- Sólo deberían de llegar a ser políticos aquellos que ya son ricos económicamente, lo cual no sucede, puesto que llegan a ser políticos tanto personas humildes, como clasemedieros y ricos.
- Todo aquel que llegue a la política sin ser rico, tendría que buscar serlo para no ser un “pobre político”. Esto sí se aplica en gran medida, dado que muchos políticos que llegan sin tener aún una posición económica elevada, se enriquecen bajo el beneficio de sus nuevas posiciones. Sus sueldos no los enriquecen, sino los negocios y corruptelas que arman como funcionarios.
- Aquel que se mantenga pobre en la posición política ha de sentirse, entonces, un “pobre político”. Esto no tiene por qué ser así, puesto que la riqueza no debería ser la fuente de bienestar de un individuo, ni otorgarle las capacidades de operación necesarias para hacer política.
De pobres políticos y de políticos pobres
Se requiere, en gran medida, una ideología limpia de contaminaciones que promueva nuevas formas de hacer política.
Por Ricardo Perret
Las personas vivimos en una cultura que nos programa desde niños y adolescentes a través de momentos icónicos, rituales, lecciones y frases contundentes que nos dicen las autoridades o líderes de opinión. Hay programaciones positivas y otras negativas.
Por ejemplo, hay una frase que condena a todo un país: “Un político pobre es un pobre político”. La cita, atribuida a Carlos Hank González, ex-jefe del Departamento del Distrito Federal (1976-1982) y ex-gobernador del Estado de México (19691975), vive en el ADN de la clase política mexicana, tristemente y para desgracia de toda una nación.
Estas palabras derivan en tres situaciones hipotéticas: