Cuando se dieron cuenta de que quedaban pocos lugares en el país para abrir nuevas tiendas, en Coppel entendieron que, para transformarla en una empresa digital 100%, no bastaba con tener una aplicación o una página web, sino que el negocio y el área de sistemas debían entrelazarse para alcanzar el éxito.
En entrevista con Forbes México, el cio de la compañía, José Antonio Saracho, afirma que uno de los retos más grandes por los que atraviesan es la digitalización, “ir más allá de las tiendas físicas”. Este proceso, dice, no ha sido fácil y se han cometido algunos errores en el camino. No obstante, de éstos mucho se ha aprendido.
“Durante toda su historia, [Coppel] siempre ha estado muy enfocado en abrir tiendas físicas; pero, para el tema de esas tiendas, la realidad es que nos queda ya muy poquito tiempo […], porque eso está delimitado por el número de habitantes. Para poner una tienda, necesitas que haya cierta población [en el lugar elegido]. Prácticamente nos estamos acabando todo el país”, asegura.
Como parte de este brinco al mundo digital (ya otorgan préstamos en efectivo a través de WhatsApp, en cuya plataforma colocan más de 100 millones de pesos cada mes), han creado un “Campus Digital”.
Saracho dice que lanzaron esta iniciativa porque tenían cada vez más problemas para conseguir programadores, lo que afectaba la actualización y el desarrollo de softwares con los que operan, ya que todos ellos están hechos 100% en casa.
Este “Campus Digital”, explica, está pensado para atraer talento, “que [el programador] sienta que no trabaja en oficina”, sino que lo vea como un “hub de colaboración”. Además de los programadores, en este campus se incluye a gente del negocio para crear “metodologías ágiles” de trabajo.
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El sitio comenzó sus actividades en febrero pasado. Tiene una capacidad máxima de 2,500 personas, y ya cuenta con 1,700. Este proyecto está dedicado 90% al desarrollo de software y el otro 10%, al negocio.
Para José Antonio, el papel más importante del cio es encontrar la manera de trabajar más con el negocio en sentido amplio, ya que, si bien “todo mundo habla de transformación digital, muchas firmas caen en el problema de sólo pedirla a su área de Sistemas”.
“De repente, en las empresas nos confundimos y pensamos que lo que necesitamos hacer para digitalizarnos es poseer una aplicación. Y, no: la empresa lo que necesita saber es para qué quiere la aplicación y qué va a hacer con ella. Con la aplicación de Coppel caímos en el error de subirla pronto. La hizo sistemas… y la hizo súper bien, pero, a la hora de subirla para el uso del cliente, ese cliente nos la hizo pedazos, nos calificó súper mal. Eso fue mala publicidad”.
Uniendo el esfuerzo de ambos equipos, entendieron que sus clientes querían una app para abonar a su cuenta. Luego crearon el proyecto de otorgamiento de préstamos y, al último, la venta de producto. Hoy, agrega, el siguiente reto son los datos. “Hemos recopilado muchísimos datos… pero están dormidos. Hay que saber despertarlos. Para eso, necesitamos que el negocio se involucre en sistemas”.
