Pese a sus rezagos educativos y tecnológicos, México tiene iniciativas para la promoción de la lectura entre la población vulnerable. Conoce tres historias que dan a la vida del libro nuevos aires para que no muera.     En un país como México, con sus rezagos educativos y tecnológicos, pero que busca abrirse espacio en el contexto global, es digno de destacar las iniciativas para la promoción de la lectura entre la población vulnerable, al igual que lo hacen países como Colombia o Alemania. A continuación, tres historias que dan a la vida del libro nuevos aires para que no muera. El acceso a la lectura es uno de los temas que más ha llamado la atención de los sectores educativos y culturales del país. Mientras que apenas acaba de cumplir 37 años el Día Nacional del Libro, y que en recientes años cadenas de librerías han lanzado campañas para incentivar la lectura, hay un sector de la población que sigue sin poder acceder a un libro. Tal y como ya lo he escrito en este espacio en anteriores ocasiones, el acceso al extraño objeto formado por un compendio de hojas engomadas, sigue siendo una de las debilidades de las sociedades contemporáneas (y lo explico de esa manera un tanto genérica porque la misma preocupación por la lectura hay en Estados Unidos, que en España, Italia o Argentina). Por esa misma razón, en esta entrega contaré casos de promotores de la lectura en tres distintos países. Casos, todos ellos, que demuestran que para llevar un libro a las manos de un infante, o de un empleado, o de un campesino, lo mínimo que se necesita es convicción… y amor por la lectura.   México, el sembrador de libros Manuel García Estrada (Twitter: @ManuelGarciaEs) se define como un “sembrador de libros”. Pero su misión, personal, cercana, comprometida, consiste en instalar bibliotecas en los rincones más alejados del país. “El programa se llama Mass Letras y busca masificar a los lectores en 20 estados del país”, explica Manuel en una espontánea entrevista vía email para este espacio de Forbes México. Yo supe de la labor de Manuel desde hace unos dos años a raíz de una entrevista que le hicieron en una estación de radio por internet. Su tiempo lo divide en ser un activista político, social, de las igualdades y, de forma un poco inesperada, en hacer lo posible por llevar libros a las comunidades “que tienen una economía escasa”, según sus palabras. ¿Ambicioso? Yo diría que sí. Una de las primeras dudas que me surgieron fue cómo consigue los libros. “Se gestiona todo a través de la gente buena que cree en el poder de los libros”, responde rápidamente por correo electrónico. La historia de Mass Letras (inevitable no traer a mi mente el término Mass Media) comienza a contarse en Tomatlán, Veracruz. Luego de una serie de problemas en un festival cultural, García decidió no volver a involucrarse en ese tipo de eventos. Pero la comunidad de Tomatlán no dejó que se alejara de la labor. “La obstinación de esa comunidad de Veracruz hizo que una mañana les dijera: “Sí los apoyo con proyectos culturales con la condición de que pongamos una biblioteca”… supondría que, como buenos mexicanos, se detendrían y no pasara nada. Mi sorpresa fue que a los tres días me llamaron para decirme que sí me apoyarían con la biblioteca”, explica. ¿Qué tan titánica es la labor de Manuel García? Pongamos en perspectiva la situación: de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEG), en el territorio nacional hay un total de 241,487 escuelas de educación básica y media superior, pero, por otro lado, se cuentan con 8,258 bibliotecas públicas en todo el país. Además, el analfabetismo para el 2010 era del 6.88% de la población total del país, según el INEGI. “Cuando le platiqué a un amigo del plan de fundar una librería, me dijo que él me mandaba libros. Unas semanas después me llamaron para decirme que me iban a mandar 35 mil libros, y es que resultó que mi amigo, un amigo que conocí de manera incidental, era directivo de un mega corporativo editorial del mundo”, continúa Manuel. “En ese momento pensé en todos los niños que no tenían libros en México, recordé todas esas escuelas que conocía en la sierra de Veracruz”, narra este hombre de anteojos redondos. Esos dos tráilers, agrega Manuel, se convirtieron en la “punta de lanza” de un programa que hasta la fecha ha fundado 57 bibliotecas e “impactado a millones de personas que lo disfrutan”. ¿Y cuál es el futuro del libro?, le regreso por esa vía electrónica que nos está permitiendo comunicarnos en pocos minutos. “Los sembradores no debemos preocuparnos por el destino de los libros, ellos SIEMPRE liberan a las mentes. En eso confío y en eso creo”. El objetivo de Manuel García y de su programa Mass Letras es instalar 400 nuevas bibliotecas para México y distribuir más de 12 mil tablets en el país. Por lo que se ve, Manuel también apuesta a las versiones digitales.   