El 11 de marzo de 2020 moderaba el Rankia Markets Experience en la Ciudad de México. En el salón del hotel había cerca de 400 personas. Mi teléfono empezó vibrar sin parar, recibía una notificación tras otra y eso me causó extrañeza. Decidí dejar de prestar atención al evento para ver qué estaba ocurriendo: La OMS había declarado al Covid-19 como una pandemia global.

Subí al estrado y tuve el infortunio de comunicar la noticia. 31 meses después -y justo en la misma semana en la que se realizó la Rankia Markets Experience 2022- acabo de leer la noticia de que en México se ha eliminado el uso del cubrebocas en espacios cerrados. Al parecer, la vida ha triunfado.

Los días, meses y años que hemos vivido sumergidos en la incertidumbre de la enfermedad y de las pesadumbres económicas parece que están llegando a su fin. Si bien es cierto que la resaca de lo acontecido ha dejado una estela de inflación y crecimiento a cuentagotas en las economías del mundo, la claridad cada vez está más cerca del túnel. 

¿Te perdiste la columna de septiembre de Edgar Arenas?, léela aquí: ¡No procrastines y empieza a invertir!

Estoy convencido de que la ciclicidad de la economía es un reflejo fiel de la vida que está llena de episodios malos y buenos, de lágrimas y risas, de soledad y compañía, de enfermedad y salud, de carencias y de bonanza.

“Don Edgar. ¿Qué vamos a hacer si la enfermedad es intratable?, ¿qué va a ocurrir con mi inversión?”.

Encerrado en las paredes del home office recibí este mensaje y muchísimos otros similares para los que respondía con algunos audios que elaboraba con una mano sobre el corazón y otra en la barbilla. 

Aprendí algo que no me enseñaron en la escuela ni en el curso de certificación ante la AMIB. La labor del asesor de inversiones es ayudar a transitar por los momentos más difíciles a las personas que nos depositaron el fruto de su esfuerzo: su patrimonio.

A lo largo de 22 años de vida profesional vinculada al mercado de valores, había visto depreciaciones cambiarias, burbujas financieras reventar, acciones despeñarse al suelo de la gráfica y economías tocar el sótano, pero nada como lo que pasó en los meses de abril, mayo y junio de 2020 me preparó para conocer el lado más humano de la economía. Tuve la fortuna de conocer a las personas que estaban detrás de los inversionistas.

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Aún guardo muchos de los audios que grabé para mis inversores en esos días y que compartía con una seguridad forzada tratando de no titubear. Varios de ustedes que leen estas líneas, queridos inversionistas, ahora saben que en esos momentos mi cabeza también fue un torbellino de dudas e incertidumbre. 

Cuando recibí la invitación para escribir esta columna mensual en Forbes  México y tuve que elegir un nombre para la misma, pensé en la reflexión que hice en esos días difíciles. Me volví el confidente de muchos de ustedes.  

El conocimiento sobre mercados financieros es una gran herramienta, sin embargo, mi convicción es que la virtud más importante del gestor patrimonial es saber escuchar para poder interpretar y transmitir. El inversionista es más que un cliente, es más que un portafolio de inversión, es una persona en constante búsqueda de quien lo ayude a cuidar lo más preciado que tiene junto con su salud y su familia, busca a alguien que cuide su patrimonio. Cuando decimos “salud, dinero y amor”, no estamos dejando nada al margen. En esas tres palabras está todo lo que importa.

En aquellos días nublados en los que inició la pandemia tuve las llamadas telefónicas más largas de mi vida, ustedes me compartieron sus sueños, me confesaron sus miedos, aprendí a través de esas largas horas de encierro cuál era el nombre de su perro, a qué hora empezaban el desayuno y de qué sabor es el té que más les gusta tomar por las mañanas. A través de innumerables videoconferencias vi a sus hijos correr disfrazados con su pijama de superhéroe, me presentaron por videollamada a su esposa y me explicaron que, si algo malo llegaba a pasar, a ella era a quien yo tendría que entregar el cheque por defunción.

Pero no hay mal que dure 100 años. En la reciente Rankia Markets Experience que volví a moderar, arranqué el evento con una frase que me guardé entre los dientes por casi tres años:

“¡Lo logramos!”

Querido inversionista, gracias por las horas dedicadas a la lectura de mis dos libros publicados, de innumerables horas de webinarios, talleres y conferencias impartidos, de un diplomado que impartí los sábados desde las 8 de la mañana hasta las 2 de la tarde a través de la maravillosa plataforma multimedia que la UNAM nos ofrece, de múltiples capítulos de un podcast que nació para formar más y mejores inversores. 

Gracias por haber leído esta columna mes tras mes.  De esa forma, me has permitido ser tu confidente de inversiones y -mientras la vida y Forbes México nos lo permitan- aquí estaré cada 30 días para desearte que tengas felices inversiones.

Edgar.

Edgar Arenas Sánchez es economista, gerente comercial en una casa de bolsa en México, profesor de economía bursátil en la UNAM, blogger de Rankia México y autor del libro “Invirtiendo y entendiendo”, reconocido por la Universidad Anáhuac, universidad de Cantabria y Santander Financial Institute como mejor asesor de inversiones en 2020 y 2021.

Twitter: @garoarenas

LinkedIn: Edgar Arenas

Email: [email protected]

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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