Cada año Rolex premia inciativas que quieren transformar la realidad en todos los ámbitos: las artes, la ecología, la innovación, la ciencia… ¿su sueño? que las nuevas generaciones encuentren un planeta mejor.
¿Para qué sirve el dinero? Es una pregunta que muchos se hacen y que Rolex responde con hechos, más que con palabras: para cambiar el mundo. ¿Cómo? Gracias a iniciativas como la que lleva a cabo cada año con su proyecto de Mentores y Protegidos, que el año pasado tuvo un marcado sabor mexicano, con la presencia de Alejandro González Iñárritu —quien ha hecho historia al lograr su segundo Oscar consecutivo como mejor director por
El renacido, un hito hasta ahora sólo logrado por otros John Ford y Joseph Leo Mankiewicz— en la categoría de cine (su discípulo fue el israelí Tom Shoval), Sebastián Solórzano en la de teatro, quien contó con una leyenda de la escenografía, la estadounidense Jennifer Tipton como mentora.
El objetivo de esta iniciativa artística es romper barreras generacionales y ayudar a siete jóvenes de distintas disciplinas —artes visuales, cine, danza, literatura, música, teatro y arquitectura— a completar su formación de la mano de reconocidos maestros. “Nos inspiramos en los maestros renacentistas, que elegían a un alumno y le enseñaban el oficio”, nos explicó en exclusiva Rebeca Irving, directora de Filantropía de Rolex.
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Otra de sus áreas de acción, más allá de la escena artística, es la de los jóvenes emprendedores. Con el objetivo de apoyarlos, surgieron hace 40 años los Premios Rolex a la Iniciativa, que en esta edición han apostado por 130 pioneros que trabajan en originales proyectos en todos los continentes con una única meta: hacer del mundo un lugar mejor.
Más de 2,300 personas de 144 nacionalidades optan a uno de los 10 premios (dotados con 100,000 francos suizos en el caso de los laureados y 50,000 en la categoría más joven). En 2012, la mexicana Maritza Morales Casanova obtuvo uno de estos galardones para construir un parque dedicado a la educación ecológica en Mérida, Yucatán. Su propósito, como el de Rolex, era transformar la realidad. Sí, se puede.
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