Forbes Por Luis Eduardo Velázquez La mayoría absoluta que han consolidado Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión tiene inquietos a los empresarios, quienes temen que esta aplanadora apruebe iniciativas de alto impacto contrarias a sus intereses, y que ellos no puedan recurrir al cabildeo habitual para influir en las agendas legislativa y del gobierno federal. La incertidumbre se extiende a los cabilderos profesionales, un gremio surgido hace 20 años, cuando el PRI perdió ante la oposición la Gran Comisión en el Congreso de la Unión. Lo que más desea ese gremio, en este momento, es ser parte de la discusión de la miscelánea fiscal y el paquete económico para 2019, entre otros muchos temas que interesan a la iniciativa privada. “En la nueva composición del Congreso hay un número importante [de legisladores] que probablemente ve con estigma, duda y sospecha la participación privada, [dado que] muchos de ellos fueron educados en la creencia de que el Estado y el gobierno deben garantizar el crecimiento y el empleo, y de que la iniciativa privada busca un fin egoísta, explotador”, señala Luis Carlos Ugalde, presidente de Integralia. “Hay una caricatura empresarial en muchos segmentos de la izquierda mexicana y, ahora que son una hípermayoría, esos estigmas pueden prevalecer”. El panorama es más incierto que nunca debido a que la mayoría aplastante de Morena cambió por completo el escenario para los grupos de interés que están fuera de los partidos y que solían cabildear con el gobierno federal, sus legisladores y los de la oposición con más peso en el Congreso, para allanar el camino a los negocios de sus representados, empezando por la Ley de Ingresos. Pero hoy Morena y sus aliados del Partido del Trabajo (PT) y el extinto Partido Encuentro Social (PES) suman 308 curules en la Cámara de Diputados, y 69 en el Senado, además de que controlan 19 de los 32 congresos estatales. Para hacer reformas legales profundas a la Constitución Mexicana, Morena necesita sólo a 17 de esos congresos locales. Desde el inicio de la legislatura se abrió la posibilidad de endurecer la regulación para los cabilderos (cuya actividad se considera privada, pero de interés público) a través de la instauración de un parlamento abierto. Alfonso Romo, ¿un puente que da tranquilidad? Dos de los principales liderazgos de Morena en el Congreso aseguran a Forbes México que los empresarios no tienen de qué preocuparse; y los cabilderos, menos, ya que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador y Morena tienen al empresario Alfonso Romo, futuro jefe de Oficina de la Presidencia, como puente de diálogo con las cámaras empresariales. “Creo que [los empresarios] se preocupan en exceso. Me han invitado a reuniones con las cámaras empresariales y nunca me han dicho cuál es el agravio; simplemente, están nerviosos”, afirma Porfirio Muñoz Ledo, diputado federal de Morena y presidente de la Mesa Directiva. No hay ningún ánimo persecutor contra la iniciativa privada. La relación es buena. Pero el nuevo gobierno no será pro empresarial, aclara el legislador. La relación es y será abierta y constante con la cúpula empresarial, promete Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado, aunque reconoce que se avecina una “sacudida”, con la creación de un marco jurídico que no deje espacio alguno para la corrupción. La buena relación con los empresarios se mantendrá, pero no será incondicional, advierte Monreal. “[Será buena] en lo que ayude a construir la estabilidad económica, crecimiento económico, generación de empleo; en todo estaremos de acuerdo”, señala. “Habrá nuevas políticas públicas y un sacudimiento a las viejas estructuras que han fomentado la corrupción, el tráfico de influencias, el favoritismo, el compadrazgo en la asignación de contratos de proveeduría y obra pública, [además de] un nuevo andamiaje jurídico y normativo más cuidadoso”. Te puede interesar: Morena ‘enfría’ iniciativa para reducir comisiones bancarias

