Con poco más de 4 años de andar, Robin Food –una foodtech colombiana fundada en 2018 que a través de sus 90 puntos físicos ofrece 10 marcas propias de comida a México, Colombia y Brasil– ya factura millones de dólares. José Calderón, fundador y CEO de la startup, cuenta a Forbes México que su ingrediente secreto ha sido imprimir más tecnología en toda su operación, lo que les ha permitido despuntar a la velocidad que un restaurante tradicional no podría.

Robin Food, cuya misión es, en palabras de su fundador, “ofrecer comida de calidad y asequible para la clase media emergente de Latinoamérica”, espera facturar 100 millones de dólares al cierre de este año, pero eso no les quita el hambre. La compañía tiene apetito de más: al final de la década se ve ingresando al año 2,500 millones de dólares en un mercado latinoamericano que, apunta Calderón, vale 250,000 millones de dólares. “Nos queda mucho por delante”, dice.

La startup colombiana se asume como un cloud restaurant o restaurante en la nube. Esto, ya que a pesar de tener 90 puntos físicos de venta de comida, la operación está determinada por, por ejemplo, un algoritmo (smart chef, le llaman en Robin Food) que predice el inventario adecuado que deben tener –lo que su vez les permite reducir en 85% el desperdicio de alimentos– o cuándo empezar a modificar el menú según el éxito de sus platillos entre los usuarios.

Lee más:
Incertidumbre global acaba con la ‘barra libre’ para las startups; ¿viene la resaca?

Robin Food puede parecer un híbrido entre un restaurante tradicional y una dark kitchen. Por un lado tiene puntos físicos de venta de comida para ingerir en el sitio o para llevar, pero también desde esos 90 puntos despacha pedidos a través de las aplicaciones de delivery y la suya propia. En sus 90 puntos físicos se cocinan los pedidos de las 10 marcas que tiene y a través de las cuales ofrece burritos, pollo, hamburguesas, pizzas, ensaladas.

En Latinoamérica el 15% de las ventas de comida son a través de delivery, y el 85% siguen siendo para comer en el punto o para llevar, por lo que su modelo de negocio cobra sentido al atacar ambos esquemas y estar potenciados con tecnología. Los pedidos se pueden hacer desde las apps de delivery o en sitio, donde el cliente puede ordenar a través de unas pantallas de autogestión donde además puede personalizar su platillo.

Si bien el menú se ha consolidado con los años, con su algoritmo exploran constantemente nuevos platillos o marcas. La tecnología les permite moverse con esa rapidez, a diferencia de un restaurante tradicional, señala José Calderón. Incluso revela que marcas que a él personalmente le han encantado, no han tenido éxito en el mercado ni el potencial de escalabilidad, y por ello se han tenido que retirar.

La compañía cuenta con Robin Food OS, que “es el sistema operativo que tiene un cerebro principal que se llama smart chef que decide qué debemos preparar, dónde y cuándo prepararlo. Nos dice, por ejemplo, que tenemos que preparar tantas bandejas de arroz en la ubicación de Varsovia en Ciudad de México a las 2 de la tarde del viernes porque si no, no vamos a poder cubrir la demanda de los usuarios”.

Más información:
¿La desaceleración acabará con el capital para emprendedores? Esto dice Endeavor

“Siempre balanceando la ecuación de cómo maximizas la disposición de comida para que cualquier usuario que nos pida tenga su platillo disponible en unos minutos, al mismo tiempo que maximizas que no perdamos comida. Son dos variables contrarias. Por ejemplo, podemos preparar una tonelada de arroz, pero al final de la tarde desperdicias comida, o preparas al momento de que el usuario pida, pero vas a tardar mucho y vas a tener muchos problemas en cocina”, explica Calderón.

Momento agridulce

A la fecha Robin Food tiene “una capitalización total de 50 millones de dólares en cuatro diferentes rondas y tenemos a los mejores inversionistas: al mejor fondo de venture capital de México que se llama ALLVP, el mejor fondo de España que se llama Seaya, tenemos Bethia que es el family office de la familia Heller, los dueños de Falabella; tenemos Blue like An Orage, que es un fondo de sostenibilidad francés; Palm Drive; 14W”. Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas.

La alta inflación, provocada primero por el rompimiento de las cadenas de suministro a nivel global a causa de la pandemia de Covid-19 y acentuada por el conflicto bélico de Rusia contra Ucrania, ya son el pan de cada día en Robin Food. Antes podía ser algo que se hablara cada año, pero ahora es casi cada semana, reconoce José Calderón. Y sí, el alza en los precios de las materias primas les ha hecho replantear el costo de sus platillos.

“Un desafío que es continental es la inflación. El tomate pudo haber subido 120% en Brasil y la carnes 50% en México, ahí es donde dices cómo manejas los precios, porque tienes que ir teniendo márgenes, pero también hasta dónde puede el consumidor aguantar. ¿Esperas a que ya no te dé el negocio y subes el precio o lo subes pensando que el próximo semestre va a bajar [el costo de las materias primas]?”, diserta.

Calderón, con 15 años de experiencia en el ecosistema emprendedor de Latinoamérica (fundó Domicilios.com y Merqueo), reconoce que “nuestra generación no hemos vivido una situación de inflación, esto es nuevo para mí manejando empresas. Viví esto en Argentina, pero me parecía el caso atípico, ahora es la regla”.

Lee también:
‘Las startups paranoicas son las que sobreviven’, dice Klar ante incertidumbre global

Aunado a la inflación, Calderón comparte que en México hay otro reto diferente: “la economía mexicana va muy bien en temas de empleo, ya volvió a niveles prepandemia, [entonces] empieza a haber escases de personas que estén dispuestas a trabajar en Ciudad de México en algunas zonas, ahí empiezan a cerrarse restaurantes en algunos horarios, empieza a haber muchos problemas operativos”.

Este sabor agridulce no le quita el apetito a Robin Food. “Seguiremos abriendo ciudades, viene Morelia, Acapulco, León, hay que seguir profundizando en Puebla, Querétaro, Toluca, Guadalajara, Ciudad de México. Viene el cómo ser agresivos, pero con tiros de precisión”, remarca Calderón. Pero la incertidumbre económica global ha puesto en pausa los planes de llegar a nuevos países o lanzar nuevas marcas, pero el hambre no se acaba.

Y sí, Robin Food no descarta que se pueda convertir pronto en un unicornio (startups valuadas arriba de 1,000 millones de dólares), pero el reconocimiento más grande, dice, es lograr un día con cero reclamaciones de los clientes.

“La fiesta grande que yo haría es si un día tenemos cero malas experiencias, que vendamos 20,000 o 30,000 transacciones y no tengamos ni una queja, ese día va a ser mucho más feliz, porque quiere decir que estamos haciendo lo que tenemos que hacer y esa es la meta.

“Y no que sean 20,000 o 30,000 transacciones, sino 1 millón de transacciones, nosotros queremos tener mínimo unos 15-20 millones de usuarios al mes en nuestra plataforma al final de esta década y si logramos tener esos usuarios y que sean usuarios felices, sin quejas, para mí ese es el éxito. La valorización vendrá, pero eso es secundario, eso se logra haciendo que el usuario ame lo que uno hace”, cierra.

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

 

Siguientes artículos

gasolineras Pemex
Cobran derecho de piso a gasolineras; pagan hasta 100 mil pesos al mes
Por

Los estados donde hay una fuerte inseguridad para el sector gasolinero son Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Tamaulip...