Forbes  Enrique Norten / Arquitecto / CDMX
  • Uno de los arquitectos mexicanos con mayor proyección internacional
Dicen que la práctica hace al maestro, pero para Enrique Norten y sus casi 30 años de trayectoria, en la arqui­tectura eso no funciona. “Como seguramente dirá cualquier creador, esto no tiene recetas”, afirma con tono suspicaz. Ni hay un primero, ni un segundo ni un tercer paso que se pueda seguir al pie de la letra en cada proyecto. “Tampoco es un camino lineal; [en la arquitectura] las cosas van pasan­do de muchas maneras y hay tiempos muy largos de creación”, señala. Ese trazo “no lineal” con el que el ganador de la Medalla Bellas Artes des­cribe su profesión, es el mismo que ha dibujado su propio camino. La arquitec­tura no llegó a su vida a edad temprana, ni de golpe o de forma repentina. A diferencia de muchos de sus colegas, no fueron sus padres ni la educación básica lo que lo llevó a adentrarse en el mundo del arte que, en un inicio; éste era ajeno y desconocido para él. Fue después de varios pasos en falso y cientos de horas de clases de Econo­mía, cuando se dio cuenta de que los cimientos de su vida profesional estaban en un plano distinto. En la década de 1970, Norten comenzó a estudiar Diseño en la Universidad Iberoamericana y eso, paulatinamente, lo llevó a encontrar su vocación. “Fue poco a poco. Tuve que hacerlo solo y fui forjando este camino. Y estoy muy agradecido por ello”. Este camino lo ha llevado a convertir­se en uno de los arquitectos mexicanos con mayor renombre y proyección internacional. En 1986, fundó TEN Arqui­tectos y, 15 años después, inauguró su sede en Nueva York: el primer despacho mexicano de arquitectura en territorio estadounidense. Hoy, Norten divide su tiempo entre la Ciudad de México y La Gran Manzana, pero sus proyectos cruzan fronteras hasta países como Singapur, España y Corea del Sur. Y mientras en su país natal su caracte­rística línea nutrida de vidrio y acero es concebida como algo foráneo, la crítica internacional entiende su trabajo como completamente mexicano. “Esa intersec­ción precisamente [entre lo universal y lo local] es el momento de la arquitectura de mi generación. Entender que hay un vocabulario universal, pero también condiciones locales únicas”. Al hablar de sus proyectos, como la Universidad CENTRO, o de su estilo, al que él mismo denomina “moderno”, Norten nunca hace referencia a algo que sea “suyo”, de su autoría, sino a algo que resulta del trabajo colectivo. Sin pensarlo demasiado, comparte el mejor consejo que un futuro arquitec­to, sin importar si es mexicano o no, puede recibir, tras aclarar que se trata de una de las cosas probablemente más difíciles de aprender. “Hace mucho tiempo, un maestro mío me dijo que en la arquitectura no hay niños prodigio. Hay que tener mucha paciencia y una gran disciplina, y hacer arquitectura por las razones correctas, por el cariño a esta disciplina tan única”.

 

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