En enero de 2004, con la incorporación de los principios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG) a la agenda mundial de los mercados –cuando el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, llamó a los CEO’s de las 50 empresas financieras más grandes del mundo a incluir estos elementos para el manejo responsable de los negocios–, se comenzaron a establecer las nuevas bases para el manejo responsable de los negocios.

Hoy, 16 años más tarde, frente a un contexto que exige rediseñar y reinventar la economía global, estos criterios siguen vigentes y han adquirido más relevancia que nunca, dejando de ser un tema exclusivo para las empresas, y convirtiéndose también en un concepto de gran relevancia para los inversionistas y el gobierno.

En lo que se refiere a las organizaciones, la implementación de principios ASG es un tema importante porque, además de ser lo correcto, de acuerdo con la BMV, cuando una compañía introduce este tipo de prácticas en sus procesos, impacta positivamente su creación de valor —generando confianza y buena reputación dentro y fuera de la misma—.

Para que ello ocurra, las empresas deben comenzar por alinear las estrategias que hayan desarrollado en la materia con su core business. Esto debe complementarse con una correcta gestión y un reporteo transparente de todos los temas relacionados con su responsabilidad social, ambiental y de gobierno corporativo, con base en metodologías e indicadores serios.

Bajo la óptica de los inversionistas, y como señala nuestro estudio Alerta para Consejeros 2021, este grupoconsidera a los criterios ASG (o ESG, por sus siglas en inglés), y al cambio climático como temas que han dejado de ser adicionales o deseables de tener. Ya no es aceptable que las empresas los manejen como un anexo de sus reportes anuales, sino que deben tener su propio reporte y ser presentados de la misma forma en la que presentan sus resultados.

Esto se refleja, en cierto sentido, en el notable crecimiento que, en los últimos años, han tenido los fondos de inversión basados en estos principios. Solo durante el primer trimestre de 2021, el monto percibido por este tipo de fondos a nivel global fue de 21.5 mil millones de dólares, cifra que casi duplica la del año previo, como lo señala The Wall Street Journal. A esta ecuación se suma el interés de los millennials por impulsar proyectos encaminados hacia esta nueva dirección sostenible.

En lo que respecta a los gobiernos, los principios ASG también se han convertido en un tema de su incumbencia, ya que, para alcanzar las metas establecidas en el Acuerdo de París (2015) contra el cambio climático, se tiene que fortalecer las regulaciones en esta materia. En ese sentido, la autoridad desempeña un papel fundamental para impulsar, de forma integral, la agenda de la responsabilidad social y ambiental.

Y es que al girar los engranes regulatorios y de supervisión, las organizaciones se ven en la necesidad de modificar su enfoque y comenzar a trabajar en lo relativo a los ASG, es decir, empiezan a atender la gestión y evaluación de estos temas, así como la manera de reportarlos, lo que genera un círculo virtuoso.

Este círculo, además de la creación de valor y de mayores niveles de rentabilidad, de generar confianza y buena reputación, de construir mercados más sostenibles y de impulsar mejoras significativas en los compromisos de cambio climático, permitirá avanzar, de manera conjunta, hacia un futuro más sostenible.

 Por Rocío Canal, Socia de WorldImpact en Deloitte Spanish Latin America

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