El grupo de asistentes a una conferencia que impartí hace algunos días me reconcilió con los días previos al inicio de la pandemia. Habían pasado más de dos años desde la última vez que me paré frente a un auditorio. ¡Estaba entusiasmado!

“¿Ha existido algún cambio en sus hábitos financieros durante el tiempo de la pandemia?”

Casi al finalizar la charla que versaba sobre finanzas personales hice esta pregunta que fue respondida por un hombre de aproximadamente 30 años y que rápidamente levantó el brazo para solicitar el micrófono. Parecía que tenía prisa en su respuesta y el tono de su voz denotaba orgullo.

“Lo más importante en mi vida es que dejé de procrastinar y en materia de mis hábitos de salud y financieros eso trajo grandes cambios positivos. Me di a la tarea de empezar a hacer ejercicio y también de comenzar mi primera inversión”.

Su respuesta contagió a los asistentes que le aplaudieron como si hubiera metido un gol de último minuto. Procrastinar viene del latín procrastinare (pro adelante y crastinus referente al futuro). El sesgo de procrastinación básicamente es el reemplazo de las tareas prioritarias por otras actividades que nos resultan más agradables.

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La procrastinación no se vincula con la falta de educación, con la rebeldía o con lo que algunos llamamos “flojera”, es más profundo que eso. Procrastinar está íntimamente ligado con el manejo de las emociones. De acuerdo con los especialistas, existen tres factores que influyen en la procrastinación:

  • El psicológico que está relacionado con la evasión del estrés
  • La suplantación de identidad ligada con la creación de un escenario donde pensamos que nuestras capacidades están por arriba de la situación y, en consecuencia, no amerita darle prioridad
  • El intelectual, o sea cuando la situación que estamos procrastinando no nos es agradable o atractiva.

Invertir no es algo que sepamos hacer desde el parto. Amerita ejecutar de forma consistente una serie de acciones que en nuestra vida diaria generan cambios positivos. Básicamente invertir es un hábito.

Cuando la procrastinación es una barrera para invertir, el primer paso es asumir consciencia de ello; quizá ese es el escoyo más relevante de cruzar. ¿Por qué no invierto? Sugiero que anotes las respuestas que le des a esta pregunta, te sorprenderá que son pocas y que tienen solución.

El mayor motivador para dejar atrás nuestra procrastinación a invertir es pensar en el futuro. A diferencia de las generaciones que nos antecedieron, los adultos jóvenes y los que vienen tienen un camino cuesta arriba muy empinado, los recursos con los que solventarán su vejez dependerán solo de ellos. Si no existe ahorro e inversión en el presente, el futuro les pinta desastroso.

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¿La falta de tiempo es un evento insorteable para empezar a invertir? La carencia de tiempo es un argumento poco válido. Abrir una cuenta de inversión desde la aplicación de algún intermediario regulado y supervisado por las autoridades (casas de bolsa u operadoras de fondos de inversión autorizadas y supervisadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores) no tomará más de 10 minutos. Ya no es indispensable asistir a una sucursal bancaria y perder medio día en el trámite. En mi experiencia me ha tomado más tiempo comprar unos boletos por internet que abrir una cuenta de inversión a través de mi teléfono. Dedicar unos minutos de tu día para abrir un contrato de inversión podría transformar tu vida.

¿Solo las personas con ingresos altos pueden invertir? La ausencia de recursos suele ser un discurso que ha ido perdiendo validez para patear la decisión de iniciar una inversión. Actualmente un contrato de inversión se puede abrir desde $1,500 pesos mensuales con pagos programados por la misma cantidad a tu tarjeta de crédito.

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Una de mis frases favoritas es que la riqueza no depende del ingreso sino de lo bien que manejemos nuestras finanzas. Existen individuos con sueldos muy altos que acaban en bancarrota y personas con ingresos módicos que conquistan su libertad financiera.  Vivir por debajo de nuestro nivel de ingreso para destinar una parte de nuestro sueldo al ahorro es obligatorio, la regla de oro es: primero ahorro y luego gasto. El ahorro es la semilla de la inversión.

¿Únicamente los especialistas en materia financiera pueden invertir? La ausencia de conocimiento sobre inversiones es un punto relevante. La inmersión digital que vivimos nos lleva a un terreno donde la problemática es que existe tanta información que debemos aprender a seleccionar lo que nos resulta verdaderamente útil.

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Si nos estamos iniciando en el mundo de las inversiones debemos de buscar información para principiantes, no es necesario tomar un curso de análisis técnico cuando aún no tenemos claro qué es un bono o una acción. Quitemos todo el ruido e iniciemos nuestra curva de aprendizaje desde cero.

Sugiero investigar y comparar. Tomar decisiones apresuradas no es aconsejable y mucho menos en el manejo de dinero. En México existen especialistas que comparten sus consejos para formar mejores inversionistas, echar un vistazo en algún blog financiero, revista o periódico especializado es un buen inicio, la mayoría de los líderes de opinión sobre estos temas comparten sus redes sociales y correos electrónicos. El que busca encuentra.

Procrastinar es posponer y hay dos cosas que en la vida que son impostergables: mejorar los hábitos de salud y los hábitos financieros. De la combinación equilibrada de estas dos variables se define en gran medida nuestra calidad de vida presente y futura. Para quién no invierte, tal vez, dar el primer paso sea lo más difícil porque se aventura a ingresar en un territorio inexplorado, pero invertir no es saltar a un precipicio, todo lo contrario, pensar que en nuestra vida no es indispensable invertir es vivir en el engaño. No invertir por procrastinación está prohibido.

¿Y tú ya estás listo para dejar de procrastinar y empezar tu inversión?

Edgar Arenas Sánchez es economista, gerente comercial en una casa de bolsa en México, profesor de economía bursátil en la UNAM, blogger de Rankia México y autor del libro “Invirtiendo y entendiendo”, reconocido por la Universidad Anáhuac, universidad de Cantabria y Santander Financial Institute como mejor asesor de inversiones en 2020 y 2021.

Twitter: @garoarenas

LinkedIn: Edgar Arenas

Email: [email protected]

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