Mikhail Gorbachev, a sus 91 años, aún seguía siendo el ícono de las reformas estructurales en la ex Unión Soviética. Hay que recordar que a partir del final de la Guerra Fría, el mundo entra en una fase fascinante de bipolarismo marcado por dos grandes hegemonías que se posicionaron para formar bloques económicos, fortalezas militares y alianzas políticas. La carrera iniciada desde ambas super potencias por las armas, el espacio, los avances tecnológicos y el desarrollo político y económico generó un espiral de acontecimientos de 1945 a 1991. Hacia mediados de los años ochenta, al escenario de la Guerra Fría llegaron estos tres grandes líderes, Ronald Reagan, Margaret Thatcher, y Mikael Gorbachev. Siendo secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, se convirtió también en el Presidente de la Unión Soviética en una etapa de crisis económica, incertidumbre política e inestabilidad social. 

Su llegada al poder ocurrió en una fase de declive económico, bajo un modelo totalmente insostenible y desgastado después de décadas de competencia en varios frentes contra los Estados Unidos, el mantenimiento de sus países satélite y con políticas sumamente restrictivas que empobrecieron a la población. Bajo la mirada del último líder soviético se reiteró que el comunismo sigue siendo una utopía y que los modelos de especialización y amplio proteccionismo no dejan más que pobreza y una mayor desigualdad. 

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Gorbachev, aclamado por muchos en el Occidente siempre estuvo dispuesto a cargar con el peso de la historia aún a sabiendas que al interior de Rusia se le tacharía de traidor, detractor y aliado de los intereses expansionistas occidentales. Bajo un enfoque totalmente reformista, generó un plan de estabilidad económica, social, política y cultural: Glasnost y Perestroika.

Por un lado, la apertura y libertad que representaba Glasnost llevó a la población a tener la posibilidad de hacer críticas al gobierno, cosa que antes de la Era Gorbachev hubiera sido impensable. En el plano económico, la necesidad de establecer un socialismo de mercado, es decir, eliminar el exagerado proteccionismo para permitir la inversión extranjera directa a fin de generar crecimiento económico no sólo con la intención de estabilizar a Rusia, sino con el objetivo de otorgar independencia a las exrepúblicas soviéticas como parte de la transformación. El camino hacia la transformación no fue fácil, hubo mucha resistencia. Sin embargo, en 1990 ganó el Premio Nobel de la Paz como reconocimiento al constante esfuerzo por terminar con la Guerra Fría, las tensiones nucleares y la carrera armamentista. Destaca también su rol como negociador en el proceso de unificación de Alemania y en la reconfiguración del mapa del Este de Europa.

A Gorbachev se le pueden atribuir muchos logros, un hombre de Estado único en su tipo, con un profundo sentido humanista y comprometido con el futuro y la libertad de su país y el de la región.

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