Previo a la Semana Nacional de Educación Financiera (SNEF) que organizó la Condusef para este año 2023 realicé un recorrido por varias ciudades del país, de lo más disímbolas y en regiones diferentes totalmente. Visité Puebla, Toluca, Guadalajara, Mexicali, Mérida, Monterrey y finalmente estuve en la sede central de este evento que fue la Ciudad de México.

En cada uno de esos lugares hice un experimento que consistió en preguntar a los diversos auditorios con los que tuve posibilidad de contactar -la mayoría de ellos jóvenes pertenecientes a instituciones de educación superior públicas y privadas- si cuando fueron niños alguna persona de su entorno familiar, ya sea papá, mamá, tías o abuelos habían hablado con ellos del tema del dinero. Si les habían hecho preguntas o alguna reflexión acerca de su valor, de cómo era complicado obtenerlo, de cómo se debería y se podía gastar y cómo con dichos recursos económicos podían cumplir sus sueños y poder adquirir a corto o mediano plazo un juguete o cualquier cosa que desde niños les hubiera interesado.

El resultado es que menos de una quinta parte habían tenido este tipo de acercamiento en su entorno familiar durante su infancia. Ese es uno de los grandes problemas que atraviesa el país, el acercamiento que se tenga con el dinero tiene que ver mucho que sea desde la niñez para que la persona construya un manejo de sus finanzas personales sano y en perfecta concordancia con sus ingresos, sus gastos y por supuesto con sus objetivos.

Los sistemas financieros en el mundo viven un momento totalmente revolucionario y disruptivo. La era digital cambió totalmente la forma de transaccionar y en la que los usuarios se acercan al sistema financiero y lo utilizan. 

El internet comenzó a expandirse a fines de la década de los 90, pero hubo algo entre 2010 y 2012 que revolucionó de manera definitiva el mercado y fue la llegada de los smartphone. 

Los teléfonos inteligentes permitieron que de manera gradual pero sostenida se fuera sustituyendo el plástico para transacciones de débito y de crédito por una aplicación, de tal manera que si en el pasado lo que prevaleció fueron los billetes y las monedas en una cartera, después empezó a utilizarse el plástico en tarjetas de débito y de crédito.

Desde hace 10 años para acá lo que prevalece y prevalecerá en el futuro son las aplicaciones telefónicas. Así, en nuestras manos tendremos la llave para recibir transacciones o realizar operaciones de todo tipo.

Asimismo, podemos afirmar que los servicios de telefonía y las autoridades reguladoras en la materia son parte del nuevo ecosistema financiero. Más temprano que tarde, las autoridades, los reguladores y el Poder Legislativo tendrán que poner sus ojos en este asunto, del que las telefónicas y el sector telecomunicaciones forman parte. Todo el conjunto ya es imprescindible para los sistemas financieros del mundo.

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La segunda parte de esta gran revolución que viven los sistemas financieros tiene que ver con la irrupción y el interés de los jóvenes en las finanzas personales. Hace 10 años irrumpieron las redes sociales YouTube, Twitter y Facebook, años después llegó Instagram y TikTok. 

Hace una década empezaron a aparecer infinidad de personas que generaban contenido de buena, regular o mala calidad, pero básicamente los tres temas del que hablaban eran  espectáculos, política y deportes. Esos siguen siendo los tópicos preponderantes en las redes sociales, pero desde hace unos años, se han sumado otros temas, como de el de salud debido a la pandemia.

Quién iba a pensar que tan solo en algunos años también habría jóvenes dispuestos a generar contenidos de finanzas personales, eso era muy improbable, más aun que hubiera millones de jóvenes en México y en el mundo dispuestos a consumir esa información.

La generación de los baby boomers a la que yo pertenezco pensábamos que lo financiero iba a resolverse de manera casi mágica, creíamos en los Santos Reyes financieros, pero ahora las y los jóvenes intuyen, tras décadas de abandono del tema de la protección social por parte de la mayoría de los Estados, que si no se mueven y construyen ellos un escenario económico financiero razonable, la van a pasar muy mal.

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Lo que estoy diciendo no es algo que me agrade, pero es una realidad. Por supuesto que desde el Estado esta administración ha tratado de mejorar y corregir el rumbo y lo ha logrado. Ahí están los incrementos en el salario mínimo, el incremento en la cotización promedio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la disminución del desempleo. Ya les tocará a los que vienen continuar por esta ruta, no podemos abandonar la idea de un Estado que proteja a los ciudadanos desde la cuna hasta la tumba.

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Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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