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Más o menos esta es la historia: Son los primeros meses de 2015, y en la vida de Nick Cave transcurre todo sin demasiados sobresaltos. Está metido en el estudio con su ya legendaria banda, los Bad Seeds, grabando lo que será su decimosexto álbum. De pronto, sin embargo, un accidente alterará el orden de las cosas; de hecho, alterará la vida de la familia Cave. Desorientado tras probar un par de pastillas de LSD, Arthur, uno de los gemelos del músico, caerá a un acantilado en Brighton, donde residen. El chaval tenía 15 años en el momento de su muerte. A riesgo de parecer insensible, evitemos malentendidos: el bello nuevo disco de Nick Cave no está inspirado ni lo ha motivado el fallecimiento de su hijo. Él mismo lo ha señalado en One more time with feeling, un documental en blanco y negro de Andrew Dominik que le ha servido a Cave para tratar de exorcizar ese (doloroso) drama familiar y, además, como apoyo para evitar a la prensa y para tratar de explicar este nuevo disco llamado Skeleton Tree. ¿Y qué es este nuevo disco? Simple: es una obra maestra. (O casi.) Es un álbum hermoso, visceral y, como era previsible, emocionalmente devastador. Eso sí: algunos plumillas musicales y algunos iniciados en su obra han querido ver en este álbum un signo de premonición, tanto por ciertos temas como por ciertas líneas poéticas. (En ‘Jesus alone’, por ejemplo, Cave susurra: “Caíste del cielo/ chocaste contra la tierra en un campo/ cerca del río Adur”.) Lo siento: descartemos la naturaleza profética de las letras: Nick Cave ha estado cantando sobre la expiración durante décadas. De hecho, en este álbum convergen sus temas habituales: las dimensiones del dolor, la desolación de la existencia, el aislamiento y la desilusión, las dudas religiosas, la muerte. Por cierto: si le hacemos caso al propio Cave, sorprende el tono lúgubre que ya iba adquiriendo desde un comienzo el álbum, y que, al final, ha reforzado Warren Ellis —su viejo amigo ha fungido como productor de este trabajo. ¿El resultado? Es un registro honesto, intenso, de una crudeza inusual, en donde la vulnerabilidad se filtra por sus ocho canciones agónicas, y en donde la voz de Cave por momento es desgarradora, un susurro de dolor. En ‘I need you’, por ejemplo, literalmente uno debe arrodillarse. Es poderosa. Un último detalle: aunque no todo el disco es devastación y oscuridad —existe también la belleza, la empatía, el amor—, al final es una lucha para no ser abrumado y oprimido por la tristeza. Skeleton Tree ha sido editado por Bad Seed Ltd.; aquí puede escuchar: ‘Jesus alone’ y ‘I need you’ .§§
El legendario Van Morrison está de vuelta. Después de cuatro años sin temas nuevos, ha puesto en circulación el álbum Keep Me Singing. Es un retorno a las canciones diáfanas, luminosas, de uno de los músicos más importantes e influyentes de la historia de la música popular… Y mejor dejarlo claro: el nuevo disco se suma a las diversas reediciones que poco a poco ha ido publicando de su frondoso archivo sonoro. Veamos. A principios de junio, Van Morrison puso en circulación It’s Too Late To Stop Now… «Vol. II, III, IV & DVD», un box set que, se puede decir, le hará compañía al legendario álbum doble It’s Too Late to Stop Now de 1974 —considerado uno de los mejores discos en vivo de la música popular de todos los tiempos. Estas grabaciones datan de sus conciertos en el Santa Monica Civic Auditorium, el Troubadour de Los Ángeles, además del Rainbow en Londres, en su gira con la Caledonia Soul Orchestra. Para ser (aún) más claro: casi de manera unánime, esta gira fue y ha sido calificada como una de las más importantes en la trayectoria de Van Morrison. (Él mismo, de hecho, así ya lo ha reconocido.) No conforme con este rico material, Van Morrison ha publicado Keep Me Singing. El disco, el número 36 de su trayectoria, está integrado por 12 temas originales —uno de los cuales, ‘Every time I see a river’, fue una colaboración con el famoso Don Black—, además de un cover de ‘Share your love with me’, ese viejo blues que popularizaran Aretha Franklin y Kenny Rogers. Algo queda claro: desde su anterior disco, Morrison parece que planea en piloto automático; lo cual, en él, no es necesariamente malo. Verán: hasta la más elemental de sus composiciones brilla: derrocha finura, y elegancia, y exquisitez. Además, conoce bien de tempos y géneros. En Keep Me Singing es evidente, ya que las canciones tienen envoltorios diversos: lo mismo coquetea con el blues, el jazz, el soul celta, el R&B. Líricamente, Van sí da un giro completo. Al contrario de su anterior disco Born To Sing: No Plan B —en el que hace un alegato contra el sistema capitalista, el materialismo, las elites dominantes, las escalas sociales, la propaganda y los programas basura de televisión—, en el nuevo álbum vuelve a centrarse en temas capitales de su obra clásica: viaja a su infancia, le dedica reflexiones al amor, al paso del tiempo, y recurre a la espiritualidad de siempre. Todo ello, entre solos de piano, trompeta, saxo, armónica, coros excelso… Ah, un detalle más: la voz de Van Morrison, su hermosa y poderosa voz, sigue intacta a sus 71 años. Editado por Caroline Records, aquí puede escuchar ‘Too late’ Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @Pepedavid13 Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.