Analizar la importancia de la innovación como un factor clave para el desarrollo de los países en el siglo XXI es particularmente pertinente en el contexto de la dinámica global actual.
La innovación, en su esencia, es el motor del crecimiento económico, la competitividad y la solución de problemas complejos que enfrentan las naciones.
En este contexto, el Global Innovation Index (GII, por sus siglas en inglés) es una herramienta de análisis multidimensional que ofrece una perspectiva detallada y holística sobre la innovación a nivel mundial. El índice, que se actualiza anualmente y proporciona una valoración comparativa de la capacidad y el éxito de los países en fomentar la innovación.
El GII tiene un conjunto de 80 indicadores que reflejan distintas facetas de la innovación, para comprender mejor su alcance, estos indicadores se agrupan en dos subíndices principales y en 7 categorías. Por un lado, el Subíndice de Insumos de Innovación evalúa elementos como instituciones, capital humano e investigación, infraestructura, sofisticación del mercado y sofisticación empresarial; mide la amplitud y calidad de los factores que contribuyen a un entorno de innovación. Por otro lado, el Subíndice de Resultados de Innovación analiza los resultados de la innovación en términos de productos del conocimiento, tecnología y creatividad; se centra en lo que un país produce como resultado de sus capacidades de innovación.
A partir de este análisis, se han revelado tendencias interesantes que ayudan a comprender mejor los entornos de crecimiento y desarrollo alrededor del mundo. Las economías altamente desarrolladas continúan liderando el índice, lo que refleja su robusta infraestructura de innovación y la fuerte inversión en investigación y desarrollo.
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En los últimos años, el Índice muestra una agenda global de innovación con un enfoque en soluciones ambientales y sociales, un notorio crecimiento en los países asiáticos y un constante incremento en la digitalización de procesos de innovación orientados a la salud y el desarrollo tecnológico (principalmente potenciados por el impacto del Covid-19).
A partir de los datos que integran los indicadores que integran el Índice, se pueden identificar características importantes en los países a la cabeza del ranking. Por ejemplo, países como Suiza, Suecia, EE. UU., Reino Unido y Singapur (los top 5 del GII) invierten consistentemente en investigación y desarrollo, lo que se traduce en avances tecnológicos y científicos. Poseen ecosistemas de innovación bien desarrollados, con una fuerte interacción entre universidades, empresas y el sector público. Así mismo, implementan políticas gubernamentales que favorecen la innovación, incluyendo incentivos fiscales y apoyo a startups; la inversión en educación y atracción de talento internacional son fundamentales para mantener su liderazgo en el desarrollo de procesos de innovación.
Los 132 países evaluados, son rankeados en una escala de 10 a 70, donde 10 es menos innovador y 70 más innovador. En el contexto de la métrica, estar por debajo del 40 no es muy alentador pues el Índice es una métrica integral en la que los países menos innovadores necesitan implementar políticas públicas dirigidas a mejorar los ecosistemas de innovación para lograr un impacto sustancial, invertir en el capital humano y los procesos de educación y capacitación continua, con la conciencia de que la formación de capital humano en áreas clave de innovación es fundamental para el progreso. También es fundamental que estos países menos innovadores establezcan alianzas con países más innovadores puede acelerar el proceso de desarrollo a través de un enfoque en innovaciones adaptativas; es decir, a través de la adopción de soluciones adoptadas a contextos locales.
Los países que abrazan y fomentan la innovación están mejor posicionados para liderar en el escenario global, abordar desafíos críticos y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos en un tablero global con multicrisis y contextos ampliamente cambiantes.
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