Cuando el entusiasta fundador de una empresa familiar comienza a ver los frutos de su esfuerzo, seguramente se preguntará: “¿Cuánto tiempo puede durar mi organización?” Hay datos que pueden preocupar al respecto (solo 3 de cada 10 empresas familiares logran un cambio generacional), pero también existen casos alentadores de organizaciones que han perdurado por siglos, como Hoshi Ryokan (hotel surgido en 718) o Château de Goulaine (vitivinícola fundada en el año 1000).

¿Hay un secreto para lograr la continuidad? Una de las claves para la prosperidad y longevidad de una empresa está en un proverbio tan sencillo como profundo: “La unión hace la fuerza”. 

La frase ha perdurado por milenios y está plasmada también en una fábula de Esopo que quiero retomar: había una vez un hombre de avanzada edad que quería dejar un legado para sus 7 hijos, ya que observaba que cada uno veía solo por sí mismo y por sus intereses particulares. Los reunió a todos y dio a cada uno una vara de cedro. El hombre también tomó una vara y frente a todos la rompió con un golpe. Entonces, preguntó a sus hijos si serían capaces de hacer lo mismo. Los hijos contestaron con seguridad que sí. El anciano tomó las varas de cada uno y las ató. Los hijos continuaron seguros de lograr el reto, pero al intentarlo todos fracasaron. El padre explicó cómo podía suceder lo mismo con su familia: si todos permanecían unidos, tendrían la fuerza para resistir cualquier prueba.

En el mundo empresarial, los diversos y distintos intereses personales, las crisis que vive una compañía, el estrés laboral —entre otros problemas— desgastan la relación familiar. Una manera de amalgamar los esfuerzos, los talentos y los objetivos, siguiendo el ejemplo del hombre sabio de la fábula, es a través del establecimiento de un protocolo familiar, que fomente la unidad y continuidad de la empresa a pesar los conflictos que se presenten.

El protocolo familiar es una herramienta muy útil que, aunque no asegura el éxito en la continuidad de la empresa, contribuye a crear la estructura necesaria para conseguirlo y, sobre todo, evitar problemas o cuestiones en el futuro.

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Esta herramienta es más que un documento. Se trata de un proceso que armoniza el trabajo de la empresa y familia a través del diálogo. En él se conjuntan los intereses de la familia y se generan principios y normas que guiarán a la organización. El beneficio que el protocolo familiar brinda a una empresa familiar puede visualizarse en los siguientes argumentos:

1. Da claridad y armonía a las relaciones familia-empresa- propiedad. Los desacuerdos y conflictos son inevitables. El protocolo familiar ayuda a evitar que esas desavenencias tengan mayores repercusiones. Esta herramienta alienta la discusión y el debate en un espacio cordial, favoreciendo la confianza y, en su caso, la conciliación y ayuda en entender los diferentes roles que se tienen como dueños, directivos y familia.

2. Genera espacios para el consenso. Los integrantes de la familia pueden tener distintas perspectivas sobre temas fundamentales como la incorporación de familiares al trabajo de la empresa, los derechos y obligaciones, los beneficios que se obtienen del patrimonio empresarial, etc. El diálogo producido al construir el protocolo familiar permite que se alcancen acuerdos en beneficio de todos.

3. Dota a la empresa de una estrategia. La reflexión en equipo permite unir la tradición del fundador con la innovación de las nuevas generaciones, encontrando así un camino a seguir para la empresa: visión y misión a largo plazo. Esto equivale a unir las varas, como en la fábula: cada miembro tiene un papel importante en el desarrollo de la organización. La gestión empresarial es un proceso que brinda identidad a una compañía; esto implica considerar las destrezas y aptitudes de cada integrante del equipo de trabajo, implementar mecanismos de evaluación, entre otras acciones importantes para alcanzar los objetivos. 

“El protocolo lo necesita cualquier empresa familiar con vocación de continuidad porque va a facilitar la sucesión generacional además de ordenar la situación actual de la familia respecto a la empresa”. Manuel Pavón 

La lección que el padre sabio de la fábula da a sus hijos —y a cada uno de nosotros— puede resumirse en las palabras de Thomas Crum: “La calidad de nuestras vidas no depende de si tenemos conflictos o no, sino de cómo respondemos a ellos”. 

Mi recomendación es que toda familia empresaria debe tener un protocolo familiar porque eso va a facilitarle su continuidad y armonía familiar. Además de ahorrarle problema en caso de que se presente le ayuda a resolverlos.

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