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Sagrada Familia es un thriller español creado por el mexicano Manolo Caro, quien logra mantener al filo del asiento al televidente. Esta historia retrata una familia que para nada es lo que parece (quizá como sucede en prácticamente todas las familias). Una vez cerrada la puerta, se comienza a mostrar el “verdadero yo” de cada uno de sus integrantes. Ese “verdadero yo” provocará en los testigos que están al otro lado de la pantalla, abrir los ojos como platos un minuto sí, y el otro también. 

“La serie ha ido muy bien, la gente está muy contenta con ella. Yo creo que es porque el tema es muy actual y porque todos tenemos una opinión. Mi tema favorito es la familia. Siempre digo que es como una trilogía: La Casa de las Flores, que es un drama familiar con tintes de comedia; después, Alguien tiene que morir, que también es un drama familiar con tintes históricos; y, ahora, Sagrada familia, un drama familiar con tintes de thriller. Entonces, me llama mucho la atención la familia, porque todos tenemos una y tiene que ver también con la familia de elección, ¿no?”, dice Manolo Caro, en entrevista con Forbes México. Este proyecto, comenta, le dio mucha tranquilidad, porque, aunque aborda temas controvertidos, tiene un gran reparto: en la serie, inmediatamente se puede reconocer a Najwa Nimri, quien hizo el papel de Alicia Sierra en La casa de papel, y a Alba Flores, quien interpretó el personaje de Nairobi, en la misma serie. También actúan Macarena Gómez, Carla Campra y Álvaro Rico Ladera, entre otros. 

A Manolo, desde niño, le gustó contar historias (era el chico que ponía a actuar a sus primos y hermanos). A los siete años pidió su primera cámara de video. No obstante, y, como muchas veces sucede, decidió estudiar otra carrera, a sabiendas que nunca la ejercería. “Yo creo que decidí estudiar Arquitectura porque sabía que me iba a dedicar a esto [a contar historias] el resto de mi vida, y quería aprender a hacer otra cosa. Entonces fue muy loco porque, cuando estudié Arquitectura era muy feliz, pero sabía que mi vida iría por otro lado”. 

Cuando estaba terminando la carrera profesional escribió su primera película: No sé si cortarme las venas o dejármelas largas. Con ella se abría la puerta para Manolo Caro, después de muchas que había tocado sin éxito. “Busqué productores, y justo ellos me dejaron claro que no tenía nada de experiencia y que iba a ser muy difícil hacer una película pero les gustaba mucho la historia, y me invitaron a hacer una propuesta para [volverla] una obra de teatro”. Esto representó una ventaja para dar a conocer la historia, pues la inversión para llevarla un escenario era menor. 

“Esa obra de teatro me cambió la vida porque el éxito fue inmediato; se abarrotaba el teatro. Recuerdo que era martes y que ese mismo día se agotaban los boletos para jueves, viernes, sábado y domingo. Íbamos a estar 10 semanas, ¡y estuvimos dos años en cartelera! Estuvimos haciendo gira por todo el país. Entonces, yo creo que eso fue lo que marcó mi carrera”. 

Esta obra tuvo gran éxito; salió a escena en 2010 y, para 2013, finalmente llegó a la pantalla grande. Manolo la dirigió y fue autor del guion. Actuaron Raúl Méndez, Ludwika Paleta, Luis Ernesto Franco, Luis Gerardo Méndez y Zuria Vega, entre otros. 


Manolo confiesa que nada le ha dado miedo con respecto a su profesión; dice ser osado, aguerrido y no se limita. “Soy más miedoso en los temas personales, sentimentales; pero, a nivel profesional, la verdad que lo llevo bastante bien […] Yo creo que la arquitectura, lo que me dio, y que yo buscaba, era estructura y sentir que podía aprender a hacer otra cosa. Ahora, justo, tengo esta necesidad de estudiar, y de aprender otras cosas. No sé por qué me ha dado por ahí”. Confiesa que le gustaría aprender fotografía y a cocinar. También quisiera incursionar en la escultura. “Soy muy curioso, y me he vuelto muy curioso con los años. Soy muy joven, pero no tanto […] Me interesan ya otras cosas. Cuando empecé, era como muy desfachatado. No pensaba tanto [y vivía] conforme pasaba el tiempo. Ha llegado el éxito, las cosas han ido bien […] Ahora hay mucha presión sobre qué voy a contar, qué historia voy a hacer”.

