Por Jonatan Loidi* El 70% de las Pymes en Latinoamérica es de tipo familiar, con todo lo que esto conlleva. El primer argumento que suele aparecer en la mesa de consultoría de estos negocios es: “¿Cómo separamos las relaciones familiares de las empresariales?” Y en rigor de la verdad, no es nada simple de responder. El primer objetivo de toda organización siempre debe ser lograr que la misma perdure en el tiempo, trascendiendo a los fundadores; y, en el caso de las compañías cuyos integrantes tienen vínculos consanguíneos, hay que hacer las siguientes reflexiones: ¿Soy el indicado para este momento? Las empresas pasan por distintos momentos a lo largo de su historia y cada uno de éstos requiere de habilidades diferentes, a veces más enfocadas en la ejecución profesional, a veces en la estrategia. Ser el fundador no significa que se podrá ser siempre el mejor líder para su organización. Por lo general, cuando las empresas crecen, la complejidad también lo hace, y no siempre el fundador está preparado para hacerse cargo. Dar un paso al costado, ocupar otro lugar o dejar a alguien más apto puede ser la salvación. Si es de la familia, mejor; pero muchas veces hay que salir a buscar a la persona. En todo plan de empresa familiar debe contemplarse la sucesión y cadena de reemplazo. ¿Quién va a cuidar mejor la organización que un familiar? No quiero incomodarlo, pero sabemos que muchas veces la respuesta es no. Por otra parte, ¿no es más fácil controlar y en tal caso corregir, amonestar y si fuera necesario desvincular a un tercero que a un hijo? Si la única forma de controlar la empresa es poniendo un familiar en cada área, en parte se está asumiendo que no se tiene control y dominio de la organización. Y también suena algo raro que justo tenga la suerte de encontrar en sus familiares a los mejores gerentes del mercado. ¿Los sucesores deben formarse dentro o fuera de la empresa? Siempre recomiendo que los sucesores pasen al menos un par de temporadas, sobre todo al inicio de su carrera, en otra organización que no sea la familiar. Esto les permitirá tener una perspectiva diferente y poder contrastar, cuando ocupen una posición en la empresa familiar, otras realidades. ¿Qué pasa si mis hijos no quieren continuar con la empresa? Sin duda, este escenario no es el esperado por ningún padre que visualiza en su compañía la forma de asegurar el futuro de su familia y, a la vez, ve en sus hijos la forma de perpetuar lo que, para él, en muchos casos, también es un hijo (su empresa). Mi recomendación es pensar la organización sin los hijos y armar una estructura totalmente despersonalizada, con puestos y funciones claras que puedan ser delegables. Esto permitirá no poner presión en los sucesores y que, si deciden ingresar, encuentren una estructura por la que ascender. Por lo general, cuando se habla de empresa familiar, se hace referencia a organizaciones donde la familia se fue incorporando a la misma ocupando distintas áreas, con la idea, no siempre compartida, de que, a futuro, las nuevas generaciones se hagan cargo. Ahora les propongo invertir las palabras y empezar a hablar de familia empresaria. En éstas, no necesariamente los herederos deben ser quienes desempeñen las funciones operativas. La idea de este concepto es que la familia pueda vivir de las empresas con o sin participación activa. Los que quieran ser parte operativa cobrarán un sueldo; y, los que no, podrán desempeñarse en lo que más les guste, pero siendo parte de su porcentaje accionario y, tal vez, del directorio. La familia empresaria cuida los intereses y se focaliza en la visión de la empresa, y así se aleja de las difíciles discusiones donde todo se mezcla. Las empresas son complejas porque tienen en su día a día el problema innato de las relaciones humanas, que siempre son complejas. ¿Se puede separar? Considero que no, y que no tiene sentido hacerlo, pero sí trabajar más profesionalmente y lograr una estructura con mayor solidez, donde aumente la objetividad de las discusiones de lo cotidiano. *Jonatan Loidi es conferencista y consultor internacional.   Contacto: Página web: jonatanloidi.com.ar Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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