niveles previos a la pandemia en los años posteriores.

Cabe mencionar que los movimientos de tasa deben ser muy prudentes, ya que al final del día, estaremos incidiendo en el costo del dinero dentro de una economía, lo que podría resultar contraproducente al frenar su crecimiento, generar desempleo, así como menor demanda de bienes y servicios.

Dentro de los principales riesgos presentados, el panorama muestra una potencial recesión económica en Estados Unidos, escenario apoyado en el dato más reciente de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) al segundo trimestre del 2022 con una cifra preliminar de -0.9%, hilando así dos trimestres consecutivos de contracción y alertando a los inversionistas globales.

Sin duda, el segundo semestre de este año, estará lleno de retos a nivel económico, donde lo más importante será no desestabilizar el poder adquisitivo de los hogares, encontrando un equilibrio en la oferta y demanda sin mermar el desempeño de las economías globales, una labor nada sencilla para todos los participantes en el ecosistema económico, incluidos banqueros centrales, gobiernos, empresas y personas.

*Juan Carlos Cruz Tapia es docente de la Escuela Bancaria y Comercial.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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