En apenas seis años, Alexa Rodulfo ha logrado comercializar su colección de velas aromáticas en las tiendas más exclusivas del mundo. De París a Nueva York se extiende la llama del éxito de esta emprendedora mexicana. Por María López Mucho antes de que la ciencia descubriera ese extraño fenómeno llamado memoria olfativa —los recuerdos que asociamos a ciertos aromas, gracias al sistema límbico del cerebro—, Marcel Proust ya lo sabía. Un siglo después, Alexa Rodulfo, la make up artist que conquistó Nueva York hace una década —en 2006 fue considerada como una de las maquillistas más importantes de la Gran Manzana—, tomó buena nota y en 2009 lanzó una línea de velas aromáticas de lujo, Alexa Rodulfo Candle Collection, que en la actualidad se comercializa en las concept stores y departamentales más exclusivas del mundo. “Todo empezó con una vela, Bois d’Alexa, que fue creada como regalo de agradecimiento a todas las personas que han tocado mi vida. Esa Navidad, le hice llegar mi vela a mi amiga Brigitte Bensimon y, por azar, Colette Rousseaux la vio en su casa y le dijo que quería comercializarla. Lo demás es historia”, relata. La propietaria de Colette ha tenido un papel fundamental en el desarrollo de negocio de su colección de velas. “Ella fue parte de cada proceso. Cuando iba a Grasse con mi Nariz (perfumero) para revisar las fragancias, se las llevaba a Colette y me asesoraba”. Hoy la colección comprende diversas líneas, como The Candle, Special Edition, Bois de Tau, Bois de Colette y Bois d’AR.   alexa_rodulfo_bois_nu   El proceso creativo que se esconde detrás de la creación de una vela no es muy diferente, pese a lo que pudiera parecer, del que existe detrás de un look. “Se trata de contar una historia a través de una experiencia olfativa, como una pieza de música donde cada instrumento es una nota y, al estar juntas, crean una pieza perfecta. Lo primero es la inspiración. Después me imagino qué forma y color tendría, cómo sería su alma y qué quiero que transmita. Hablo todo esto con mi Nariz y, juntos, empezamos a crear esta historia”, explica. Aunque lo más lógico sería que hubiese creado una línea de maquillaje, se decidió a crear esta línea de negocio porque los perfumes y las velas son otra de sus grandes pasiones. “Son otra fuente de inspiración”. En su historia personal, las fragancias han sido una constante desde que abrió su primer salón en Ciudad Juárez a los 16 años hasta la actualidad. En lo esencial, aunque el escenario ha cambiado, sigue siendo la misma: “Tengo muy despierta a mi niña interior. Eso sí, mientras a los 16 años aprendía a ser responsable, hoy no tengo otra opción”, concluye.  

 

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