Cómo regular el cabildeo

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala cinco elementos para una sólida regulación de cabildeo:
  1. Definición de cabilderos y actividades de cabildeo. La regulación debe ser clara y sin ambigüedades.
  2. La legislación debe proveer información pertinente sobre aspectos clave de los cabilderos y el cabildeo, tales como sus objetivos, beneficiarios, recursos presupuestarios y destinatarios.
  3. Se deben establecer reglas y guías estándar de comportamiento esperado; por ejemplo, evitar el mal uso de información confidencial, conflictos de interés, y prevenir prácticas no éticas entre legisladores y grupos del sector privado.
  4. Se requieren procedimientos de seguridad contra corrupción mediante estrategias y mecanismos coherentes, incluyendo su aplicación y monitoreo.
  5. Se debe promover una cultura de integridad y transparencia en la práctica diaria a través de un adecuado marco normativo.
Pero eso no producirá fricciones con la iniciativa privada, asegura Monreal. Los empresarios están de acuerdo en que haya honestidad, transparencia y rendición de cuentas, agrega; y en los encuentros organizados por Alfonso Romo, argumenta, las cámaras empresariales han estado muy dispuestas al diálogo. Pero lo que perciben cabilderos y legisladores de oposición es otra cosa: que están frente a un panorama incierto. Siempre hay una preocupación cuando un partido tiene la posibilidad de irse por sí solo a modificar el marco jurídico y de que lo haga sin consultar y atender las formalidades que pone el Congreso, señala Fernando Lerdo de Tejada, presidente de Estrategia Total, uno de los despachos más antiguos de cabildeo en México. “Cada administración tiene sus características y formas propias de matar las pulgas, como decía don Daniel Cosío Villegas, la forma personal de cómo gobernar… y nos adaptaremos a las mismas”, señala. La buena relación no es incondicional. “Si lo que quieren son ganancias ilimitadas, pues sí, que se preocupen. Si su intención es contribuir honestamente a favor del país, tienen la puerta abierta”, dice Muñoz Ledo. La otra manera de influir en la agenda pública tampoco es convincente. “[Dado que] Morena puede aprobar todo únicamente con sus aliados, hay más estímulos para cabildear directamente con el gobierno que con la oposición, y eso puede ser muy malo para el país y para la industria”, explica el panista Federico Döring, quien desde 2000 ha sido diputado federal y local, y senador. Transparentar el cabildeo Los cabilderos se han posicionado con fuerza en el Congreso de la Unión desde hace 20 años: se les llegó a señalar como una fuerza invisible, pero ya han salido a escena. Su papel es hacer que los grupos de interés o de presión pongan sus puntos de vista en conocimiento de los tomadores de decisiones o de los diseñadores de políticas públicas, con la intención de influir en sus resoluciones, indica el doctor en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Alejandro Navarro Arredondo. Pero la debilidad de los mecanismos de rendición de cuentas y la falta de transparencia y de regulación de las actividades de cabildeo en México pueden ser factores detonantes del aumento de casos de conflicto de interés y tráfico de influencias, agrega Navarro en el texto “Regulación de los procesos de cabildeo en México: un análisis comparado”, publicada por el Instituto Belisario Domínguez del Senado. No son peligros teóricos. En 2005, el panista Miguel Ángel Toscano detonó un escándalo al denunciar que un grupo de legisladores federales viajó a varios países de Europa, con gastos pagados, a invitación de las tabacaleras British American Tobacco y de Philip Morris, para disfrutar de las carreras de Fórmula 1. El objetivo del viaje era evitar que los legisladores aprobaran un impuesto a los cigarros el año siguiente. Al hacerse esto público, en la Cámara de Diputados se intentó regular a los cabilderos, pero fue hasta 2010 cuando se incorporaron dos normas en los reglamentos de la Cámara de Diputados y de la de Senadores. Los priistas siempre se opusieron a la regulación, asegura Döring, uno de los impulsores de la misma. Ahora que el PRI está desdibujado en las dos cámaras, el panista dice que es tiempo de regresar al tema, pues el ciudadano debe saber qué diputado o senador se sentó con qué cabildero para que después se pueda monitorear el voto del legislador. “Si un diputado dice que va por un impuesto y después cambia de opinión, se sabrá que influyó un cabildero”, ejemplifica. De ese modo, los cabilderos tendrían el derecho de que sus posiciones se consideraran en el debate desde las comisiones, antes de llegar al pleno y a su votación.

Morena tienen al empresario Alfonso Romo, futuro jefe de Oficina de la Presidencia, como puente de diálogo con las cámaras empresariales. Foto: Fernando Luna Arce.

