“Los trabajadores deben participar en el progreso de disfrutarde su trabajo y se enorgullecen de su producto.”
George Romney
¿Te imaginas que el mejor talento humano que hay, desee con todas sus fuerzas trabajar en tu empresa? ¿O, que si ya lo tienes, lo menos que quiera sea dejar las filas de tu organización porque es un colaborador feliz?
Las compañías que han sabido trabajar su marca como empleadora tienen esa característica: atraen al capital humano que puede ayudarles a crecer su negocio porque su oferta laboral es sumamente atractiva para ellos, ya sea por los beneficios económicos que se les presentan o, sobre todo, por la cultura laboral y los programas que la organización tiene para impulsar su crecimiento personal y profesional, incluidos sus temas familiares.
Este tipo de organizaciones que atraen al mejor talento tienen algo en común: saben que el capital humano sobresaliente es lo más valioso para una empresa y ésta debe construir todos los programas posibles que le permita atraerlo y retenerlo. A esto se le llama Employer Branding y es una práctica que está cobrando cada vez más fuerza en el mundo laboral, porque lograr que el mejor talento humano quiera formar parte de “tu empresa” es algo que seguro conducirá al éxito de tu negocio.
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Aunque nació en la época de los 60, fue hasta inicios del siglo XXI cuando dicha práctica comenzó su auge. Hoy ya es algo relativamente común entre las organizaciones, porque se han dado cuenta que en ocasiones resulta más costoso perder a un colaborador que buscar los caminos para su permanencia. Un estudio de la consultora Deloitte informó que el costo por perder a un empleado va desde los 10 mil dólares y puede llegar a representar un 200% de su salario anual.
¿Por qué es tan costoso que un empleado clave se vaya de tu compañía? Pues bueno, en principio, al hacer algunos cálculos, deberás considerar que ese colaborador que se va, ya tuvo una capacitación que te generó costos, igual que lo será tener que instruir a la persona que llegue a reemplazarlo, que además probablemente no tendrá la misma experiencia en el puesto, y tendrá que pasar por una curva de aprendizaje obligada, lo que puede mermar su productividad y quizá la del resto del equipo.
Ahora bien, hablemos de lo que toca a la parte emocional de tener empleados felices: hoy se sabe que, al tener colaboradores contentos con la compañía, la productividad de éstos se eleva considerablemente, disminuye la rotación de personal y, en consecuencia, se favorece al negocio; y más allá de esto, se construyen empleados comprometidos y que pondrán su 100% por el éxito de la empresa.
Expertos en el tema aseguran que esto es precisamente el principal objetivo del Employer Branding: beneficiar la economía de la organización y que todo en su interior funcione como un engranaje perfectamente engrasado. Tiene lógica: si tu gente está contenta y comprometida, los resultados no solo se notarán en cuanto a un buen clima laboral, sino también en la productividad y crecimiento de la firma.
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¿Qué tenemos que hacer para implementar un programa de este tipo en nuestra empresa? Antes que nada, debemos entender que cualquier práctica que se desee implementar debe estar fundamentada en un modelo base que genere conexión entre la empresa y su gente, y que sobresalga el valor que todas las personas tienen para la compañía y su funcionamiento. También tienes que analizar si realmente tu empresa puede ofrecer beneficios adicionales a la gente, cómo lo podrían hacer, y cuál es el objetivo.
Y es que no se trata solamente de dar bonos o “buenas prestaciones”. Para convertirse en una marca empleadora, las compañías deben analizar las necesidades reales de sus colaboradores, qué se espera de ellos y qué esperan éstos de la compañía. También, tienes que tener muy claro qué tipo de gente deseas en tu organización, qué perfiles requieres y qué tipo de personas podrían sentirse felices en una empresa como la tuya.
Por supuesto, en principio tienes qué definir qué beneficios económicos y materiales tendrá cada colaborador. Pero también deberás considerar qué más requerirá esa persona: capacitación continua, beneficios para su familia, mejorar su calidad de vida, acciones que lo hagan ser tomado en cuenta. A esto se le llama salario emocional y es mejor valorado que el salario monetario.
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Existen grandes corporativos que se han edificado y consolidado no solo porque venden un producto novedoso y útil para las personas, sino porque su gente trabaja para posicionar a la empresa como una de las mejores, porque ellos lo creen firmemente: saben que trabajan en una gran empresa, y que ellos son fundamentales para que aquello que los ha llevado a la cima, siga sucediendo. Así que con su creatividad y productividad, siguen generando ese producto.
Desde un plan único de maternidad o paternidad, vacaciones libres, cursos, home office, planes de gastos médicos mayores, posibilidad de crecimiento, un lugar agradable donde laborar, bonos por productividad, manejo positivo de jornadas de trabajo, inclusión, etc., son cosas que podrías implementar en tu compañía y que seguramente serán muy bien recibidos.
Al final, tenemos que recordar algo: los colaboradores no son un número de nómina o un escritorio más del mundo corporativo. Son personas que dedican una gran parte de su vida a la empresa, que agradecen ser tomados en cuenta, que valoran que su familia también sea parte de las consideraciones que la compañía hace, que consideran la capacitación como un valor muy importante en su crecimiento profesional, y, sobre todo, que también requieren un descanso y un reconocimiento.
Contacto:
Emilio González es director General de Nu México*
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.
