En el mundo de las empresas familiares, aquéllas que son bien gobernadas y cuyos miembros son evaluados constantemente tendrán una mejor oportunidad de disminuir e incluso evitar los conflictos, generando un mayor potencial de convertirse en grandes compañías que perduren en el tiempo. Mis años como asesor de empresas familiares me han enseñado que si una empresa familiar desea que la suya sea una de estas historias de éxito, una de las mejores prácticas que puede llevar a cabo para generar un círculo virtuoso de mayor rentabilidad y armonía es la de establecer, desde el protocolo familiar, la práctica de evaluar el desempeño de los familiares que laboren dentro de la compañía. De confianza, pero controlados En una empresa no familiar, es práctica común que los empleados reciban una retroalimentación relativamente constante en relación a los resultados de su trabajo, dejándoles saber qué hacen bien y en cuáles áreas necesitan mejorar para poder ascender a puestos de mayor responsabilidad y, por lo tanto, tener un mejor sueldo. En las empresas familiares esto no sucede; raramente se realizan evaluaciones y es más extraño aún que un familiar reciba retroalimentación sobre los resultados de su labor. Si acaso, se le informa sobre el tema por medio de una comunicación informal o a través de terceros, lo cual tiende a generar conflictos ya que esta persona se siente criticada y usualmente se pone a la defensiva. Imagina el escenario: tú, director de la empresa familiar, te enteras del mal desempeño laboral de uno de tus parientes y decides tomar cartas en el asunto inmediatamente; sin embargo, lo que haces es enviar la retroalimentación con un tercero en lugar de entregarlo de manera formal al interesado, así que otro familiar será el encargado de informarle que la empresa no está conforme con su desempeño; el recado pasa de un familiar a otro y nunca falta aquél que actuará como mediador, tratando de evitar cualquier conflicto entre parientes t buscando soluciones emocionales en lugar de racionales. Esto dará como resultado que el familiar que debía recibir la retroalimentación no tome acciones para mejorar su actitud o lo que es peor, podría incluso molestarse, lo que afectará la rentabilidad de la empresa de una manera u otra. ¿Te suena conocido? He visto infinidad de casos similares al aquí descrito y puedo asegurarte algo: si tu empresa familiar se maneja de esta manera, tarde o temprano los temidos conflictos latentes surgirán y tu empresa podría encontrarse en aprietos. Para disminuir e incluso evitar este tipo de conflictos (y otros aún más graves), es imprescindible que en tu empresa familiar reine un ambiente donde exista la posibilidad de compartir con los familiares que trabajan allí qué están haciendo bien, en cuáles áreas necesitan mejorar qué aspectos de su labor deben modificar. Esto se consigue implementando una herramienta formal conocida como “evaluación del desempeño”. ¿Qué es y para qué sirve? Como su nombre lo dice, la evaluación del desempeño laboral de un empleado tiene el propósito de comprobar el grado de cumplimiento de los objetivos planteados para cada empleado o puesto dentro de una compañía. Esta herramienta debe utilizarse por lo menos una vez al año (mejor aún si es de manera semestral), dependiendo de las políticas que maneje cada empresa con respecto a su personal y de los resultados o desviaciones que se puedan observar al inicio del proceso; el mecanismo para llevarla a cabo es único en cada empresa, es decir, debe ser adaptado a la estructura de la compañía y a lo establecido en el protocolo familiar. Evaluando a la familia Una parte importante de la evaluación de desempeño es la definición de quién evaluará al empleado. En las empresas institucionalizadas, este proceso se lleva a cabo mediante un mecanismo “normal”, es decir, cada jefe evalúa a sus subordinados, sean éstos familiares o no. Por su parte, en las empresas familiares medianas o pequeñas donde no existe esta práctica o política, es necesario designar un comité de evaluaciones y compensaciones (que puede estar constituido por todos los familiares que trabajen en la compañía, directivos y/o consejeros independientes) cuya función será apoyar al Consejo de Administración a realizar la evaluación; esto puede contribuir a eliminar el riesgo de que las evaluaciones no sean objetivas, así como a quitar el sesgo emocional y evitar los conflictos familiares. Muchas opciones En todos los casos, aquellos familiares que forman parte del comité de evaluación deben capacitarse en alguno de los métodos disponibles para evaluar desempeño. Sin entretenernos mucho en este punto, me gustaría mencionar algunos de dichos métodos, que deberán ser analizados para decidir no sólo cuál podría beneficiar a tu empresa, sino decidir cuál podrías utilizar para evaluar a cada empleado, caso por caso:
  • Método de la escala gráfica: previo a la evaluación se seleccionan los factores a evaluar (describiendo cada uno) y sus grados de valuación (desde el insatisfactorio hasta el satisfactorio, utilizando gráficas para cuantificar el desempeño.
  • Método de la elección forzada: evalúa al empleado mediante frases que describen cierto comportamiento del desempeño individual, y el evaluador forzosamente debe elegir la que aplique más al comportamiento del empleado evaluado.
  • Método de investigación de campo: se realiza con base en entrevistas de un especialista al superior del empleado evaluado, y debe llevarlo a cabo un especialista.
Y para las Pymes… En las empresas de menor tamaño, es recomendable evitar que el superior inmediato evalúe a un familiar que después participe en el Consejo de Administración o asamblea de accionistas (sobre todo si el superior no un familiar), pues entonces aquél se convertiría en su superior en cierto grado. En estos casos, considero que lo más práctico sería que todos los familiares que trabajen en la empresa utilicen una evaluación tipo 360°, evaluándose entre sí. Esta práctica obliga a que cada uno de los empleados familiares aprenda qué hace bien y cuáles aspectos debe modificar para mejorar su desempeño; es realizada de una manera integral, con la participación de familiares jefes, subordinados y pares, así como una autoevaluación. De esta manera, cada familiar recibirá su evaluación completa y tendrá una visión completa de su desempeño, con lo que la empresa evitará sesgar la información y no tendrá la tentación de involucrar los sentimientos al momento de emitir una crítica. Si algún familiar obtiene una evaluación muy baja, los puntos a mejorar quedan fuera de su capacidad o su mal desempeño está relacionado con el hecho de ir en contra de los valores de la familia, entonces el Consejo de Administración debe informarlo al Consejo de Familia y éste decidirá las acciones a seguir para abordar la situación. La evaluación del desempeño laboral es un herramienta que toda empresa debe tener (y las familiares no son excepción); entre más responsabilidades implique un puesto, mayor debe ser la exigencia e insistencia de mejora constante, de esta manera la compañía será lo más productiva posible. Tu empresa familiar está obligada a buscar el personal más preparado y eficiente para laborar en ella, esto sólo le generará un mayor beneficio como compañía y, por ende, a tu familia. Recuerda evitar el “consentir” o “proteger” a los parientes que trabajan de manera insatisfactoria en el negocio, ¡tu familia y empresa lo agradecerán al final!   Contacto: Twitter: @mariorizofiscal Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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