Caída y resurrección
Al joven timonel le tocó vivir la más reciente de una larga etapa de dificultades en Vitro, así que sabe de qué va la historia. Tan lo sabe, que el valor de la acción se recuperó en 150% desde su llegada, y miembros de su familia ya comenzaron a aumentar su lote de acciones.
Antes de tomar las riendas de Vitro, en marzo de 2013, Adrián Sada Cueva fue pieza clave en la reestructura de la compañía. Cinco años antes, en 2008, el panorama lucía complejo ante una deuda de cientos de millones de dólares. Es licenciado en Administración de Empresas por el Tec de Monterrey y tiene una maestría en Negocios en Stanford. Es hijo de Adrián Sada González, quien lo antecedió en la dirección general de Vitro, y preside el Consejo de Administración. En 2008, había una estrepitosa baja en el precio de los bonos de Vitro con vencimiento a 2017, que se vendían apenas en 29 centavos; una señal de alarma sobre sus niveles de liquidez. La compañía había informado a los accionistas de una exposición a derivados por más de 200 millones de dólares (mdd). Antes de finalizar 2008, la acción de Vitro acumulaba una pérdida de más de 75%. La situación se agravó en 2009, ante la exigencia de pago por parte de los fondos estadounidenses que tenían la deuda de la compañía. La negociación con los acreedores y la reconfiguración de la compañía no fueron un proceso sencillo. Vitro pasó por medidas como un concurso mercantil (aprobado en 2011), recortes de la plantilla laboral y desinversión de activos. Al año siguiente, la compañía logró un acuerdo para que el fondo privado Fintech, del empresario mexicano David Martínez, comprara los bonos de aquellos acreedores que no aceptaban la propuesta de restructura. Ello puso fin a una serie de conflictos legales en las cortes de Estados Unidos y México. En 2013, año en el que Sada Cueva asumió la dirección general, Vitro anunció un agresivo plan de inversión que significaba darle vuelta a la página. Tras los ajustes, en 2015 la compañía concretó la venta de su negocio de envases para alimentos y bebidas a Owens-Illinois en 2,150 mdd. La transacción incluyó cinco plantas en México, la operación en Bolivia y la distribución de estos productos en Estados Unidos. En septiembre de ese año, Vitro anunció un pago de dividendos de 1.55 dólares por acción, el primero desde 2008. Entre 2003 y 2012, Sada Cueva dirigió las divisiones Vitro Cristalglass y Vitro Automotriz. “La compañía hoy luce bien. Fue un cambio estratégico positivo quedarse con dos divisiones; los resultados avalan que el nuevo modelo de dirección ha sido atinado”, señala Rodrigo Heredia, analista de Ve por Más. “El reto a futuro es que siga buscando fuentes de crecimiento sostenido”. Este 18 de octubre de 2017, la compañía informó en un comunicado a la BMV, que Adrián Sada González, Adrián Sada Cueva y Claudia Yarte de Fernández (esposa de un miembro del Consejo de Administración) adquirieron, cada uno, 733,333 acciones de Vitro. Los mercados leen esto como una señal de que la familia Sada está dispuesta a recuperar la propiedad y control de una empresa con casi 110 años de historia.Un discreto y sólido relevo natural
Alejandro Baillères está al mando de un imperio valuado en 211,000 mdp, con negocios tan diversos como una minera, una aseguradora y una departamental. Si las cosas no se mueven demasiado en el conglomerado, como ocurre desde su llegada, significará que todo marcha bien.
