Si, durante el agitado entorno económico que supuso el inicio de la pandemia en 2020, los inversionistas ralentizaron las inversiones e hicieron más eficientes sus recursos invertidos, 2021 fue un momento para confirmar lo que desde hace años se gestaba: que América Latina es una región llena de oportunidades para el crecimiento y consolidación de startups, aun en el contexto económico más complejo.

En México, a fines de 2020, la startup especializada en compra y venta de autos en línea, Kavak, se convirtió en la primera empresa de base tecnológica en alcanzar el hito de “unicornio” al valorarse en más de 1,000 millones de dólares (mdd), y esta inversión dio la estafeta para que, en 2021, otras startups, como Clip, Konfío, Clara y Merama, siguieran sus pasos. En el resto del continente, MadeiraMadeira (Brasil), NotCo (Chile) o Tiendanube (Argentina), alcanzaron también esta aspirada denominación.

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Ya sea mejorando la experiencia de compra de autos de medio uso en Latam (Kavak), o permitiendo que las pymes acepten tarjetas de crédito (Clip), la tecnología convertida en innovación ha demostrado que es capaz de mejorar la vida de todos. La necesidad de tener productos digitales y la disrupción de industrias es quizá uno de los mayores aprendizajes que trajo la pandemia en cuanto al papel de las startups en el ecosistema emprendedor y, en general, en la economía.

Los “unicornios” son resultado y reflejo de lo que es la región para invertir, porque demuestran que existe talento y empresas capaces de generar valor. De esta manera, la riqueza de la zona, aunada a la aceleración de tendencias como el aumento del e-commerce o la mayor digitalización de las transacciones financieras, ha permitido que la inversión en startups creciera de 4,400 a 14,800 mdd en 2021, según PitchBook, lo que representa un aumento de más de 300% con respecto al año anterior.

Así, el ritmo de inversión se ha acelerado y, con ello, las rondas de inversión también, además de que hay inversionistas internacionales invirtiendo en la región que nunca antes se habían visto.

El año 2021, sin duda, significó un verdadero parteaguas para el venture capital en América Latina y en un buen augurio de lo que está por venir.

Entre más fluya el capital, habrá más historias de éxito, mayor número de “unicornios” y, sobre todo, más compañías transformando la región, porque una de las grandes virtudes de las startups es generar ese “efecto multiplicador” que hace que el éxito se convierta en empleos generados y crecimiento económico. Es un panorama en el que todos ganan.

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