En los últimos años, la llegada de las redes 5G ha estado en el centro de las principales predicciones tecnológicas. Y a pesar de toda la información disponible, hoy vemos muchas dudas sobre su despliegue, uso y beneficios. De ahí que surja la pregunta ¿Esta tecnología realmente tiene el potencial de cambiar al mundo? La respuesta rápida y sencilla es sí, aunque es importante entender que se trata de una revolución gradual que necesita del acompañamiento de otras herramientas emergentes y de un ecosistema de colaboración entre el sector público y privado para que sea una realidad.

Las dudas sobre su utilidad surgen primordialmente por tanta especulación respecto a sus costos e implicaciones de su despliegue, lo cual contrasta con los grandes beneficios que se esperan. Y si bien estos beneficios serán muy bien recibidos por el público en general, quiero ser muy enfático en que los principales beneficios los veremos en las empresas, gracias a la digitalización de diferentes industrias y la habilitación de nuevas posibilidades anteriormente impensables, que en definitiva, tendrán el potencial de aumentar la calidad de vida de todas las personas en la tierra.

Por ejemplo, el despliegue de la red inalámbrica 5G tiene el potencial de disminuir la congestión de las redes actuales, lo cual abre un camino para acelerar la transmisión de datos e información, garantizar conexiones más seguras y consistentes que sirvan como base para conseguir la inmediatez y estabilidad de comunicación que necesitan, por ejemplo, los vehículos autónomos y en hacer realidad las ciudades inteligentes llenas de nuevos servicios para sus ciudadanos. Esto sin contar los miles de millones de nuevos dispositivos que se conectarán a la red para capturar información y procesarla para eventualmente ser analizada y tomar decisiones con ella en tiempo real.

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Su implementación es un paso crucial para llevar a cabo una amplia digitalización de servicios.  De hecho, en su primer pronóstico mundial sobre 5G, IDC proyecta que la cantidad de conexiones 5G pasará de, las aproximadamente 10 millones que había en 2019, a poco más de mil millones para 2023, representando a su vez el 8.9% de todas las conexiones de dispositivos móviles.

Pero para llegar a este punto, su despliegue requiere del soporte constante de otras tecnologías que hoy están evolucionando de manera positiva. Por ejemplo, el poder de procesamiento desarrollado para el cómputo en la nube y el manejo de los grandes volúmenes de datos que serán transmitidos a través de esta red. A medida que la red 5G permita a más dispositivos capturar información, esta deberá ser procesada, movida y almacenada a velocidades cada vez mayores.

La suma de estas tecnologías y muchos otros avances en hardware y software proveerá de una gran capacidad operativa a los servidores de uso empresarial, hará que el Internet de las Cosas (IoT) y la analítica avanzada de datos con Inteligencia Artificial, crezcan en sus capacidades para ejecutar tareas que necesitan de respuesta total e inmediata, y traerá transformaciones aceleradas e incluso automatización en industrias como la salud, la movilidad, la manufactura y las cadenas de valor de la venta minorista.

De acuerdo con el estudio Mobility Report 2020 de Ericsson, en el primer trimestre de 2020 y a pesar de la pandemia, el 5G creció un 308.66% en el mundo y, aunque persisten muchos retos para su despliegue, se espera que México consiga un 50% de cobertura para 2025.

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Por supuesto, no podemos olvidar el enorme reto que representa desplegar e implementar la infraestructura necesaria para soportar esta tecnología en un país tan extenso como México y el inmenso costo que puede representar la actualización. Involucra a empresas, carriers y, por supuesto, a las autoridades, quienes son responsables de establecer las regulaciones y parámetros para el uso de nuevas opciones de telecomunicación.

Esto, sin dejar de lado el tema de los costos involucrados en el proceso de desarrollo y adopción de 5G. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en los próximos 7 años, México necesitaría un monto aproximado de 37 mil 400 millones de dólares para dar cobertura 5G en todo el país, incluyendo zonas urbanas, suburbanas y rurales.

Pese a que aún faltan muchas cosas por hacer y hay muchos jugadores involucrados, en Intel creemos que es posible dar pasos que ayuden a hacer claras estas mejoras y aumentar la confianza en los casos de usos prácticos. Para ello, será imprescindible que desde la industria de la tecnología se fomente el desarrollo de aplicaciones que aprovechen el uso de redes 5G, así como dar orientación y compartir conocimiento sobre las mejores prácticas en su uso. Debemos derribar los conceptos erróneos y evangelizar sobre su importancia.

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Contacto:

*Santiago Cardona, director general de Intel México

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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