En la legislatura pasada no se tocó el tema, pero ahora hay una coyuntura que permite hacer una regulación real, considera Jorge Triana, ex presidente de la Comisión de Normatividad y Prácticas Parlamentarias de la Cámara de Diputados. “Lo que hay es un archivo de despachos, pero eso es como un llamado a misa”, afirma. Más que una legislación, lo que se va a buscar es institucionalizar el cabildeo, dice Muñoz Ledo. En un parlamento abierto, agrega, la aspiración es que los cabilderos fijen sus posiciones de cara a la ciudadanía. “Parlamento abierto es, por su nombre, la cancelación de relaciones clandestinas, la compra de diputados; eso lo vamos a combatir”. En la regulación deben existir más obligaciones y derechos, dice Carlos Camacho, de la Asociación Nacional de Profesionales del Cabildeo y Asuntos Públicos A.C. (Procab): “Incluir espacios de reconocimiento y transparencia para sumarnos a la ley en el Sistema Anticorrupción”. La propuesta de ley que regula el cabildeo, presentada por Monreal en el Senado, empieza por definir, por primera vez, las figuras de cabildeo y cabildero, y establece el requisito, ya existente, de llevar un padrón con los datos personales de los cabilderos acreditados para realizar esta actividad y de sus jefes. Establece, para legisladores, servidores públicos y cabilderos, la obligación de entregar trimestralmente un informe de las actividades de cabildeo y obliga la integración de un archivo de cabildeo que contenga los documentos relacionados con iniciativas, minutas, proyectos, decretos y cualquier acto o resolución emitida por las Cámaras. También impone sanciones para quienes reciban dádivas de los cabilderos. Aunque ya existe una regulación, es posible endurecerla, opina Pablo Gómez, diputado federal de Morena, quien ya también había propuesto regular el cabildeo. La regulación del cabildeo es importante y necesaria, acepta Lerdo de Tejada, de Estrategia Total. Y, además, señala que se debe asegurar que las empresas que prestan servicios a terceras personas estén legalmente constituidas y cumplan con las normas administrativas y fiscales. Relación incierta El 20 de septiembre pasado, el pleno del Senado ratificó el Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativo a las libertades sindicales, después de casi 70 años de que el Convenio fue adoptado en Ginebra, Suiza, y después de tres años de permanecer en la congeladora del Congreso mexicano. Políticos de oposición y líderes empresariales criticaron la aprobación del Convenio al señalar que se hizo sin discusión en comisiones ni la consulta de los sectores empresariales. El acuerdo protege el derecho de todo trabajar de afiliarse libremente al sindicato de su preferencia, o a no hacerlo si no quiere, y cierra la puerta a todo tipo de intervención de las empresas en los asuntos sindicales de sus trabajadores. Te puede interesar: Cabildeo: ¿fuente de corrupción?

Cabildeo en el mundo

Diversos países tienen leyes exclusivas para regular la actividad de cabildeo.
  • Estados Unidos, Canadá y Australia tienen una legislación específica de cabildeo que cumple con los cinco puntos que señala la OCDE.
  • Francia tiene códigos para regular la actividad en cada una de las cámaras del Congreso.
  • Chile tiene un Reglamento de Cabildeo que se deriva de otra ley.
  • El caso de Alemania es específico, ya que sólo dedica un anexo en la Reglamentación de Procedimientos de la Bundestag [cámara baja].
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) advirtió que presentará una queja ante la OIT. Pero más allá de la suerte que le depare a esta inconformidad, quedó claro que los legisladores de Morena pueden avanzar solos en temas de su interés y del presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Hay una percepción de que las decisiones se pueden centralizar en López Obrador y su jefe de Oficina de la Presidencia, pero puede no faltar quien quiera, por ejemplo, gravar la extracción minera o la compra-venta de acciones en la bolsa de valores, señala Döring. “Cuando no les alcance el dinero, puede haber ocurrencias, y ésas no sé si Romo pueda desactivarlas, porque son acciones que hacen [los legisladores] para quedar bien con sus votantes y les importa poco lo que diga el gobierno”, agrega. Porfirio Muñoz Ledo descarta que el presidente caiga en la tentación de imponerse en el Congreso. “López Obrador es el más respetuoso del Poder Legislativo” afirma. “Ha dicho que no habrá poderes sobre poderes y yo estoy trabajando con absoluta independencia; jamás me ha hablado por teléfono el presidente electo”. Ugalde anticipa que López Obrador sí tendrá injerencia en los temas que sean de su interés, como la creación de una Secretaría de Seguridad Pública o el nombramiento del titular de la Fiscalía General de la República. “Tenemos un Congreso muy ‘activista’. En un mes se ha presentado gran número de iniciativas, muchos puntos de acuerdo; pero queda claro que, a pesar de ello, las propuestas principales que se aprobarán serán las avaladas por Andrés Manuel López Obrador y ahí es donde muchos cabilderos pueden decidir que es más relevante ir con el equipo de transición o con el nuevo gobierno, como ocurría antes de 1997 en México”, dice el expresidente del Instituto Federal Electoral (IFE, actualmente INE). Coincide en que Morena es un ente con muchas cabezas, con corrientes que serán disciplinadas con lo que pida López Obrador, pero divergentes y hasta confrontadas en otros asuntos, por la procedencia de movimientos sociales radicales de muchos de sus diputados. Esa diversidad es una oportunidad para los cabilderos profesionales, augura Carlos Camacho, presidente de Procab. Ese gremio probó su eficacia cuando, en el sexenio actual, se dio el debate para la llamada Ley 3 de 3, aprobada por los senadores en abril de 2016. En esa discusión de aquella ocasión, se planteó que los empresarios hicieran públicos sus bienes y se puso en alerta a varios despachos de cabildeo. Su intervención hizo que el gobierno de Enrique Peña Nieto enviara al Congreso modificaciones para suprimir algunas secciones del nuevo modelo anticorrupción e incluso se abrió un periodo extraordinario para atender las observaciones presidenciales.

 

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