Matthew Bellows ha experimentado los altibajos del mundo del emprendimiento tecnológico, fundó dos compañías y ayudó a crecer a un par más, pero descubrió que ser emprendedor es ser aprendiz eterno.   Por Karsten Strauss   Hay una gran cantidad de aprendices en el mundo del emprendimiento tecnológico. Matthew Bellows probablemente califica como uno de ellos. En sus 18 años de carrera ha fundado dos empresas y ayudado a levantar otras más, se ha quedado a  la ha vuelto exitosa con sólo unos cuantos millones de dólares, subió a bordo de una startup cada vez mayor  pero se fue antes de que fuera comprada, desafió al poder en la oficina (y fue despedido en el proceso), levantó millones de dólares en capital de crecimiento y, más recientemente, lanzó una herramienta de ventas y marketing de comunicación llamada Yesware, todo al mismo tiempo que encontraba la forma de dedicar un sinnúmero de horas a la meditación. “El negocio es muy creativo y literalmente creas algo de la nada. Me encanta ese sentimiento”, dice el emprendedor de 46 años de edad. “Esa es la sensación que, creo, me impulsa ahora.” Bellows, hijo de un médico y una psicóloga, no tuvo mucho contacto con los pequeños detalles de los negocios cuando era joven, pero encontró el camino en la tecnología después de mucho pensarlo. Pasó dos años en la Brown University antes de terminar sus estudios universitarios en la Naropa University, en Colorado, una escuela de artes liberales fundada por un maestro de meditación e inspirada en las enseñanzas budistas. “Fue fundada con la idea de ofrecer una educación contemplativa”, dice Bellows. Pasó dos años de postgrado esquiando, meditando y en la búsqueda de sí mismo; trabajando en restaurantes para ganar dinero. “No hay nada como un año de meditación para conocerte a ti mismo. Recuerdo haber sentido que todo eso era genial, pero que no quería convertirme en un monje. Probablemente ni siquiera seré un académico. Quiero volver a entrar en el mundo.” Volver al mundo significaba regresar a Boston y conseguir un trabajo, preferiblemente algo relacionado con el software, un reino en el que no tenía absolutamente ninguna habilidad vendible. “Eso fue en 1995. Las computadoras han sido y siempre serán algo súper importante en Boston, por lo que hay muchas empresas de tecnología. Yo vivía en Somerville y básicamente rondé todas los que estaban a un paseo en bicicleta de mi casa y empecé llamándoles por teléfono.” Un truco que aprendió rápidamente fue pedir siempre a la recepcionista que los comunicaran con el departamento de relaciones con inversionistas. “Siempre devuelven la llamada.” Para el 2001, Bellows tenía experiencia tecnología, había estudiado tibetano y sánscrito en la Universidad de Harvard y obtenido un MBA en el Babson College. Se encontraba trabajando en el desarrollo de negocios en Engage Inc. en un momento en el que empresas de alta tecnología de todo el mundo empezaron a tener problemas. Él dice que fue entonces cuando empezó a darse cuenta de que fundar su propia empresa que no estaba completamente fuera de su alcance. Engage estaba en el proceso de recorte de empleados y Bellows también fue despedido. Aprovechó el tiempo libre para iniciar la plataforma de reseñas de juegos WGR Media junto a Cashman Adrus ese mismo año. Decidieron evitar a los inversionistas, generando ingresos de los anunciantes y proporcionando contenido a otros medios de comunicación. Menos de tres años después, el socio de contenido multimedia Ziff Davis estaba en pláticas para adquirir WGR Media. “Estábamos involucrados en una serie de juntas dolorosamente largas”, recuerda Bellows. “Estaban hablando de ganancias a cinco años, de muchos términos simplemente terribles y en absoluto interesantes.” Un asesor le sugirió checar el interés del hub de medios de tecnología CNET, que derivó en una reunión con el cofundador de Gamespot, Vince Broady. En una escena salida de los sueños de todo joven emprendedor tecnológico, Andrus y Bellows volaron a San Francisco, donde Broady ceremoniosamente les pasó un pedazo de papel sobre la mesa de reuniones. Era una oferta de más de 3 millones de dólares en efectivo, mucho más allá de sus expectativas. “Básicamente, pasamos la siguiente hora y media saltando y gritando.” Bellows se quedó en CNET durante un año, antes de unirse a Floodgate Entertainment, una compañía de videojuegos fundada por el veterano de la industria Paul Neurath, responsable de títulos como Neverwinter Nights y Dark Messiah. No hubo química desde el principio. Unirse a una empresa existente después de dirigir la suya hizo la experiencia aún más incómoda y él sintió que no era tomado en serio por el