La evocación de un cálido abrazo, reflejado por una impactante cortina de cristal, da la bienvenida a los visitantes. De pronto, la avasallante estética contemporánea y artística de la Gran Manzana se difumina tras la sutil atmósfera de matices afrancesados y salones glamorosos, de techos abovedados, que transportan a una época dorada.
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Ahí, cada detalle parece haber sido construido por las manos de los artesanos más diestros. De esta forma, Baccarat Hotel New York reimagina la elegancia mediante una serie de detalles que rezuman fantasía, a través de las distintas áreas que componen este remanso de exclusividad.
La hospitalidad de alta gama alienta una vida en plenitud al calor de experiencias disponibles en Nueva York, el Mar Báltico y Latinoamérica.
En el lugar, el arte emerge como una forma de obras en movimiento, las cuales sintetizan 250 años de historia de las grandes escuelas plásticas. Y eso es sólo el preámbulo para que, a través de pasillos, elevadores y la portentosa presencia del llamado “cristal de los reyes”, mismo que destila dramatismo, se descubran sus 114 habitaciones y suites.
En cada una de ellas, los grandes ventanales, de piso a techo, se posicionan como una especie de pintura que reinterpreta la escena nocturna de una metrópolis que hace alarde de la grandilocuencia. Adentro, en cambio, la atmósfera intimista destila una discreta sensualidad.
Basta abrir un par de puertas francesas en el dormitorio para que la mente y la mirada se extravíen en un sueño etéreo de pisos de mármol y duchas acristaladas, las cuales esconden y revelan a la vez tenues detalles que desatan la pasión.
Baccarat Hotel Nueva York ha construido una propuesta de hospedaje donde la elegancia parisina aporta reflejos audaces y las amenidades, minuciosamente diseñadas, halagan con grandilocuencia los sentidos.
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Para fortalecer una estadía aun más entrañable en esta propiedad, el perfumista parisino Francis Kurkdjian fue el encargado de crear, de forma exclusiva, varias de las amenidades. En tanto, los huéspedes de las suites contarán con productos para el cuidado de la piel de La Mer, sello que posee aquí su primer spa en Estados Unidos. Un servicio de salón nocturno está a tan sólo una llamada.
Cuando la noche así lo demande, bastará presionar el botón de “Champagne” para pedir una botella de su cosecha favorita, acompañada, claro, por copas de Baccarat. Mientras tanto, un minibar se percibe como un camino de descubrimiento para acceder a las delicias de la famosa casa gourmet francesa Ladurée.
Afuera, Nueva York parece lejano; adentro, se transforma en una ciudad que desafía a no caer vencidos por los laberintos de la pasión parisina.
Baccarat Hotel New York es miembro de Preferred Hotels & Resorts, el grupo de hoteles de lujo independientes más grandes del mundo.
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