El ‘biblioburro’ que viaja por Colombia ¿Te imaginas, lector, un hombre entrado en sus cuarenta años, jalando un pequeño burro cargado con libros, que recorre las comunidades más alejadas de Colombia? La escena suena imposible. Tal vez una parodia. Pero no es así. Se trata del Biblioburro, el proyecto cultural del maestro Luis Soriano y sus burros “Alfa” y “Beto”. Quince años atrás, Soriano decidió crear una biblioteca ambulante con la que recorrería la zona de Sierra Nevada, al norte de la República de Colombia, para poner a leer a niños y adultos analfabetas. De acuerdo con varias entrevistas que han recogido medios electrónicos, el profesor Luis Soriano llega a recorrer al año hasta 30 localidades colombianas con sus libreros de cuatro patas y orejones. Sobre los lomos de “Alfa” y “Beto”, Don Luis carga con los libros que lectores olvidados por las distancias, la pobreza y las veredas, le entregan en su andar por el Caribe. Pero Soriano no tuvo enfrentarse nada más contra las montañas, los cerros y la ignorancia. También se enfrentó a los paramilitares que en muchas ocasiones le impidieron el paso por algunas comunidades. “Los paramilitares se sentían amenazados con la mente, ilustrar a un campesino es armarlo también, el desconocimiento es una parte vulnerable, pero cuando conoces las leyes estás armando una persona a través de la intelectualidad”, dice en entrevista a un medio electrónico. La biblioteca de Soriano inició con unos 70 ejemplares, y, según cálculos de diversos medios electrónicos, actualmente ya alcanza los 5,000 ejemplares. A lo largo de estos años la red de biblioburros ya no se limita a los viejos conocidos “Alfa” y “Beto”. Ya, actualmente, forman parte de una red de 16 animales que recorren la zona montañosa con algunos Borges, algunos más Bioy Casares u otros Shakespeare al lomo. Al igual que nuestro “Sembrador de Libros”, el profesor Soriano tiene en mente llevar tecnología a las zonas con mayor rezago. “La idea es meterle a esto tecnología de punta, llevarle a los niños allá en el monte computadoras, cámaras digitales, cámaras de video, que ellos se familiaricen y aprendan un manejo elemental de las nuevas tecnologías”, declaró a la prensa extranjera.   Uno para todos y todos para los pequeños libreros La última historia que traigo en esta ocasión viene de Alemania. Y es que los pequeños libreros de uno de los países más poderosos de Europa se han asociado para hacer frente tanto a las grandes cadenas de librerías como a la industria de e-books, como Amazon. La iniciativa llamada “5Plus”, que asocia a libreros de cinco regiones de Alemania: Hamburgo, Colonia, Berlín, Múnich y Friburgo, quienes en 2009 se fusionaron para hacer frente a las grandes cadenas de librerías alemanas como Thalia, Weltbild y Hugendubel. Para el creador de “5Plus”, Gottfried Honnefelder, la amenaza es real. Ha seguido de cerca el colapso tanto de las pequeñas librerías de calle como de las grandes cadenas. Además se mantiene al tanto de cómo evoluciona la industria de los libros electrónicos. Según especialistas entrevistados por el portal de noticias alemanas Deutsche Welle (DW), las librerías pequeñas reaccionan mucho más lento a las tendencias del mercado y de la industria que las grandes cadenas de librerías, situación que las pone en desventaja y, por ende, en peligro. Michael Lemling, de una librería de Múnich, aclara el panorama que presenta el portal Amazon. “Amazon ha reducido las ventas de tiendas pequeñas y medianas también, pero no en la medida que ha afectado a los grandes conglomerados libreros”, dice en entrevista para la DW. La principal fortaleza de las pequeñas librerías es que ellas se interesan en el libro por su valor cultural, cosa que Amazon y las grandes cadenas no, ellos lo ven como “bienes para la venta”, dice a la cadena alemana. Pero una muestra de que la industria librera y editorial no es garantía de nada, son los otros proyectos que “5Plus” ha iniciado: la edición, dos veces al año, de una revista de alta calidad, enfocada a sus clientes y la creación de la editorial “Edition 5Plus” especializada en traducir textos de grandes autores que nunca antes han sido traducidos al alemán. El optimismo de los ya ocho libreros que forman parte de “5Plus” es evidente. Confían en que seguirán con vida por muchos años más “en nuestra ciudad, en  nuestro barrio y con nuestro concepto tradicional”, agrega Lemling. Por mi parte, estimado lector, tengo confianza, en que con iniciativas como la de Manuel García, de México; la de Luis Soriano, de Colombia; y como la de “5Plus”, de Alemania, den aire fresco a los libros y a la difusión de historias y aventuras, de conocimiento y que a la larga -vuelvo a confiar- los libros sigan formando parte de nuestra vida diaria. Y más, principalmente, que mejoren la vida de las personas que jamás han podido acceder a un libro. De lo contrario, sería una gran decepción para Gutenberg. Y tú, lector, ¿qué opinas?     Contacto: Sígueme en Twitter: @miguelcolunga1       *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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