Esta presión, confiesa, viene de tratar de cumplir expectativas de mucha gente. Es creciente la cantidad de opiniones que recibe sobre su trabajo. Antes, recuerda, él creaba las historias y la productora era asociada. Así que tomaba todas las decisiones. “Y ahora, pues, estoy muy agradecido. Está la agencia de Estados Unidos, están los abogados, está mi manager. Y, de repente, siento que esa parte de crecer en esta industria también es como luchar contra no perder identidad y no perder tu voz […] Ahora estoy muy abocado en eso: no puedo perder esencia”. 

Manolo Caro
Manolo Caro. Ciudad de México, 24 de octubre de 2022. Foto: © Fernando Luna Arce.

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ASÍ ES COMO ELIGE UNA HISTORIA 

“Me tiene que gustar a mí, y enloquecerme”. Afirma haber tenido fracasos cuando, como él mismo dice, se “pone intransigente y berrinchudo”. Sin embargo, explica, con los temas que mayor éxito ha tenido son los de interés social. “Por ejemplo, ahora, el vientre subrogado en Sagrada Familia, que hay ido muy bien en la serie; la gente está muy contenta con ella”. 

Las relaciones familiares son una constante para Manolo. Y es que, sea biológica o no, todos tienen una familia. “Los lazos familiares son muy complejos, porque los tienes con gente [con la] que vas a morir; la vas a tener que soportar toda tu vida. También porque nos han enseñado cosas muy locas en la sociedad; y más en la mexicana. Por ejemplo, que nuestra mamá nos tiene que caer bien; nuestra abuela tiene que ser maternal. Y no es así, puede haber abuelas mala onda; puedes estar en desacuerdo con tu mamá, puede no caerte bien tu padre, puedes no tener relación con tu hermano; pero, al final, lo vas a sortear, porque van a estar presentes en tu vida, aunque te alejes”. 

CAUTIVAR AUDIENCIAS NO ES FÁCIL 

Manolo considera que actualmente es más difícil cautivar a la audiencia, porque la oferta de contenido es muy amplia. En la música, por ejemplo, dice, los artistas solían sacar al mercado un disco cada año o cada dos: “Ahora tienen que sacar dos canciones al mes para estar vigentes”. Algo similar sucede en la televisión. “Cuando estrené La casa de las flores, era un acontecimiento, era como ‘laaaa’ serie de Netflix en español, y todo se volcaba en ello. Ahora se estrenan series todas las semanas y en todas las plataformas. Estás compitiendo con muchísimas otras. El mercado ha crecido mucho, y pues, eso también reduce el interés de la gente. Tienes que hacer algo muy potente para que te volteen a ver”.

Manolo tiene un desafío: sobrevivir. Sobrevivir ante la exigencia de una industria. “Ojalá así se les exigiera a los gobernantes”, dice entre risas, “porque yo saco una serie, y se me exige todo tipo de representación […] Yo soy un contador de historias […] Se me exige éxito, se me exige que esté brillante, inteligente, que salga bien en las fotos, que tenga buena piel, que esté delgado […] Oye, eso no puede ser el día a día de la gente que nos dedicamos a la industria. Entonces, creo que esa es mi gran batalla”. 

La crítica es dura, opina Manolo. Sin embargo, explica, su trabajo va más allá de una crítica o de la percepción de alguien. Y también ha encontrado personas que, por su trabajo, se han cuestionado aspectos que importan en sus vidas, como el deseo de ser madres: “Muchas amigas me han llamado, y me han dicho [a partir de Sagrada familia]: ‘Claro, nunca me había dado cuenta de que siempre estoy presionada por si voy a ser madre o no’. Y he vivido momentos increíbles, que atesoro. Por ejemplo, cuando salió la obra de No sé si cortarme las venas, llegó un chico y me entregó una carta. Me dijo que, gracias a esa obra, se había animado a ‘salir del clóset’, que había ido con sus padres a verla. Y que a él le había cambiado la vida. Con eso es con lo que me toca quedarme, con las cosas buenas, y seguir haciendo lo que hago de manera honesta; y, claro, también divertirme”. 

