Después de muchos años de impulsar y, en algunos casos, empujar rocas por las colinas para que la industria automotriz comenzara a apostar por el hidrógeno como una opción viable que pudiera reemplazar las baterías eléctricas, parece que las cosas ya están avanzando hacia el uso de este combustible. 

“La conciencia de los beneficios del hidrógeno está saliendo realmente a la luz. Ya se reconoce que en verdad es un combustible renovable y flexible que puede fabricarse a partir de una amplia variedad de fuentes, que puede hacerse a partir de energía eólica, solar e incluso nuclear. El hecho de que el hidrógeno también pueda crearse y almacenarse forma parte de la resiliencia energética”, dijo Rob Del Core, director general de Symbio en Norteamérica, durante el Día del Hidrógeno, organizado por Forvia en Detroit, Michigan. 

Esta resiliencia, agrega Del Core, también tiene que ver con que el hidrógeno es el “único combustible que se puede acoplar tanto al sector del transporte como al de energía […] Puede descarbonizar ambos sectores y también ayudar a estabilizar y proporcionar resiliencia. Es decir, el hidrógeno se puede fabricar en verano, se puede almacenar y utilizar siempre que se presente la necesidad, ya sea para una flota o para [aportar] energía adicional o alguna demanda futura que puede no haber sido prevista”, agrega el experto. 

En el sector automovilístico, actualmente son los vehículos pesados los que están viendo los beneficios de esta transición al hidrógeno. Una de las principales razones es que el espacio no es un problema en estos vehículos y tienen capacidad para almacenar cilindros de este combustible. “[El hidrógeno] ya ha empezado a mover camiones y personas en el transporte. Esto está creando una cantidad significativa de demanda de hidrógeno, lo que da a los desarrolladores de plantas de hidrógeno y a las operaciones la confianza de que habrá precios competitivos”, dijo Tarek Abdel-Baset, ingeniero en jefe de Sistemas de Almacenamiento de Hidrógeno en FORVIA. 

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A principios de 2020, se registraron alrededor de 16,000 vehículos de batería eléctricos de combustible (FCEV) en todo el mundo. Las proyecciones indican una tasa de crecimiento anual compuesto de alrededor del 95.4% entre 2020 y 2030, con lo que el parque mundial de FCEV alcanzará aproximadamente 13 millones de unidades en 2030. Se prevé que Asia sea el mayor mercado para este tipo de combustible alternativo, revelan datos de Statista. 

Para Jordan Choby, vicepresidente de Controles y Calibración del Sistema de Transmisión de Toyota en Norteamérica, ver de cerca esta transición, de la mano del fabricante japonés, le ha dejado varias enseñanzas, entre ellas el potencial del hidrógeno más allá del transporte de mercancías y el tema comercial. 

“Tenemos una estación de hidrógeno en nuestro campus de California. Tenemos unos 12 camiones de clase A en la carretera. Sin embargo, tampoco vemos este tipo de camiones como el único caso de uso de este combustible”. 

Y, aunque las perspectivas parecen buenas a futuro, Reuben Sarkar, presidente y director general del Centro Americano para la Movilidad, se muestra cauto en sus estimaciones y afirma que la concesión de permisos y el desarrollo de infraestructuras, claves para la adopción de energías alternativas, son aspectos en los que todavía hay que trabajar para que todo siga su curso. “Hay más trabajo por hacer. Pero creo que todos los elementos se están uniendo y los beneficios están aquí. Ahora tenemos una economía que puede soportar el hidrógeno comercialmente a gran escala y puede traer una gran cantidad de inversión y descarbonización de diferentes industrias”, explica Sarkar. 

“Lo primero que tenemos que hacer es generar demanda. ¿Cómo? Educando a los usuarios finales sobre los beneficios del hidrógeno. Además, necesitas una infraestructura mínima crítica para que puedan entenderlo a través de la demostración. Creo que, si se juntan esas dos cosas, ahí es donde se puede empezar y, eventualmente, tiene que ser la demanda la que tire de todo a largo plazo”, agrega Sarkar. 

Actualmente, China tiene el mayor número de estaciones de servicio de hidrógeno de todos los países del mundo. En abril de 2022, había 250 estaciones de servicio de hidrógeno operando en el país, seguido de Japón, con 161 estaciones de este tipo. De acuerdo con un reporte de Statista, la posición de Japón como principal proveedor de combustible de hidrógeno para los vehículos no resulta sorprendente, pues los fabricantes de automóviles japoneses Toyota y Honda se encuentran entre los pocos que venden coches de hidrógeno al público. Actualmente, aunque todavía se está perfeccionando, la tecnología que hace posible la utilización del hidrógeno ya es una realidad. Ahora corresponde a todo el ecosistema, incluidos los sectores público y privado, crear las condiciones adecuadas para impulsar su demanda mediante precios más competitivos e incluso incentivos para que cada vez haya más vehículos de este tipo en las carreteras y ver cómo, poco a poco, el dominio de los vehículos de batería eléctrica permita más competidores.

 

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