Por: LCC Oscar Moreno Eufracio*

Durante algunos meses la inflación ha sido uno de los grandes protagonistas en el entorno económico que hacía tiempo no destacaba y prevalecía de manera sostenida como su propia definición lo denota. A pesar de estar siempre presente, no había tenido variaciones que se vieran reflejadas tan representativamente en los bolsillos de las personas.

Hemos escuchado infinidad de definiciones de la inflación, algunas mucho más técnicas que otras, pero todas coincidentes en que este concepto se da cuando en una economía existe un incremento de precios en la mayoría de los bienes y servicios que se comercializan y que forman parte de una canasta preestablecida que es monitoreada de manera consistente.

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Lo anterior se traduce en una pérdida de valor del dinero, lo que nos lleva a las famosas frases populares “este billete ya no me alcanza para nada” y “antes con esto podía comprar muchas más cosas”.

¿Pero cuál es el impacto de la inflación en los bolsillos?

Primero tenemos que entender que el impacto de la inflación en la economía de las personas afecta en mayor o menor medida dependiendo de la situación económica en la cual se encuentra cada persona o ente familiar, dicho lo anterior podríamos subdividir los impactos de la siguiente manera:

Primero tenemos a aquellas personas que cuentan con recursos limitados y que su ingreso mensual está destinado principalmente a cubrir los gastos ordinarios y prioritarios para subsistir, tales como alimentos, vivienda y gas, por mencionar algunos.

Este sector es el que habitualmente sufre en mayor medida los aumentos en los precios porque al ser limitados los recursos con los que cuenta, en muchas ocasiones no es suficiente para cubrir sus necesidades básicas y su economía se vuelve deficitaria, es decir, que sus necesidades de recursos son superiores a los que puede ingresar.

Este grupo requiere de manera indispensable replantear su presupuesto, suprimir los deseos y priorizar lo que sea estrictamente indispensable, así como buscar alternativas que les generen un ingreso adicional.

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Existe otro segmento de personas que tienen una estructura financiera mucho más sólida, cuentan con un ingreso que no solo les permite cubrir sus gastos ordinarios sino que, además, tienen la posibilidad de destinar algunos excedentes que les permiten generar ahorros o inversiones que incrementen sus recursos lo cual, a la postre, minimiza o nulifica los efectos de la inflación y cualquier otro riesgo inherente a la economía.

En este caso la planeación y la prevención de las variables que afectan la economía, como la inflación, son mucho más manejables, pero resulta muy importante que la administración financiera sea adecuada.

Este grupo requiere ser inteligente en la planeación de sus finanzas y en la administración de sus recursos.

Adicional a lo anterior, en un escenario con inflación incremental constante, se ven mermadas las posibilidades de acceder a ciertos satisfactores que, si bien no son prioritarios para las personas, sí elevan la calidad de vida como lo son, el ocio, las vacaciones y los deseos materiales.

Ante los recientes eventos de salud pública donde la prevención se ha vuelto un aspecto muy importante, es más difícil destinar recursos a seguros y cualquier vehículo que sirva como salvavidas en caso de una emergencia o imprevisto relacionado.

De manera histórica el dinero pierde valor por el simple paso del tiempo y los efectos inflacionarios que de ello se deriva, cuando el ingreso de las personas no está alineado de manera proporcional a esta pérdida de valor y a los incrementos de precios, se ven acrecentados los efectos de la inflación.

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Finalmente cabe mencionar que los efectos de la inflación no solo afectan los bolsillos de las personas que fungen como empleados de alguna compañía, sino también a aquellos que tienen un negocio de comercialización o prestación de servicios, ya sea como emprendedor, MyPyme u otra entidad de mayor alcance económico, los cuales ven incrementados los precios de sus insumos para poder operar, reduciendo así sus márgenes de utilidad  que podrían ser insuficientes para cubrir el capital de trabajo mínimo indispensable para operar.

De igual forma, algunos sectores tienen una baja considerable en la demanda, ya que los consumidores no cuentan con los mismos recursos para poder hacer adquisiciones.

La inflación es una variable macroeconómica que depende de muchos factores y que no puede ser controlada por las personas en lo individual, por lo que estamos expuestos a ella y la vulnerabilidad que tengamos ante ella depende de las condiciones de cada individuo o ente económico. No obstante, en la medida en la que haya una administración financiera eficiente que nos permita prevenir riesgos y maximizar nuestros recursos, podríamos hacer frente de mejor manera el impacto en los bolsillos.

*LCC Oscar Moreno Eufracio es integrante de la Comisión de Finanzas y Sistema Financiero del Colegio de Contadores Públicos de México e integrante del comité Técnico del Fondo de Defunción del mismo colegio.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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