*Por: Joselyn Quintero, experta en neurofinanzas

De acuerdo con el Censo de Población 2020 que realizó el INEGI, de las 66.2 millones mujeres que hay en México solo 10 millones cuenta con un ingreso estable. Si a esto le sumamos que a nivel mundial solamente 1% de las mujeres poseen inmuebles y apenas 2% participa en el sistema financiero, es el momento de hacernos la pregunta ¿las mujeres estamos excluidas del sistema económico o nos autoexcluimos porque creemos que no somos buenas en ello?

La gran mayoría de las mujeres cree que no es buena con las finanzas. Por esa razón, quisiera dedicar estas líneas a combatir la tendencia de la mujer a ubicarse a sí misma en una posición cada vez más vulnerable en la sociedad contemporánea.

¿Por qué las mujeres debemos actualizar creencias alrededor de las finanzas?

Dentro de las neurofinanzas se habla de creencias desactualizadas, aquellas creencias que tuvieron validez en algún momento del pasado, pero que en las circunstancias actuales no solo perdieron vigencia, sino que también empiezan a ser obstáculos para nuestro progreso.

Hasta el siglo pasado, la estructura familiar se basó en el principio de tareas divididas y no de tareas compartidas. Ante esta división, las mujeres quedamos a cargo del cuidado del hogar y los hijos, actividades que no forman parte del Producto Interno Bruto, instalándose la creencia de que no somos productivas ni partícipes en las finanzas.

A pesar del gran avance de las mujeres en el sector académico y profesional, sigue existiendo la creencia de que el hombre es quien sabe de dinero. Como indican algunos especialistas en psicología, el problema actual de la mujer no es de capacidad, sino de autonomía. La mujer, al dejarse en último lugar en sus prioridades económicas, se va haciendo dependiente de su entorno, hasta perder su lugar de adulta madura productiva en la sociedad.

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La sorprendente verdad acerca de la mujer en el mundo bursátil

Ante la creencia de que no somos buenas con el dinero, un estudio realizado entre los años 1995 y 2011 en la Universidad de New South Wales en Sidney, demostró que las mujeres inversionistas tienen mejor desempeño que los hombres en los mercados financieros. Estos resultados, que no se habían analizado con anterioridad, se contraponen al hecho de que ellas realizan menos actividad bursátil que ellos, por ende, sus ganancias pueden pasar desapercibidas, sobre todo en el corto plazo.

Veamos algunas de las conclusiones que este estudio de 17 años de duración trajo sobre la mesa:

Las mujeres inversionistas pueden ser mucho más selectivas porque se toman más tiempo evaluando las opciones antes de realizar una operación y tienen un enfoque más calmado incluso ante las tormentas financieras. Parte de la explicación proviene de los esquemas evolutivos, donde una decisión errada costaba su descendencia, por lo cual elige con prudencia a su potencial pareja ante varios pretendientes.

Las mujeres inversionistas pueden identificar los momentos más adecuados para vender, no solo esperando mucho tiempo sino dejando de hacerlo aún cuando los hombres sí lo hacen. Durante el estudio se determinó que los hombres realizan más transacciones que ellas con algunas ventajas en el corto plazo, pero con claras pérdidas en el largo plazo. Aquí podemos hablar acerca del efecto de la testosterona, una hormona que genera en los hombres el impulso de acción ante el peligro, algo que no ocurre con la misma frecuencia ni la misma intensidad en las mujeres.

Las mujeres inversionistas están más informadas que los hombres. Cuando se realizan análisis a corto plazo, se observa que ellas compran en períodos con tendencia a la baja, pero al mantener esas inversiones a través del tiempo, sus resultados a largo plazo son muchísimo mejores, al punto de venderle sistemáticamente a los hombres cuando ellas identifican que pueden obtener una ganancia considerable. Parte de esta paciencia y prudencia podría estar asociada a la capacidad de la mujer de cuidar y atender su inversión biológica reproductiva, sus hijos, quienes no se hacen independientes sino después de muchos años.

Las mujeres inversionistas manejan mejor sus recursos propios. Una observación reveladora de este estudio es que la diversificación recomendada de los textos financieros no se cumple cuando se trata de inversionistas particulares, quienes tienen un promedio de apenas 3,4 acciones en portafolio. A pesar de esta poca diversificación, la mujer lee señales del mercado que van más allá del análisis técnico, eso le permite tomar mejores decisiones con sus recursos que el hombre. Esto se puede apreciar en el hecho de que la mujer posee en su cerebro un cuerpo calloso más desarrollado, lo que le permite no solo analizar los números, sino también observar otros comportamientos que ellas pueden apreciar perfectamente. 

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Ahora que ya tienes claro el panorama real en el que sin lugar a dudas, como mujer, tienes estas cuatro ventajas descritas, puedes empezar a tomar acciones con más seguridad y confianza en ti misma. 

Como podemos observar, un solo estudio realizado en el tiempo prudencial nos ofrece varios elementos claros que nos permitan a las mujeres valorar nuestro lugar en los mercados financieros, al punto de que especialistas en neurociencia como el investigador Peter Swan resalta la necesidad de la mujer en las finanzas para no sólo dar estabilidad a los mercados, sino para disminuir la probabilidad de crisis financieras, algo que sucede con bastante frecuencia.

Si te has reforzado la creencia de que las finanzas no son para ti solo por el hecho de ser mujer, te invito a actualizarla por otra ya demostrada: como mujer, llevas ventaja en el mundo financiero.

Tips para poner en práctica

Ahora que ya tienes claro el panorama real en el que, sin lugar a dudas, como mujer tienes estas ventajas descritas, puedes empezar a tomar acciones con más seguridad y confianza en ti misma. Te comparto algunas ideas: Autoedúcate: toma un curso introductorio de inversiones o suscríbete a un buen blog de inversiones; intégrate: súmate a cualquier comunidad de inversiones que esté dirigida por instituciones o empresas reguladas; planifica: crea tu plan de inversiones según tus necesidades, tus deseos y tus aspiraciones a largo plazo; atrévete: inicia con un monto lo suficientemente pequeño que te sirva de prueba para que te conozcas tu versión inversora; celébrate: cada pequeño logro debes reconocerlo como el proceso que te lleva a ser esa gran inversora que está dentro de ti.

Recuerda que la práctica hace al maestro.

* Joselyn Quintero es experta en neurofinanzas

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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