Una de las grandes fortalezas a las que una empresa familiar debe aspirar es a la innovación constante: contar con la capacidad de reinventarse y encontrar nuevos caminos al éxito puede brindar la seguridad a largo plazo. Sin embargo, para que una organización sea realmente innovadora no basta con decirlo o desearlo. Alcanzar la consciencia para lograr este desafío implica un trabajo serio y bien planeado. Para profundizar en el tema, reflexionemos sobre la siguiente fábula clásica:

Érase una vez un asno que, caminando por el bosque, se encontró con una piel de león. Pensó en ponérsela encima y así causar temor a los animales que lo vieran. El truco logró su efecto en los animales que encontró a su paso, mismos que huían para salvaguardarse. Entonces, se encontró con un campesino que, inicialmente también pasó un susto, pero al mirar con detenimiento se dio cuenta de que había algo raro. Entonces, el hombre se acercó al asno, le quitó el disfraz y le dio una tunda como castigo.

Tratar de aparentar funcionó inicialmente para el asno, pero su verdadera condición era otra y así lo confirmó de mala manera. En el entorno de las empresas familiares también puede correrse el riesgo de querer aparentar algo que no se es y caer en una falsa innovación. Para evitar esta falta de conciencia consideremos algunos puntos clave:

Aparentar no es innovar: el teatro de la innovación

El entorno de los negocios vive actualmente a un ritmo vertiginoso que exige un esfuerzo constante para mantener el éxito. Ante esta realidad, la innovación es un concepto de moda y ninguna organización quiere quedarse atrás. Algunas empresas optan por poner en marcha algunas fórmulas que han funcionado a grandes organizaciones: implementación de aceleradoras, laboratorios de innovación, utilización de tecnologías como el machine learning, entre otras.

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Esta forma de querer sumarse a una tendencia puede afectar a una organización, ya que, en ocasiones, este tipo de acciones se limita a ejercicios que no se convierten en una estrategia completa. Si un proceso de innovación no logra generar valor con la creación de un nuevo producto o la mejora de uno ya existente, entonces su implementación es obsoleta. En los últimos años se habla, por ello, del concepto de teatro de la innovación, haciendo referencia a las prácticas que no generan un beneficio tangible y a largo plazo para una compañía.  Innovar es una actividad de riesgo cuyo principal riesgo es no practicarla.

No tomes el camino fácil

Algunas empresas familiares siguen los pasos que hizo el asno y pretenden mostrarse como algo que no son. Las causas de esta teatralización son diversas: buscar dar prestigio a la empresa a través de su capacidad de innovar, el posicionamiento individual de algunos colaboradores, el deseo de justificar el liderazgo a través de acciones que llamen la atención. Sin embargo, el riesgo de no tener una medición real del proceso de innovación puede resultar en un estancamiento de la organización, así como el gasto infructífero de recursos. Sacrificar la innovación para ahorrar costes, es como parar el reloj para ahorrar tiempo

¿Tu empresa actúa en el teatro de la innovación?

Los líderes familiares deben poner manos a la obra para evitar ser parte de esta teatralización. Para ello es necesario analizar, con objetividad, cómo está intentando innovar la compañía. Algunos puntos claves son el saber si la innovación no es una serie de acciones infecundas, sino una verdadera estrategia de la que pueden medirse sus resultados a través de la generación de valor. También debe revisarse el grado de profesionalización, es decir, si se cuenta con el personal especializado y dedicado de tiempo completo a innovar. Por último, debe observarse que la innovación no sea tarea de unos cuantos colaboradores, sino permita la cooperación de quienes participan en la elaboración, distribución y/o venta de productos y servicios.

Estos primeros pasos permitirán hacer un diagnóstico objetivo sobre los frutos del trabajo de innovación y ayudarán a tomar las decisiones pertinentes para hacer de esta tarea una ventaja corporativa. “El valor de la innovación no está en evitar que te copien, sino en conseguir que todos te quieran copiar.” Enrique Dans

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