- Regulan la estructura y el funcionamiento de sus órganos de gobierno.
- Establecen las relaciones entre los diversos actores, principalmente la junta directiva, el consejo de administración y los accionistas.
- Definen flujos de trabajo, procedimientos para la toma de decisiones y planes de acción ante crisis, entre otros.
Los dueños de empresa contra los empresarios
Hoy el empresario no necesita estar al tanto de cada detalle de la empresa de manera personal, porque construye un equipo en quien confía y al que puede supervisar de manera remota.
Por Salvador Zetter*
El viejo concepto de empresa está intrínsecamente relacionado con el “patrimonio”, “legado” o “construcción” de un gran empresario o de una familia de ellos. Los empresarios más exitosos de siglos anteriores se convirtieron en verdaderos “gigantes de la industria”, cuyos nombres a la fecha identifican tanto industrias como los edificios que en algún momento albergaron sus corporativos. Más que eso, sus figuras encarnan el concepto tradicional de éxito empresarial.
Sin embargo, esta no es la regla. ¿Cuántas empresas se han perdido por la visión equivocada o ambición de sus dueños? y ¿Cuántas empresas familiares han fracasado con el paso de los años, ante problemas personales de los integrantes de la familia o cuando el liderazgo del fundador no puede sostenerse por sus herederos? En la mayoría de los casos, un rol protagónico por parte del dueño de la empresa constituye una seria debilidad para la misma.
Institucionalización de la empresa
Cualquier idea de negocio debe nacer con un claro concepto de sucesión, por lo que la institucionalización -entendida como la solidez de la empresa independientemente de quién esté a cargo de ella- es un concepto que debe preocupar a todas las empresas, sin importar su tamaño.
Una empresa institucionalizada es parte de la economía y hasta de la cultura de una comunidad. Las empresas pueden tener tradición, valores empresariales y prácticas propias, pero de ninguna manera estar atadas a la voluntad de una sola persona, a la de un hombre-empresa.
El primer gran paso para la institucionalización de la empresa es formar un gobierno corporativo, entendido como las normas, principios y procedimientos que: