Por Marcelo de la Garza* De acuerdo con el Monitor de Emprendimiento Global (GEM, por sus siglas en inglés), cada año se crean más de 100 millones de startups en el mundo, es decir, una cada 0.3 segundos. Sin profundizar en las variables que pueden llevarlas al éxito o al fracaso, lo importante es tomar en cuenta el auge que está teniendo la creación de startups y de venture builders, como una forma ágil y a bajo costo de innovar e introducir nuevos productos tecnológicos en el mercado. Es relevante porque se trata de un modelo de innovación opuesto a la forma en las que las empresas suelen hacerlo, con mucho secretismo e inversión de altas cantidades de recursos económicos, materiales y humanos. En contraparte, el modelo startup es disruptivo porque crea productos o servicios en un modelo de innovación abierta; es decir, aquellas actividades inventivas que surgen no solo del conocimiento interno de las empresas, sino también de otros actores externos como clientes, proveedores, redes sociales, y otros stakeholders. Piensa en todas aquellas innovaciones tecnológicas que forman parte de tu vida y que no existían hace 10 o 15 años, tales como teléfonos inteligentes, comunicaciones vía WhatsApp, tecnología 4G para el procesamiento de datos, el streaming de contenidos multimedia y los servicios de economía y movilidad compartidas, entre otras. Muchas de esas invenciones han sido obra de startups como Uber, Airbnb, Xiaomi, Dropbox y Netflix, que son algunas de las empresas que están cambiando las reglas del juego en las industrias donde compiten. Si bien hay casos de éxito como los mencionados, muchos cuestionan la conveniencia de este tipo de innovación con base en la baja tasa de éxito que tienen —en promedio, a escala global solo triunfa el 1.35% de las startups—, pero no es un dato que debería asustarnos porque este tipo de emprendimientos basa su modelo de negocio en la incertidumbre, en la cual, el fracaso es la base del aprendizaje y la mejora continua. Una figura importante para crear startups son los venture builders, organizaciones que invierten los fondos para iniciar los proyectos, apoyan con actividades de back office (recursos humanos, legales, financieros) y conforman el equipo de trabajo multidisciplinario más competente para crear la solución que resolverá el problema de mercado que ha sido previamente identificado. Para innovar de forma ágil, este tipo de organizaciones tecnológicas combina metodologías como Design Thinking, Agile y Lean Startup, de tal forma que crea productos digitales pensando en resolver necesidades muy puntuales, bajo un marco de desarrollo ágil e iterativo, con la menor inversión y buscando el máximo valor. Gracias a estas herramientas, las startups trabajan a máxima velocidad para lanzar al mercado lo que se conoce como Producto Mínimo Viable (MVP, por sus siglas en inglés), que suele ser una versión reducida del producto que se quiere lanzar al mercado, que contiene solo las funcionalidades básicas, pero que sirve perfectamente para validarlo con los clientes, mejorarlo —o modificarlo, si es el caso— y volverlo a probar. De esta forma, la empresa va construyendo la solución ideal a medida que obtiene más conocimiento del mercado y de los clientes. El método permite invertir menos recursos en la fase de aprendizaje y testeo de la idea y buscar financiamiento cuando las probabilidades de éxito son altas. Estas metodologías han probado ser exitosas en sectores como comercio y servicios, pero su sistema ágil ha llamado la atención de empresas manufactureras como una alternativa para probar las nuevas tecnologías que surgen en el mercado y las formas en que puede crear nuevos modelos de negocio a partir de ellas. No es de sorprender que así sea, pues vivimos tiempos de disrupción que retan a los tomadores de decisión a cambiar su mentalidad para buscar nuevas ventajas competitivas y transformar sus organizaciones. ¿Tú ya lo estás haciendo? *Cofundador y Director Ejecutivo de Gesta Labs.   Contacto: Correo: [email protected] LinkedIn: Marcelo de la Garza Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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