LOS PLANES DE MANOLO 

Siente ganas de regresar a la comedia romántica. “Tengo una cosa con la edad de que, sí soy muy joven, pero tengo esta sensación de que me estoy poniendo viejo; y después digo: ‘Cuando tenga 45, o 50 años, me va a parecer ridículo hacer una comedia romántica del primer amor, porque ya voy a estar en otra etapa de mi vida’. Entonces, creo que volveré a hacer una, porque tengo muchas ganas de retomae [el género] Me gustaba hacerlas, y soy muy romántico, y muy cursi”. 

Manolo regresará a México para filmar. Vive en Madrid desde 2019, y no ha vuelto al país, por su carga de trabajo. Así que espera estar en México para preproducir a partir del mes de marzo de 2023. Además, está negociando para filmar en Guadalajara, de donde es originario. “Es una adaptación, y es un proyecto muy diferente de lo que he hecho, con muy pocos personajes. Yo siempre hago proyectos muy corales; series muy corales. Ahora son dos personajes; espero pronto poder platicar más de esto. Quiero que sea muy personal, como chiquito, como algo muy íntimo, como situarme en otro momento”. 

Otro motivo para filmar en Guadalajara es porque desea estar cerca de su familia. Incluso, en la pandemia, regresó a la casa de su madre: “Yo era de los que creían que todos nos íbamos a morir. Estaba muy asustado. Regresé a vivir a casa de mi mamá. Viví como tres meses de la pandemia con ella, y estuvo muy divertido […] Siempre he creído que uno regresa a casa de sus padres, hagas lo que hagas y en el momento en que te encuentres. Yo, con mucho trabajo y con las cosas yéndome omo me van, entro por esa puerta, y es como si nada valiera. Y regresas a tomar el rol que tenías cuando eras niño. Entonces, si eras el niño berrinchudo, aunque ahora seas maduro y tengas éxito, entras a la casa de tus papás, y eres el berrinchudo”, dice entre risas. 

En algunos años, Manolo se ve a sí mismo siendo padre y gozando de un ritmo de vida un poco más tranquilo. “Mi sueño sería despertarme, desayunar, llevar a mis hijos a la escuela, montar a caballo. Por la mañana, irme a trabajar, y hacer un proyecto fuerte al año; pero solamente uno, porque después […] esta cosa de que brinco de proyectos, y de países […] Pero me voy a seguir dedicando a esto, porque es lo único que sé hacer, y amo mi trabajo […] Creo que he cambiado mucho como persona, creo que el arte me ha hecho entender mucho a la sociedad, me ha hecho cuestionarme mucho. Soy una persona que todas las mañanas, cuando me meto a la regadera, me cuestiono si soy feliz, si amo lo que hago, si estoy contando la historia que quería contar, y cómo lo puedo hacer mejor. Creo que eso me lo ha dado el arte: no exigirme, sino sensibilizarme en el momento en el que estoy, y no dar por hecho que la vida va a pasar, y ya está”. 

Manolo estudió en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, en Cuba, y en el Estudio de Juan Carlos Corazza, en Madrid. Ha hecho cinco películas, cuatro series, más de 50 capítulos y seis obras de teatro. Algunas de sus películas son: Amor de mis amores y Elvira, te daría mi vida, pero la estoy usando. Obras de teatro: Sin cura, Un dos tres por mí y todos mis amores y Nunca es tarde para aprender francés. Prepara el estreno de Alguien tiene que morir, una miniserie de formato cinematográfico que filmó en España. Sagrada familia ha estado en el top 10 de TV en Netflix en 37 países, como Alemania, Arabia Saudita, Grecia, Luxemburgo, Rumania, Turquía y México. 

“El mejor consejo que puedo dar es que la gente se acerque al arte, porque lo peor que le puede pasar [ante el arte] es que tenga un momento de entretenimiento, pero lo mejor que le puede pasar es que le cuestione algo tan profundo, que le cambie la vida. Creo que el arte es transformador; hay que apoyarlo. Apoyarlo también política y socialmente. Es una guerra que todos tenemos que pelear”, dice.

 

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