Invertir parece ser una actividad sencilla cuando los mercados de valores suben.

No existe nada de incorrecto en esta frase, lo que es un error es pensar que los mercados suben para siempre. Hace apenas un mes el índice norteamericano S&P500 tocaba el cielo al alcanzar su primer máximo histórico en dos años como resultado del entusiasmo provocado por la Inteligencia Artificial y las altas posibilidades de que la Reserva Federal empiece a recortar las tasas de interés.

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Lo mismo ha ocurrido con la Bolsa Mexicana de Valores que salió de un aletargamiento que en que reposaba desde el año 2007 y que en los últimos meses la ha llevado a mantenerse por arriba de las 50 mil unidades.

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Las definiciones o indefiniciones le susurran al oído a los bancos centrales que no tienen claro cuándo iniciarán un lento proceso de recortes de sus tasas de interés, un tema que es medular para entender qué podría pasar en los próximos meses con los mercados de valores globales, pero mientras tanto en el polo opuesto de los activos no bursátiles, el Bitcoin supera los 72 mil dólares, algo que no sucedía desde el año 2021 y lo mismo pasa con el oro que toca el cielo después de cuatro años de dormitar.

Estamos en el punto más elevado de la montaña donde la emoción suele nublar a la razón. No quiero decir que atrás de esta escalada de precios exista una burbuja que esté a punto de reventar, pero sí es prioritario saber que en estos niveles cualquier inversionista con experiencia se sitúa más del lado de los vendedores que de los compradores.

El mercado de valores es un mecanismo a través del cual el dinero pasa de los impacientes hacia los pacientes, esta frase del genial Warren Buffett adquiere relevancia para los inversores que apenas hace seis meses sentían que sus inversiones en renta variable estaban siendo un desastroso negocio, mientras que para los viejos lobos de mar aquel era un momento para aprovechar los precios de descuento. Invertir es contraintuitivo, cuando las cosas parecen estar mal sueleser el mejor momento para invertir y viceversa.

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Somos el resultado de lo que observamos y cómo lo incorporamos en nuestras vidas, nuestras inversiones dependen mucho de lo que interpretamos. Una estampida de inversionistas están ávidos de encontrar una narrativa que los convenza sobre lo que ellos ya se convencieron: “No hay mejor lugar para invertir un instrumento que está en máximos históricos”. Está máxima para el inversor impaciente suele ser el primer paso para decepcionarse de los mercados de renta variable.

Un entorno donde consistentemente los índices bursátiles conquistan nuevos máximos históricos es el momento para actuar con mayor cautela. Siempre será sensato en los instantes de optimismo hacer un listado que nos sirva de brújula:

¿Cuál es el objetivo de mi inversión?

¿Puedo dejar este dinero invertido por más de tres años?

¿Estos recursos me harán falta si tengo una contingencia financiera?

¿Estoy preparado para ver rendimientos negativos?

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En 22 años que llevo trabajando en casas de bolsa y operadoras de fondos de inversión he visto que periodos como el actual son un imán para las personas que quieren invertir, pero también es el momento indicado para recordar que rendimientos pasados no garantizan rendimientos futuros.

Es un periodo para tener pies de plomo y apelar a la prudencia como una consejera. Invertir en acciones es una tarea para el inversionista de largo plazo que no depende exclusivamente de las buenas noticias. En lo personal soy un inversionista que tiene dinero diversificado en renta variable en los buenos momentos del mercado y también en los malos, es decir: siempre. El 90% de los rendimientos de un portafolio de inversión provienen de una adecuada diversificación y no del instante en que se invierte. Disfrutemos el momento y seamos conscientes de que ni las malas rachas ni las buenas son para siempre.

Les deseo que tengan felices inversiones.

* Edgar Arenas Sánchez es economista, gerente comercial en una casa de bolsa en México, profesor de economía bursátil en la UNAM, blogger de Rankia México y autor del libro “Invirtiendo y entendiendo”, reconocido por la Universidad Anáhuac, universidad de Cantabria y Santander Financial Institute como mejor asesor de inversiones en 2020 y 2021.

Twitter: @garoarenas
LinkedIn: Edgar Arenas
Email: [email protected]

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