“El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento”. Victor Pauchet



Es cada vez más común encontrarnos con personas que, lamentablemente, no hallan felicidad en su trabajo, ya sea tras un escritorio o un mostrador, frente a una computadora, como parte de una línea de producción o cualquier otro contexto. Lejos de ver este comportamiento como normal, debemos cuestionarnos como sociedad qué estamos haciendo mal para que una parte tan importante de nuestra cotidianeidad provoque reacciones y comportamientos negativos como estrés, malhumor, frustración, conformismo, apatía, lo cual, sin duda, repercute en todos los ámbitos del ser humano.

Al reflexionar sobre el tema, recordé la famosa novela de Aldous Huxley, Un mundo feliz, donde se muestra un mundo distópico en el que todos los seres humanos obtienen la felicidad de manera sencilla: naciendo condicionados para pertenecer a una clase social y para cumplir, sin cuestionar nunca, la tarea para la que fueron destinados. De esta manera, la felicidad es “perfecta”, a costa de que los seres humanos no tengan voluntad y pierdan su naturaleza al no ser capaces de sentir emociones ni de pensar por cuenta propia.

Sabemos que la ciencia ficción suele adelantarse a la realidad. Cuando el mundo de los negocios se olvida de la parte humana y se centra únicamente en lo económico, suele provocar una epidemia zombi, es decir, un entorno donde los colaboradores —y, por tanto, las empresas— trabajan sin un rumbo, faltos de espíritu humano, sin consciencia de por qué o para qué trabajamos. Cuando una compañía vive bajo este efecto, no pueden esperarse buenos resultados, sino un contagio que conduzca al conformismo y al estancamiento personal y empresarial. Hacer frente a esta complicada realidad necesita de acciones concretas por parte de tu liderazgo y sobre ello quiero hacer algunas reflexiones.

“Trabajar en pro del compromiso del equipo de trabajo será la manera de construir una cultura de trabajo que tenga como base la proactividad y la innovación”.

¿Tu empresa es parte de la epidemia?

Un zombi no sabe que es un zombi. El primer paso es un diagnóstico del trabajo. Si en la organización no se asumen responsabilidades y no hay una retroalimentación constante, es probable que el equipo de trabajo únicamente busca “cumplir” con sus quehaceres y no generar un crecimiento.

También resulta fundamental saber si la empresa tiene un propósito más allá de lo económico, ya que limitarse a ello redunda en que el aspecto humano quede en segundo plano. El trabajo basado en valores, el compromiso con la sociedad en que vivimos pueden ser la guía para tener objetivos que motiven a toda la organización. “Una persona puede causar mal a otros no solo por sus acciones, sino también por su inacción. En cualquier caso, es justamente responsable ante ellos por el daño” -John Stuart Mill

Conoce a tu equipo

Cuando una empresa está bajo el efecto zombi, es probable que los líderes ni siquiera conozcan las capacidades de su equipo de trabajo. Mantener a un equipo motivado y comprometido implica un trabajo constante de gestión. Todo comienza con el reconocimiento de las fortalezas de los colaboradores para que se desenvuelvan en los ámbitos que dominan. También es necesario promover la sinergia entre los intereses individuales y corporativos a través del seguimiento a la preparación de los colaboradores: preocuparse por sus intereses evitará crear zombis en tu entorno laboral. “Apunta por encima de la moralidad. No seas simplemente bueno, sé bueno para algo”. H. D. Thoreau

El liderazgo como antídoto

El antídoto para la epidemia comienza en el liderazgo. Un líder con sentido humano es capaz de mostrar a la organización el camino hacia un trabajo comprometido y responsable a través del ejemplo en sus acciones. Evitar ser un líder zombi implica una actitud de apertura y respeto por las aportaciones de cada colaborador, teniendo siempre empatía en el aspecto laboral, pero también en lo emotivo, es decir, recordando que trabajamos con seres humanos. “Ningún hombre será un gran líder si quiere hacerlo todo él mismo u obtener todo el mérito para sí mismo por hacerlo.” Andrew Carnegie

Buscar el crecimiento individual y colectivo es una tarea que se construye día con día. Trabajar en pro del compromiso del equipo de trabajo será la manera de construir una cultura de trabajo que tenga como base la proactividad y la innovación. “Anticiparse es el poder más importante. Los perdedores reaccionan, los líderes se anticipan.” Tony Robbins

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