fundador de Floodgate. Dicho esto, se quedó con la empresa hasta el 2008, ayudando a levantar capital y trabajando para elevar los ingresos de la compañía. “Nunca logramos que pasara de ser una empresa de estilo de vida a una empresa de verdad redituable”, dice Bellows. Tres años pudieron haber sido suficientes para Bellows, si se hubiera quedado habría experimentado otra recompensa de oro: Floodgate fue adquirido por Zynga en la primavera de 2011. En 2008 se convirtió en Vicepresidente de ventas en Vivox, una firma de tecnología de voz integrada con respaldo de capital de riesgo y se quedó durante más de dos años. “El CEO (Rob Seaver) y yo no teníamos una gran relación de trabajo… en realidad nunca cuajó profesionalmente”, recuerda. En un punto, Bellows incluso sugirió a la mesa de la compañía —y a Seaver— que él mismo podría ser un buen CEO. La jugada no simpatizó a su jefe, quien terminó por despidirlo. “(Seaver) tenía un apego increíble por la compañía”, dijo Bellows. “No iba a soltarla, es un luchador.” Cansado de trabajar con equipos en los que no encajaba, comenzó Yesware en 2010 con su amigo y cofundador de WGR, Cashman Andrus, y Rajat Bhargava, cofundador de Quova. “Es un mercado gigantesco que no recibe el servicio que necesita”, afirma Bellows. Hasta ahora, el servicio cuenta con más de 450,000 usuarios registrados, está profundamente integrado con Gmail y Salesforce.com. La integración con Outlook está en camino, al igual que una solución móvil. “Queremos ofrecer esto a todos los vendedores del mundo, no sólo a aquellos usuarios de Google.”   Lidiar con obstáculos, la búsqueda de dinero y la vida de una startup. En el camino, Bellows enfrentó algo con lo que la mayoría de los emprendedores se topan toda su carrera: detractores y críticos. Saber cuándo debes escuchar esas advertencias y cuándo pasar de largo es clave, dice. “La persona que dice ‘ésa es una idea estúpida’ podría estar en lo cierto.” Si crees que lo está, ponte metas, si no las cumples, reconsidera lo que estás haciendo, porque todo el negocio —o ciertas estrategias— podría ser una locura. “Comenzar una startup es un carrera con obstáculos hacia la realización de tu sueño.” Los sueños son fantásticos, pero los emprendimientos existen en la realidad y en esta realidad las cosas cuestan dinero. Aunque Bellows no recurrió a inversionistas en su primera compañía, ayudó a Floodgate a levantar cerca de 2 millones, otros 9 millones para Vivox, y su última empresa, Yesware, cuenta con unos 20 mdd en capital de inversionistas como Google Ventures, Foundry Group e IDG. Bellows pensó que conseguir 1 millón en fondos semilla para Yesware sería fácil —un mercado enorme y poco atendido, personal con experiencia en el desarrollo de negocios tecnológicos, liderazgo probado, modelo exitoso, etc.—, pero estaba equivocado. “Tuve que hablar con 45 empresas diferentes, fondos pequeños, fondos grandes, ángeles, grupos de ángeles, todas las combinaciones posibles que puedas imaginar de fuentes de financiamiento para emprendimientos.” Bellows aconseja a nuevos emprendedores recordar asegurarse de contar con al menos un socio inversionista, lo cual debe ser algo más que una transacción comercial. “No sólo estás tratando de encontrar dinero en efectivo, estás tratando de encontrar un socio que ayudará a hacer crecer el negocio. Alguien que respetes y te respete, que sea curioso, alguien que se adapte a tu personalidad particular de una manera complementaria y aditiva.” La buena noticia, dice Bellows, es que no sólo es más fácil conseguir socios e inversionistas estos días, sino que ahora son más flexibles de lo que solían ser. En la escena tecnológica de Boston de mediados de la década de 1990 en la que se curtió, los capitalistas de riesgo eran conocidos por ser groseros y arrogantes. “Eso ha cambiado radicalmente, porque las empresas no necesitan tanto capital como solían necesitar.”, explica Bellows. “Puedo ir a cualquier lugar en el mundo para conseguir mi siguiente ronda de financiamiento.” La construcción de pequeñas empresas aporta un elemento al estilo de vida al que Bellows admite ser adicto. La vida de las startups es intensa, dice, y la dura rutina hace que los trabajadores se sientan valiosos y apreciados. “Ya que las cosas están siempre en el filo de la navaja y la beta entre las altas y las bajas es tan dramática, creo que es más fácil que la gente se sienta valiosa en esos emprendimientos.” Esa dinámica, Bellows insiste, también puede integrarse en las grandes empresas, y hacerlo en Yesware a medida que la organización crezca es una de sus tareas futuras.

 

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