Desde que tengo el honor de formar parte de la comunidad del IPADE Business School, he entablado múltiples conversaciones con líderes de organizaciones, sobre los desafíos que viven no solo empresarialmente sino también como seres humanos.

Recientemente, me han preguntado cómo ha cambiado el perfil de quienes encabezan las organizaciones, desde la fundación del IPADE, en 1967, hasta nuestros días en este contexto de pandemia. Al respecto, respondo que lidiar con la incertidumbre ha sido el trabajo permanente del empresario, y algo que no ha cambiado es enfocarnos en el desarrollo de la persona, para que tenga la capacidad de la fortaleza y valentía ante la adversidad y pueda salir adelante.

Quienes toman decisiones en los negocios son personas que enfrentan retos y tienen que transformar a la sociedad con mejores herramientas. En ese sentido, para este mundo en pandemia, hemos identificado virtudes fundamentales y capacidades asociadas a la acción directiva, que deberá desarrollar el líder de empresa para enfrentar exitosamente los desafíos que marca el entorno:

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  • Liderazgo empático: Significa tener una comprensión profunda del entorno y sus necesidades, pero, principalmente, de las necesidades del equipo de trabajo. Será crucial esa empatía para gestionar el dolor, la ansiedad y el agotamiento de nuestros colaboradores.
  • Fortaleza y valentía: Carlos Llano proponía la virtud de la fortaleza como la capacidad de resistir y acometer. El empresario valiente deberá embestir con ímpetu. Esto implica imaginar escenarios ante un entorno turbulento, innovando y generando nuevos ingresos.
  • Unidad y comunidad: Recurrir al conocimiento de otras personas enriquece las perspectivas y da una visión más amplia. Hoy más que nunca se vuelve necesario fomentar espacios de reflexión e intercambio en las que compartamos ideas que nos permitan desarrollar nuestro potencial. A las escuelas de negocio nos corresponde la misión de crear comunidades fomentando la interacción entre todos y mantenernos unidos. Recordemos que lo que se construye en estos momentos de crisis son los cimientos de lo que ocurrirá en el futuro, podemos y debemos salir adelante.
  • Optimismo: No podemos perder el optimismo y dejarnos llevar por el miedo. La historia de la humanidad ha sido de crecimiento y progreso entonces hay que mantener el optimismo, hemos descubierto nuevas maneras de hacer las cosas, ser más productivos aprovechado la tecnología. Recordemos que lo que se construye en estos momentos de crisis son los cimientos de lo que ocurrirá en el futuro. Podemos y debemos salir adelante.

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  • Arriesgar: El empresario, por naturaleza, arriesga, construye y tiene esa capacidad humana para actuar con objetividad, pero con ilusión y fortaleza.
  • Prudencia: Entendida como saber tomar decisiones en el presente, considerando el entorno y las circunstancias que se están viviendo y que son distintas a las que eran años atrás.

Respecto a los desafíos para las organizaciones y sus líderes, hoy se han potenciado las desigualdades económicas, de salud, educación y acceso a la tecnología, sin embargo, estamos en un momento idóneo para revertirlas y reconstruir de forma más justa los sistemas económicos y sociales del mundo.

La crisis sanitaria nos recordó la importancia de saber adaptarnos y, sobre todo, renovarnos. Las organizaciones que sobrevivieron a la crisis sanitaria, y las que surgirán después de ella, necesitarán ampliar sus horizontes y comprender que los desafíos económicos, tecnológicos, ambientales y sociales, sólo se pueden afrontar de manera exitosa colaborando.

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Sin minimizar los efectos negativos de la pandemia, pienso que algo positivo es que las personas de la alta dirección se percataron de que cuentan con el potencial para impactar a los demás para bien, y que los negocios pueden ser una herramienta para llevarlo a cabo.

El confinamiento ha planteado una reflexión en cuanto a la responsabilidad social, no sólo de la empresa sino también de las personas que forman parte de ella. Es necesario hoy reforzar el sentido de urgencia en cuanto a la procuración de modelos de negocio sustentables, una distribución más justa de la riqueza y el cuidado del medio ambiente. El concepto ampliamente establecido de sustentabilidad, que aunque se aplica inicialmente al medioambiente, se refiere también a la sustentabilidad financiera, económica, social, política y moral de una organización, comunidad o civilización.

Estoy convencido que el mundo hoy tiene su propia complejidad y nos pone ante desafíos de distinta índole. En el IPADE buscamos inspirar, reanimar e ilusionar el gran valor que tiene el ser empresario. Ahí es donde está nuestra labor acompañando a los líderes para responder al llamado para transformar a la sociedad y a nuestro querido México.

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Lorenzo Fernández Alonso, Director General del IPADE Business School.*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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