Por: Edmar Ariel Lezama*

El día 13 de mayo por la mañana, el Gobierno Federal anunció un plan para ir retomando actividades económicas de forma gradual, lo cual implicaría que, a partir del 18 de mayo y 1 de junio, algunos sectores estarían en condiciones de regresar al trabajo.

De acuerdo a las cifras oficiales presentadas por la Secretaría de Salud, es cierto que la curva de casos acumulados se está aplanando, lo cual quiere decir que bajo el modelo de muestreo “centinela” estamos en el punto máximo. 

Lo anterior, lo único que está indicando es la tendencia que el país tiene en contagios, por lo que para volver a las actividades es necesario la curva comience a descender y se realicen muchas más pruebas de las que se están haciendo hoy, ya que un caso no detectado bajo el modelo “centinela” puede significar un rebrote que nos regresaría a tasas altas de contagio.

En torno a la metodología empleada a nivel país, se tiene muy bien explicado el muestreo hecho hasta este momento, pero lo que no está del todo claro es el trabajo hecho a nivel municipal, es decir, el muestreo estratificado, ya que no sabemos si todos los municipios fueron sujetos de pruebas, ya que existe la posibilidad de muerte en el hogar o por complicaciones provocadas por COVID fuera de un hospital y que la prueba a esa persona nunca se haya realizado.

Sin la certeza de cómo se están repartiendo las pruebas en cada municipio, sumado a que tampoco se sabe cuántas pruebas se realizarán a partir del 1 de junio, el regreso puede ocasionar más contagios y muertes de las que llevamos ahora. 

En la parte económica, el declarar actividad prioritaria a la fabricación de equipo de transporte es un buen gesto con Estados Unidos después del apoyo recibido por parte de ellos en la negociación que se tuvo con la OPEP para reducir la producción petrolera. 

En términos de economía local, la producción de autos no es prioritaria, ya que en un país en el cual los empleos formales se están perdiendo y los ingresos serán destinados a necesidades básicas (alimentación, vivienda, educación), el comprar un auto no es necesidad, por lo que activar ese sector atiende a las necesidades de comercio internacional con Estados Unidos.

El resto de las propuestas de apertura gradual para otras actividades económicas es adecuado bajo los estándares sanitarios internacionales, aunque parece poco funcional mientras no existan apoyos a medianas y pequeñas empresas, ya que al quebrar y no poder pagar sueldos y salarios a trabajadores, de nada servirá tener comercios abiertos si no existe una población dispuesta a consumir, lo cual generaría más perdidas económicas para propietarios.

En este punto de nueva cuenta sale a relucir el tema de las pruebas contra COVID, ya que, si la población no tiene la certeza de que se están realizando suficientes pruebas, aunque tenga un ingreso fijo, no arriesgará su salud para ir a un cine o restaurante, por lo que aplicar muchas más pruebas por día puede generar certeza para incentivar el consumo entre ciertos sectores de la población.

Por lo presentado por el Gobierno Federal en las últimas semanas, en términos técnicos como país hemos logrado llegar en una situación no tan desfavorable a la mitad del mes de mayo, pero con un futuro incierto, ya que no existe un plan económico que esté vinculado al desconfinamiento gradual, en el cual la posibilidad de rebrote es alta.

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*El autor es Docente de economía en la UNAM, coordinador del Programa Único de Especializaciones en Economía (Posgrado, UNAM). Corredor y fotógrafo amateur en los ratos libres.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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