Por Guillermo Aguilar* La tecnología como un elemento que permea en nuestra vida diaria comienza a ir más allá de los gadgets de consumo. Además de ser un añadido a la calidad de vida de los citadinos, es la clave para crear espacios más incluyentes, romper las barreras de comunicación y movilidad activando la participación civil y la gobernanza, al igual que facilitar el proceso hacia la sustentabilidad y, en general, pavimentar el camino hacia comunidades más prósperas. Con esto en mente, podemos asegurar que las tecnologías de información y comunicación son la clave para dar forma a la vida en zonas urbanas, que comprenden apenas 3% de todo el planeta y, para 2030, concentrarán casi 60% de la población mundial. El concepto de ciudades inteligentes no es una utópica sociedad ultra futurista propia de la ciencia ficción, sino una concepción que ya comienza a implementarse y a convertirse realidad. Apalancando la innovación tecnológica, varias ciudades del mundo ofrecen la posibilidad de comunicarse mejor con los ciudadanos, tener una movilidad adecuada, optimizar sus servicios, mejorar la administración de impuestos, contemplar la inclusión social, fomentar la participación ciudadana e incrementar la seguridad. Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible pactados por las Naciones Unidas, uno de los rubros considerados es la creación de ciudades más sostenibles. La implementación exitosa de soluciones tecnológicas en varias comunidades a lo largo del globo es una muestra de cómo la tecnología no sólo hace más eficiente la operatividad y los negocios en espacios urbanos, sino que son un paso importante hacia ciudades más resilientes y avanzadas de la mano de herramientas digitales como la Nube, el Internet de las Cosas y sistemas analíticos de Big Data. Un ejemplo de ello es el caso del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, que apostó por la tecnología con el objetivo de administrar sus recursos y bienes -como el alumbrado público, paradas de autobús parques, drenajes, edificios y puentes-, para responder rápidamente a solicitudes de servicios y mejorar la recolección de basura, así como predecir y prevenir inundaciones y daños correspondientes por su cercanía al Río de la Plata. Las innovaciones tecnológicas permitieron la recolección, monitoreo y análisis de data en tiempo real a través de sensores de drenajes de lluvias y reportes del clima. También se habilitaron aplicaciones para proveedores, agentes e inspectores de servicios urbanos y se aplicó tecnología móvil para optimizar la infraestructura de Tecnología de Información usada por los trabajadores del gobierno local. El resultado: calles más limpias, drenajes libres, mayor seguridad y transparencia para los ciudadanos. La ciudad de Nanjing, China, es otro ejemplo de cómo mejorar la calidad de vida de las personas. Como una de las 20 ciudades más grandes del país asiático y con más de ocho millones de habitantes, el tráfico es uno de sus retos más grandes. Nanjing implementó un sistema inteligente de sensores y radiofrecuencia para generar información sobre las condiciones de transporte a lo largo de la ciudad. Haciendo uso de los sistemas de Internet de las Cosas, analizan los patrones en tiempo real de la circulación, lo que resulta en un análisis anual de casi 20 millones de datos gracias a dichos sensores. Estas estadísticas dan la oportunidad a las autoridades de aprovechar esa información y crear un mapa digital que predice las condiciones de tráfico y ayuda a la planeación de alternativas para mitigar los embotellamientos. Con estas muestras, la realidad de una sociedad que usa la tecnología inteligentemente para crear un entorno más balanceado, incluyente y avanzado está más vigente que nunca. Llegar más allá de esta frontera digital, además, es el camino ideal para crear ciudades que hagan frente a la urbanización y las necesidades de la población, sin dejar de ser amigables con el medio ambiente y garantizando un mejor futuro para todos. *Guillermo Aguilar es Vicepresidente de ventas para el sector público, SAP México.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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