Es fin de semana y Fabrizzio Ulloa Cornejo se levantó temprano para llegar puntual a la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey (ESMDM). Su asistencia no responde a cuestiones académicas, sino al llamado de Forbes Life para conocer, de viva voz, qué ha significado para él competir por el Prix de Lausanne 2023 y ganar el primer lugar.

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Foto. © Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey (ESMDM)

Regresar al edificio histórico que ocupa una de las instituciones de educación artística más importantes de México es muy grato para el joven bailarín, porque fue aquí donde descubrió su pasión por el ballet. La primera vez que entró a “La Superior” estaba por cumplir 10 años y solamente quería tomar un taller que le diera más elementos para realizar una audición al musical de Billy Eliot, en su puesta en escena mexicana.

Para su sorpresa, sus maestros quedaron fascinados con su talento y lo alentaron a prepararse formalmente a fin de emprender una carrera en Danza Clásica en la ESMDM, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). “Desde el primer día que llegué aquí, me vi rodeado de arte y eso fue asombroso para mí. Hoy sigo enamorado de esta escuela. Es una de mis casas”, dice, entusiasmado, ante nuestra cámara. El bailarín regio viajó a México para estar algunos días con su familia, tras su logro en Lausana, Suiza.

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A ESCENA

La competencia fue un proceso de aprendizaje descomunal para Fabrizzio. De 82 candidatos seleccionados, pasaron a la final 22 bailarines de más de una decena de nacionalidades, mientras que, para la gran final, solamente fueron elegidos 11 y, de ellos, fue Ulloa Cornejo, junto al español Millán De Benito, quien obtuvo la primera posición en el Prix de Lausanne, que este 2023 celebró su 50 Aniversario.

Disfruté mucho la competencia porque me sentí muy querido, muy apoyado por México. Todos los días me llegaban mensajes alentadores a mi Instagram. La gente y mi familia me sostuvieron […] Al principio, no sabía cómo comportarme; no quería emocionarme mucho, pero, a la vez, quería ser muy genuino y mostrar lo que puedo brindar al mundo del ballet”, rememora, al tiempo de reconocer que, en la última presentación, decisiva para los jueces, tuvo que tomarse unos instantes para profundizar sobre aquello que lo mueve en el mundo.

“Fue difícil salir al escenario, porque sentía que todo era irreal. Me dije: ‘Tienes que disfrutar el momento porque no sabes qué pasará después’. Y eso me ayudó a sentirme feliz, confiado. Di el alma para bailar”, nos cuenta Fabrizzio, aún con el recuerdo vívido de su presentación frente al jurado en el Teatro Beaulieu, el más grande de Suiza.

Esa memoria perdura como un sueño para él, pues no planeaba asistir a la competencia este año. Días antes de la audición, Fabrizzio enfermó, pero la escuela del Ballettschule Theater Basel (donde estudia bajo la modalidad de intercambio con la ESMDM) ya lo había elegido para este proceso. Así fue como decidió aprovechar la oportunidad y aprender la coreografía que le había propuesto su profesor François Petit, justo una noche antes de grabar el video para lanzar su candidatura. Un mes después, recibió la noticia de haber sido seleccionado. “Desde entonces, comencé a enfocarme mucho en la competencia”.

MÉXICO EN LO ALTO

El bailarín comenta que el ballet requiere de mucha disciplina desde los primeros años de infancia. Pero también sabe que es una poderosa expresión de arte y, como tal, tiene un efecto liberador, de desarrollo personal y colectivo, capaz de sensibilizar a las personas y enriquecer el ámbito cultural de un país. Y, con todo y eso, en México su promoción continúa siendo muy limitada.

“Quiero que quienes estén interesados en el ballet sepan que se pueden abrir las puertas. Nunca se den por vencidos. Sé que es difícil, cuando no se tiene un contacto real con el ballet; por eso es necesario darle mayor exposición y que todos sepan que los bailarines mexicanos somos fuertes, resilientes y trabajadores”.

Con ese mismo entusiasmo con el que expresa su ideal, Fabrizzio habla del potencial que tiene el país para convertirse en un referente del ballet internacional, de la mano de personalidades como Elisa Carrillo, Isaac Hernández y Rocío Alemán, entre muchas más que respeta y admira.

Foto. © Carlos Quezada

“Uno de mis sueños es poder abrir mi propia compañía de danza y hacer tours para enseñar a todo el mundo lo que es el arte mexicano. Claro, es muy ambicioso porque, primero, debo hacer mi propia carrera. Sin embargo, siento que la ambición es buena, porque es lo que te lleva a descubrir todo el potencial que tienes y a lograr cosas inimaginables”, expresa, con notoria seguridad.

En el año 2021, Fabrizzio obtuvo el primer lugar en la categoría Clásica de la división Junior del Youth America Grand Prix (YAGP) y, con ello, la beca para estudiar en el Ballettschule Theater Basel. Es así como ha logrado presentarse junto a la compañía de la escuela en el Teatro de Basilea, donde, cada verano, los estudiantes tienen la oportunidad de mostrar su talento artístico en una gala magna. Y, este año, el joven artista mexicano ejecutará un pasodoble junto a su compañera Alecsia Lazarescu, también ganadora de una beca en el Prix de Lausanne 2023.

ADEMÁS DEL PRIX DE LAUSANNE, EL BAILARÍN MEXICANO RECIBIÓ EL PREMIO ESPECIAL DE LA FUNDACIÓN AL ARTE COREOGRÁFICO 2023

Ahora, con el Prix de Lausanne, Fabrizzio puede elegir entre 30 de las escuelas de danza más prestigiadas en el mundo para hacer prácticas directamente en una de las compañías asociadas al premio, entre ellas, la Paris Opera Ballet School, la English National Ballet School y la Royal Ballet School en Londres, así como la School of American Ballet, con sede en Nueva York.

“Todavía no he elegido [entre alguna de las 30] porque, antes, quiero verlas. Tengo algunas opciones en mente”, comenta esta promesa tangible del ballet, y revela que su mayor ilusión es bailar en el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México.

La palabra que mejor lo define hoy es “alegría”, pues ella lo acompaña desde que recibió el premio. Además, tambien se muestra alegre de estar en compañía de su madre, Lupita Cornejo, quien siempre lo ha apoyado incondicionalmente y con quien comparte el afecto por las artes.

CREADO EN 1973, EL PRIX DE LAUSANNE ES UN CONCURSO INTERNACIONAL DE BALLET PARA JÓVENES BAILARINES DE 15 A 18 AÑOS. SU OBJETIVO ES DESCUBRIR, PROMOVER Y APOYAR A LOS MEJORES TALENTOS DEL MUNDO

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