Graciela proviene de una familia conservadora en la que el objetivo de las mujeres debía ser dedicarse al hogar. Se casó, tuvo tres hijos y logró estudiar cine en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM: “Hice una peliculita que ahora estoy terminando, porque rescaté material”, dice en entrevista para Forbes México. Conoció a Manuel Álvarez Bravo, ‘uno de los fundadores de la fotografía moderna mundial y el mayor representante de la fotografía latinoamericana del siglo XX’, de acuerdo con la UNESCO. Iturbide fue su alumna y después su ayudante. “Aprendí de él no sólo de foto, aprendí de la vida; aprendí a ser yo; a liberarme de todos los prejuicios que tenía; a tratar de hacer fotografía, de conocer a mi país”. Álvarez Bravo le recomendó adentrarse en la lectura –Graciela siempre quiso ser escritora–, y conocer de su país.

“Yo no fotografío la pobreza; trato de fotografiar al ser humano en su dignidad. Admiro mucho a los fotoperiodistas. No es mi estilo. Mi estilo es irme a los pueblos, vivir con ellos, fotografiar sus fiestas, sus rituales, y en la vida cotidiana. Esa ha sido mi carrera”.

Graciela ha fotografiado al pueblo Seri, un grupo de pescadores en Sonora, en varias ocasiones y a los habitantes del pueblo de Juchitán en Oaxaca, entre otros. También las fiestas de Chalma, en el Estado de México. En 1978 fue comisionada por el Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista (INI) para documentar la población indígena de México. Ha fotografiado en varias regiones de Latinoamérica. También en Cuba, Alemania, Hungría, Panamá, India y Madagascar, entre otros. “No tomaba fotos cuando no querían. No uso telefoto, no uso tripié, no uso flash. Todo es en la conversación y en la complicidad”.   

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Graciela Iturbide, fotógrafa. 14 de noviembre 2022. Foto: Oswaldo Ramírez


Graciela comenta que durante sus viajes ha entendido la marginación hacia los pueblos originarios. También conoció sus costumbres, sus rituales y la manera de vivir; además de las raíces de los pueblos. “Yo trabajé mucho tiempo con el general Torrijos (Omar Torrijos fue dirigente de Panamá) […] Me invitó a hacer algunos proyectos con los indígenas, que era lo que a mí me interesaba en ese momento […] A mí no me gusta la gente de poder en general, pero él era muy sencillo, consultaba a los campesinos de cómo vivían en el país; hacía modificaciones de acuerdo con lo que la gente decía, y me consta, porque lo viví”.

El artista plástico, originario de Oaxaca, Francisco Toledo, en 1979, la invitó a Juchitán a fotografiar escenas del pueblo. A raíz de esto, la fotógrafa llevó a cabo una exposición, por solicitud del artista, en la casa de cultura de Juchitán: “La gente fue a verse […] Regalé algunas fotos […] las ponían en sus altares”. De estas series fotográficas se publicó el libro, en 1989, ‘Juchitán de las Mujeres’.

Ha expuesto de manera individual en el Centre Pompidou, en el San Francisco Museum of Modern Art, en el Philadelphia Museum of Art, en el Paul Getty Museum, en la Fundación MAPFRE (Madrid) y en el Photography Museum Winterthur, entre otras decenas de lugares.

“Mi estilo soy yo, es mi lenguaje, es lo que sale de todo lo que he aprendido en la vida […] Yo voy y fotografío, y es Graciela Iturbide, que sale su espíritu, sale su alma bien o mal en el trabajo que yo hago. Se proyecta mi personalidad, y lo que yo he hecho en la vida, y la complicidad que tengo con la gente”.

Graciela Iturbide, actualmente, está recopilando una serie de imágenes de ‘Las Piedras’. Imágenes de Japón y Machupichu, entre otras: “Sin querer fui haciendo una serie de piedras”. Además, continuará viajando a Lanzarote (una isla en España) para fotografiar los volcanes: “Como para entender de dónde venimos, para entender la evolución del hombre, y me encanta estar en los volcanes”. Algunos reconocimientos: Premio Trayectoria Artística (2013). Chobi Mela VII International Festival of Photography, Dakha Bangladesh, Premio PhotoEspaña Baume & Mercier (2010), Premio Nacional de las Artes, CDMX (2009), entre otras decenas más.

 

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