Ponerte de acuerdo con tus vecinos a veces parece un cuento de nunca acabar, ¿a poco no? ¿Te imaginas ahora cómo fue tratar de que vecinos, instituciones educativas y autoridades gubernamentales no solo se reunieran para hablar de los desafíos de la colonia, sino que además llegaran a acuerdos y finalmente a acciones concretas que transformaran el entorno de una zona que en 2010 estaba sumida en una crisis de violencia y que había perdido a 25% de su población?

Eso fue lo que pasó con el Distrito Tec, una iniciativa de regeneración urbana e inclusión comunitaria impulsada por el Tecnológico de Monterrey a raíz de ese contexto y cuya labor les permite contar una historia completamente distinta a poco más de 10 años de distancia.

Para 2020, el polígono del Distrito Tec conformado por 24 colonias asentadas en 452 hectáreas de la ciudad de Monterrey creció 56% su población, ganó más de 9 mil habitantes, registró 21% más de viviendas y un crecimiento de 41% en unidades económicas, pues al repoblarse, los bancos, los comercios y todo lo demás volvió a la vida.

Y lo más importante: el esfuerzo compartido permitió a la zona aledaña al campus universitario ganar atractivo, seguridad e inversiones acumuladas en todos esos años que sobrepasan los 18 mil millones de pesos. En específico, por cada peso que el Tec invirtió, otros actores invirtieron 5.  

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Los espacios educativos como catalizadores del desarrollo territorial

Las universidades tienen condiciones únicas para impulsar la innovación, de hecho, en varias partes del mundo son las instituciones educativas las que se han convertido en catalizadoras de desarrollo para sus territorios y comunidades.

Muchos de los cambios en el Distrito Tec iniciaron con la visión de esta institución educativa mexicana para el 2030, misma que basó en la investigación, la innovación y el emprendimiento para llevar a cabo la trasformación de su ciudad.  

“Nosotros no fuimos los únicos actores, tuvimos el apoyo de otras universidades privadas y públicas, de la comunidad vecinal y empresarial para hacer de este enfoque abierto a la innovación un plan especializado con tiros de precisión”, afirmó Mario Adrián Flores Castro, vicepresidente de la Región Norte del Tecnológico de Monterrey.

El trabajo comenzó en una ciudad donde 36% de las viviendas estaban abandonadas y abundaban los desafíos en términos de seguridad, movilidad y muchos aspectos más. En 2014 se dio a conocer el plan maestro de transformación, se comenzó a convocar a todos los vecinos de las zonas aledañas al campus universitario y, poco a poco, se trabajó en el establecimiento de acciones específicas para transformar el entorno.  A través de una metodología de planeación participativa, 14 de las 24 colonias decidieron sumarse a los esfuerzos de alumnos, profesores y autoridades.

“Los vecinos nos veían como un vecino grandote, raro, incómodo, por lo que empezamos crear oportunidades para encontrarnos, conocernos y crear lazos de confianza. Eso nos permitió colaborar con la autoridad de manera totalmente diferente porque llegamos con un diagnóstico de las cosas que tenían que cambiar en la zona y, a partir de eso, se creó un plan parcial de desarrollo urbano”, añadió José Antonio Torre, director de Urbanismo, Sostenibilidad y Bienes Inmuebles del Tecnológico de Monterrey.

Lo interesante de esta colaboración es que la transformación de todo un polígono urbano se logró a través de etapas estratégicas: nació en el campus, se movió hacia el entorno aledaño para hacer que evolucionara y luego dar paso a la siguiente etapa: la construcción de un sistema de innovación e investigación que permita desarrollar al mejor talento y atraer desarrollo económico a partir de eso.

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“Hemos aprendido que, cuando hay una suma de voluntades en un entorno, los inversionistas lo identifican e invierten en la zona. Nos dimos cuenta de que a veces el resultado llega en menos de lo esperado, nosotros hicimos público el plan del Distrito Tec en 2014, pero el primer proyecto físico realmente fue hasta 2016, eso no es mucho tiempo para transformar a tal grado un espacio que venía perdiendo población de manera acelerada. El gran mensaje de toda esta experiencia es que sí se puede crear espacios de innovación donde coinciden distintos actores de la sociedad a fin de lograr un entendimiento y un crecimiento sostenible para la comunidad.

Este proyecto fue uno de los cinco finalistas del World Resources Institute (WRI) Ross Prize for Cities, en su edición 2020-2021, el principal premio a nivel global que destaca el cambio urbano transformador. La iniciativa fue elegida de entre más de 260 aplicantes de 54 países, en donde resaltó su innovación para generar distritos urbanos compactos que ofrecen alta calidad de vida.

Los involucrados en este caso de éxito que ha beneficiado no solo a la comunidad escolar del Tecnológico de Monterrey, sino también a los vecinos de varias colonias aledañas consideran que este modelo tiene todo el potencial para ser replicado en otras ciudades de la entidad e incluso del país para generar procesos de transformación positivos para todos.

¿Qué te parece?, ¿te gustaría que en tu ciudad las instituciones educativas, de gobierno y todos tus vecinos unieran fuerzas contigo para experimentar resultados similares?

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