Si bien, el planeta y todo lo que hay en él ha empezado a vivir una nueva era desde hace un lustro, 2018 será, sin duda, el año en el que la mayoría de los humanos acabará por percatarse de esta realidad, ante los cambios radicales que se verán, particularmente en los sistemas financieros del mundo. Mientras todas las fichas del tablero se reacomodan, unas abiertamente hacia un nuevo orden y otras que se resisten, algo que aún luce lejano debido a que se prevé que se sigan observando rupturas en diferentes partes del mundo, el Brexit se presenta como el parteaguas que comenzó a cambiar las reglas del juego en junio de 2016. Después vino Trump y llegó la presión hacia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés), otro evento que apunta a seguir, sin duda, este camino que tuvo su punto de arranque en el Reino Unido (RU). Ciertamente, estos cambios radicales respecto a lo que se venía observando en las últimas décadas generan miedo, pero es más el desconocimiento de la población que lo que representan en realidad. Y es que esta serie de hechos también representa una oportunidad que se debe aprovechar. Todo escenario es una moneda de dos caras y, por extrañas razones, la gente parece atraída a enfocarse en la cara negativa más que en la positiva y, por aferrarse a lo que pierden, se olvidan de mirar lo que pudieran ganar. Algo es muy claro: estos movimientos políticos y económicos son inevitables, pese a la simulación democrática que “un referéndum” pretenda mostrar, como sucedió con la salida del Reino Unido de la Unión Europea; será mejor no tratar de retener lo imposible. ¿Qué pasó, entonces, con el Brexit? Tuve la oportunidad de indagar en RU sobre este tema, junto a mi socio Robert James Drummond, quien cuenta con experiencia conduciendo inversiones rusas y chinas en Inglaterra, y nos dimos cuenta de que la razón por la cual se acabó apoyando esta medida fue por la molestia que generó la poca transparencia que hubo, por parte de la Unión Europea, con el capital que recibió del Reino Unido. Ante este escenario irrevocable, es importante entender que también el Brexit trae consigo una gran oportunidad para los inversionistas que están en el Reino Unido: pueden ir ahora a comerse el mundo. Sobre todo, si nos damos cuenta de que el gigante al que hubieran acudido en otras circunstancias, Estados Unidos, ya no es opción, debido a la incertidumbre que genera Donald Trump. Y aquí es donde Latinoamérica entra al juego, ya que se presenta como un territorio nuevo, capaz de generar capital, aun cuando los inversionistas puedan sentir temor por la preocupación que, es un hecho, les generará el salir de la zona en la que tradicionalmente se encontraban invirtiendo. En esta situación, es importante agradecer al Brexit por permitir el establecimiento de un mayor contacto entre inversores de esta región del mundo con la zona de América Latina, en la cual, por ejemplo, los inversionistas extranjeros en el sector inmobiliario poseen la ventaja de no pagar impuestos sobre las ganancias en la compra-venta de inmuebles. Asimismo, están presentes en esta región varias modalidades legales que favorecen la inversión y que protegen al capital contra medidas tributarias excesivas. De esta manera, la unión entre el Reino Unido y Latam apunta a tener la capacidad de desarrollar industria y crecimiento, además del surgimiento de nuevos mercados de consumo. Hoy, tras muchos años como banquero y encargado de los patrimonios de algunos de los individuos que conforman, precisamente, las listas de millonarios de Forbes, tengo la absoluta certeza de que es el momento adecuado para hacer mucho dinero, si se aprovechan adecuadamente las oportunidades que estos “acomodos” están dejando al mundo. Es importante recordar que Latinoamérica es terreno de empresarios exitosos, como los Sarmiento de Colombia, los Cisneros de Venezuela, los Fanjul de República Dominicana y los Santo Domingo de Colombia. En México, algunos casos destacados en materia empresarial son Eugenio López Alonso, Federico Sada Melo y Yolanda Santos de Hoyos, quienes han salido de su zona de comodidad para crecer. Inversionistas: Es momento, entonces, de salir y romper paradigmas, atreviéndonos a jugar en otras ligas, tal y como ya lo están haciendo países como Rusia o China. Es momento de seguir su ejemplo y hacer de este 2018 un año de buena suerte. *Responsable de búsqueda y lobbing para inversiones especiales, actualmente es Director Ejecutivo de Mezzaloan Ltd.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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