En un análisis corporativo, los financieros ponderan tres conceptos: el crecimiento, las noticias positivas y los costos, un punto (este último) en el que Grupo Bal ha trabajado con mayor ahínco y en el que la alta dirección puede incidir más. Alejandro Baillères Gual fue nombrado vicepresidente ejecutivo de Grupo Bal en abril de 2016. Es un empresario con un perfil discreto. Se sabe, por algunas publicaciones periodísticas, que es egresado de la Culver Military Academy, en Indiana, escuela donde también estudió su padre, Alberto Baillères González. Ocupó cargos de dirección en Grupo Palacio de Hierro y la aseguradora GNP, y estuvo casado, entre 2005 y 2011, con la filántropa mexicana Sofía Aspe Bernal, hija del ex secretario de Hacienda Pedro Aspe. Baillères Gual es el heredero natural de Grupo Bal, un conglomerado que también integra a la minera Industrias Peñoles, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la cadena de joyerías Tane y la Casa de Bolsa ValMex, entre otros negocios. A diferencia de GNP o Palacio de Hierro, cuyas acciones se han mantenido sin cambios relevantes, la acción de Peñoles casi ha duplicado su valor desde que Alejandro Baillères quedó perfilado como el sucesor al frente de este consorcio. “Hablamos de una compañía muy sólida, de clase mundial y con mucha experiencia. Es difícil pensar que el buen desempeño de una emisora se deba sólo a la dirección, pero en materia de costos se ha visto una mejora”, dice Rodrigo Heredia, de Ve por Más. En la industria minera, los costos son impactados por los precios internacionales de las materias primas y el tipo de cambio, y la estrategia de Peñoles ha sido un aumento constante de la producción que permita equilibrar la volatilidad de precios. Actualmente, Peñoles tiene la mina de plata no refinada más grande del mundo. Forbes estima que la fortuna de la familia Baillères tiene un valor que asciende a más de 11,000 millones de dólares.Recuperar la pantalla chica
Con dos años en el cargo, Benjamín Salinas trabaja en tres tareas: arreglar la casa, reconquistar televidentes y convencer a los inversionistas.
Benjamín Salinas Sada tiene 34 años y es director general de TV Azteca desde octubre de 2015. Su principal sello al frente de la cadena televisiva ha sido el enfoque en la cultura laboral. Para 2016, su primer año completo de gestión, el flujo operativo o Ebitda de la televisora creció 25% y, para el primer semestre de 2017, reportó utilidades netas por primera vez desde 2014. Los avances no han sido sólo producto de un cambio en la cultura laboral. Benjamín Salinas ha reconocido que terminó el tiempo en que la audiencia se concentraba en pocos canales y que ahora la competencia se da incluso entre diferentes dispositivos. “Lo que me encontré fue una organización muy vieja, con prácticas y culturas muy antiguas, de los [años] 90, donde la cultura laboral estaba en el último lugar. En una empresa como ésta, donde la creatividad es el principal driver, tienes que dar mucho espacio a la creatividad, atreverte a errar”, dijo a Forbes México en su primera entrevista como CEO, a principios de este año. Con antelación a la toma del mando por Salinas Sada, la empresa no atravesaba por su mejor momento. En el primer trimestre de 2015, las pérdidas se dispararon debido a un tipo de cambio debilitado. La utilidad neta cayó 274%, con una pérdida de 681 (mdp). En 2017 tuvo lugar una reestructuración financiera que tuvo como resultado el prepago de 800 mdd de deuda, además de la reducción de 30% en deuda total, con un nuevo perfil de vencimientos y menos riesgo cambiario. Con una estrategia de generar contenidos en coproducción, hizo mancuerna con Sony Pictures Television para series como Rosario Tijeras, que está por estrenar nueva temporada. Salinas lideró también el relanzamiento de ADN40 como un canal de noticias las 24 horas. Durante el MIPCOM, foro de televisión en Cannes, Francia, anunció la creación de una nueva compañía de producción llamada Dopamine, con un enfoque en coproducciones internacionales premium de alto presupuesto. Antes de ser CEO de TV Azteca, cargo en el que le antecedió su padre, Ricardo Salinas Pliego, desde 2006 Salinas Sada fue productor ejecutivo de series como Asgaard y Drenaje profundo. Desde 2003, es socio fundador de BluePrintContent, una casa productora especializada en el desarrollo de propuestas originales para televisión, teatro y comedia stand-up. En 2002, fundó y dirigió Boost Trading Company, un conglomerado de siete empresas de producción, mercadotecnia, desarrollo gráfico, publicidad y servicios. Sus estudios incluyen una licenciatura en Administración de Finanzas por el Tec de Monterrey.Cómo tantear al león
En sus críticas a Donald Trump, el joven presidente del consejo de administración de Mexichem hizo valer el peso del negocio que conduce, aunque esta compañía no sólo vale por los casi 103,000 mdp de su capitalización, sino por la proyección de los negocios en los que participa.